30 noviembre, 2005

HOSTIGADO

Voy paseando por la Gran Vía. Hace frío. Estamos prácticamente en navidad así que a ambos lados de la acera, manteros de todo tipo. De repente todo el mundo echa a correr y me quedo súbitamente sólo. Dos policías municipales se me acercan:

- Documentación por favor...

Busco y no la encuentro. Al salir de casa la llevaba.

- Pues mire, no la llevo encima. Un carterista, de los muchos que hay sueltos por esta calle me la ha debido de quitar. Bueno, quien dice carterista dice esas bandas de críos de menos de diez años que meten la mano en todo tipo de bolsos pero que, como no tienen edad penal, no se considera delito claro. Si se fijan los verán por todo el centro de Madrid, pero claro, ustedes prefieren interrogar a honrados ciudadanos.

- Vaya, o sea que no llevamos papeles... ¿No habrás saltado la valla en Melilla hace dos días, eh moreno?
- Oiga, mi moreno es de rayos uva, ¿por quién me ha tomado?

El poli mayor se vuelve hacia la poli joven que va con él.

- Martínez, tenemos un listillo. A ver, tú, manos contra la pared...

Comienza el registro. En uno de mis bolsillos aparecen un par de papelinas de coca.

- ¿Y esto?
- Son para consumo personal. Esta noche tengo una fiesta y ya sabe... ¿Quién no necesita un par de rayajos para aguantar la noche?
- Vale, vale, no hace falta que dé detalles. Conocemos la ley. Consumo personal.

Martínez abre una de mis bolsas. De ellas saca tres botellas de whisky, dos de ginebra y una de ron.

- ¿Y todo este alcohol? No serán para hacer botellón, no?
- ¿Qué diiiiice? A mi edad no tiene uno el cuerpo para sentarse en el suelo con los colegas durante horas una noche de invierno. Lo que pasa es que al llegar a casa después de una dura jornada de trabajo me gusta pegarme un pelotazo.
- Claro, ¿y a quien no? suelta naturalmente la poli joven. El más veterano, García, le echa una mirada fulminadora.

- Martínez, no confraternice usted con el detenido.
- ¿Detenido? ¿Estoy detenido?
- No, de momento solo retenido.
- Ah, menos mal, contesto, aunque no me gusta nada sentirme retenido...

- Bueno, ya conoce la ley, no pasa nada por llevar por la vía pública seis litros de alcohol de baja graduación, como si se las va bebiendo a morro por la calle de Alcalá... pero recuerde nada de botellón ni se le ocurra dárselo a sus hijos menores de edad.
- ¿Cree que estoy tonto? Al precio que tienen esas botellas, ya les vale con una Fanta.

Sigue el registro. De la bolsa salen un par de cartones de Marlboro

- También fuma...
- Sí, no puedo quitarme ese vicio.
- ¿Y esta caja?

Tiene en sus manos una caja de Cohíbas que me ha regalado mi hermano.

- Puros cubanos, pasados reglamentariamente por la frontera. En fechas felices siempre termino con alguno en la mano.
- Pues con esta caja es usted un tío afortunado. Tiene para 48 días felices. A mi me durarían toda la vida...
- Pues yo espero gastarlos todos estas navidades. Coja uno Martínez, le digo.
- No gracias, estoy de servicio.

A García no le hace ninguna gracia ese especie de pseudocoqueteo que he iniciado con la mujer policía.

- Agente Martínez. Venga aquí y continúe usted el registro.

Ella comienza concienzuda su labor. Al fondo de la bolsa aparece lo que he estado temiendo desde el principio...

- ¿Y esto?
- Soy lector habitual de Playboy. Me entusiasman sus artículos.
- Ya, claro. ¿Quién no ha leído alguna vez una de las espléndidas columnas de Playboy? ironiza Martínez.

García asiente con complicidad. Noto que él también lo ha consultado alguna vez las páginas de opinión de este clásico.

- Claro... y también lee las de Penthouse, dice Martínez mientras saca el extra de Navidad.
- No... pero este mes trae un espléndido reportaje sobre relojes de pulsera...

... la única prenda que lucen las modelos.

- ¿Y qué me dice de Calientes y Cachondas? ¿Y de Culos de Colegiala?

Estas dos ultimas regalan en sus números mensuales un dvd con todo tipo de contactos sexuales y la portada haría sonrojar al mismísimo Larry Flint.

- Ya... bueno. Son para un vecino que me los ha encargado porque...

- Por favor, no se explique.

Me doy cuenta de que sí, es mejor dejarlo así.

- ¿Y este perfume de marca?
- Es para mi mujer... una pasta me ha costado en la Oriental.
- Desde cuando el Kenzo femenino huele a pachuli de la china? dice Martínez.

Martínez se ha cabreado conmigo. Es mujer y si hay algo que una mujer no soporta es que un marido engañe a su esposa... con regalos falsos. Siento que ya no tengo aliada. Se levanta y me mira de arriba abajo.

- ¿Y este polo que lleva puesto de Tony Gilfiguer?

Comienzo a perder mi confianza...

- Estaban a buen precio en el Corte Inglés.

García me mira con esa mirada de Asco-pena que nos hace sentir tan mal...

- ¿No sabe que estos polos baratos son manufacturados por niños en países del tercer mundo? Es usted un desalmado. La gente como usted me da ganas de vomitar...

Bajo la mirada. Jamás me había sentido tan sucio. Me apoyo en la pared y algo cae de uno de mis bolsillos.

García esboza una sonrisa...

- Vaya, vaya... ¿pero qué es esto?

Recoge del suelo una copia pirata de mi última película.

- ¿No sabe que comprar a los manteros está prohibido?

Trato de explicarle que soy director de cine, que esa es mi película, que cuando han aparecido estaba echándole la bronca al senegalés de turno por traficar con mis derechos de autor, de robarme, de quitarle el pan a mis hijos. El subsahariano no entendía nada. Solo decía: diez euros. Los dos polis, claro, no creen una palabra.

- Ya claro, eres Almodóvar disfrazado.

Para la copia pirata del último de El último de la fila no tengo explicación.

- Sí, vale, se lo he comprado. No peor. Lo he cogido del suelo cuando se le ha caído al negrito al huir de la policía. Se lo he robado, como él se lo había robado antes a Manolo García. Por supuesto, me derroto, no pensaba pagarselo.

- Has caido en lo más bajo... No ya comprarle a los manteros sino robarle a los manteros...
- Pues la has cagado. Martínez, esposa al sujeto que nos lo llevamos a comisaría.
- ¿También cojo la bolsa?
- No, lo de la bolsa es legal, pero el material pirata... Se te va a caer el pelo, chaval.

En comisaría me hacen esas fotos tan chulas con los dos numeritos. Ya estoy fichado, como lo estuvo mi padre en tiempos de Franco. Vuelvo a casa orgulloso. Mis hijos podrán presumir de mi el día de mañana. Me han dicho que el juicio no tardará en salir. Ahora tengo que esperar la llamada del juez. Suena el teléfono de casa.

No... Era el despertador... comienza un día más. Lástima de sueño... Parecía tan real. Me doy cuenta que soy un pringao, un acomodado, un perfecto ciudadano integrado que cumple escrupulosamente con sus obligaciones. Pero esto se ha acabado. A partir de hoy seré un fuera de la ley.

Me levanto y meto en una bolsa... nada. Tendré que salir de compras a por drogas, licores, perfumes de contrabando, pornografía... y dos cedés piratas.


La noticia: La Policía Municipal hostigará y fichará a los compradores de top manta y el juez podrá citarlos a declarar.

28 noviembre, 2005

LOS REYES MAGOS Y SUS PSICOANALISTAS

Este blog no es para menores de ocho años, así que si hay alguno leyendo esta página en este preciso momento le ruego que cierre el Explorer y vuelva a la tele a seguir alienándose con dibujos animados japoneses estilo Doraimon. Bien. ¿Ya estamos sólos? Pues empecemos por aclarar algo: los Reyes Magos son los padres.

Así que, convertido desde hace unos años en Melchor, Gaspar y Baltasar, me empiezan a llegar las cartas de mis hijos. Sí, digo cartas, porque de aquí al seis de enero no dejarán de llegarme misivas con múltiples peticiones. Cambiantes, contradictorias, apasionadas, ilusas...

Ellos, que no sospechan que sus padres son espías infiltrados de los Reyes, serán manipulados convenientemente para que pidan aquello que nosotros ya hemos elegido por ellos. Que cabrones somos. Claro que así actúan nuestras televisiones con nosotros cuando llegan las consabidas elecciones. Nos venden aquello que quieren que compremos y después hasta nos parece que somos libres. Pero bueno, no nos desviemos del tema que entonces me deprimiré.

Acudo a los catálogos de juguetes de los distintos bazares y grandes almacenes. Descubro con gran consuelo que la mayoría de los juguetes ya existían cuando yo era un tierno infante si es que lo fui alguna vez. Desde el Monopoly al GeyperMan, ahí siguen, resistiendo al paso del tiempo. Más políticamente correctos eso sí. Ejemplo: yo tuve el GeyperMan Oficial Nazi de las SS, rubio, con sus pantalones bombachos y cara de cabrón que acojonaba al Casco Azul de la ONU de mi hermano. Siempre me gustaron más los malos, que se le va a hacer... Ahora, alucina, los niños pueden elegir entre el Guardia civil y el ¡legionario! con cabra y todo.

Pero no todo iba a ser tan fácil. Mi hija me reclama un artículo que no encuentro. Así que me voy a Internet. Tecleo el nombre del juguete en cuestión y rápidamente aparece en la página de El Corte Inglés. Lo primero con lo que me topo es con una foto de la cosa en cuestión y esta leyenda:

“Aspectos Psicopedagógicos de este Juguete”

Coño. Te analizan el juguete para que no compres al tun tun. Para que sepas que le estás dando a tu hijo, si está de acuerdo a sus capacidades y a tus inquietudes. Que mal padre soy. Y yo que solo quería comprarle algo para satisfacer su deseo consumista... Así he salido yo de “tarado”. Mis padres nunca gozaron de esta ayuda. Iban al almacén de juguetes más próximo (o más alejado) e intentaban acomodar nuestros deseos a su bolsillo. Y bastante bien les salió teniendo en cuenta que nunca gozaron de estas modernas ayudas. Menos mal que de un tiempo a esta parte tenemos psicólogos...

Sigo leyendo.


Afectividad : Despierta el afecto y el cariño permitiendo expresar sentimientos y emociones diferentes.

Habilidad manual : Desarrolla la destreza al utilizar las manos para construir, manipular piezas pequeñas, recortar, etc..

Imaginación y creatividad : Permite imaginar historias y situaciones nuevas, o desarrolla la imaginación creando o construyendo objetos propios.

Lenguaje : Favorece la utilización del lenguaje, ya sea hablado o escrito. Ayuda a expresar ideas, sentimientos y a conocer palabras nuevas.

Joder... Esto me hace sentirme bien. Yo que pensaba que le iba a comprar un simple juguete y resulta que estoy facilitando a mi hija todo un instrumento personal de socialización, de desarrollo intelectual y mental así como una herramienta que le permitirá aumentar su capacidad creativa... Hecho. Se lo compro inmediatamente.

Atención pregunta.... ¿Qué juguete me ha pedido mi hija?

Respuesta: una muñeca.

¡¡¡Una muñeca!!! ¡¡¡Una jodía muñeca!!! Vuelve a leer lo que puede conseguir un simple trozo de plástico con forma de mujer (más o menos adulta) y comprobarás la imaginación y el talento que hay que tener para vendérnosla de esa manera. Admiro a los psicólogos. Son capaces de hacernos ver la realidad de un modo que nunca soñamos. ¿Cómo mi generación ha podido sobrevivir sin ellos?

Pero lo mejor está por llegar. La muñeca en cuestión se llama Irene Ejecutiva. Viene con su teléfono móvil, su maletín, su sillón de cuero... y todo tipo de accesorios que la convierten en una perfecta yupie agresiva. Que vaya temblando la meliflua Barbie. Y no digo ya el blandito de Ken... Se lo pasará por la piedra y luego se quedará con su puesto de trabajo.

Lo que no dice el catálogo es si Irene lleva incorporado el estrés, el SDSI (Síndrome de Deseo Sexual Inhibido), el Prozac y la mala ostia. Por supuesto, garantizan que Irene nunca se quedará embarazada, no engordará gracias al médico dietista y al gimnasio incorporado que puede adquirirse también, y apretando un botoncito en su espalda grita frases como ¡Compra mil acciones! ¡Te dije que vendieras so inútil! ¡A la puta calle! y una última que le suelta a la niña: ¡Si quieres una amiga cómprate un perro!

No sé... a mi la tal Irene me acojona. Debe ser que soy de otra generación...

23 noviembre, 2005

¿QUIÉNES SOMOS? ¿DE DONDE VENIMOS?... ¿QUÉ TE APUESTAS?

Son las tres grandes preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez. Y las respuestas a las tres, dan la medida del ser humano.

Según podido comprobar en Internet, los humanos apostamos a cualquier cosa. Desde el color del traje de boda que llevaría Camila Parker Bowls el día de su enlace con Charles hasta el autor del primer tanto en el derby de la liga local de bolos de Belice. Cuanto mayor es la estupidez a la que juegas, más interés, más gusanillo se le forma a uno en el estómago.

Yo mismo he apostado a gilipolleces. Sin ir más lejos, un amigo se jugó conmigo que era capaz de meter en su boca una tableta efervescente y aguantar su efecto espumoso sin abrirla. Fue acojonante ver las caras que ponía. Casi acabamos en urgencias... pero gané.

Es impotante también lo que uno se deja en el envite. He oído historias de gente que se apostaba cualquier cosa: desde el carajillo mañanero hasta su familia, hijos incluidos. Y por suerte para algunos, perdieron.

Pero todos hemos hecho esa clase de estupideces. Yo mismo me aposté una vez mi más preciada “chapa” de Los Beatles a que Real Madrid del Buitre ganaría al todopoderoso y mítico Milán de Arrigo Sachi en la Copa de Europa. Perdieron cinco a cero. Un gol por cada uno de los de Liverpool más uno de propina por George Martin, su manager.

Pero acabo de escuchar por la radio la apuesta definitiva...

El padre de Urtain, aquel mítico boxeador bilbaino apodado el Morrosco, se apostó en una tasca del País Vasco que era capaz de aguantar que un tipo se lanzara sobre su estómago desde la barra del bar, treinta veces seguidas. Ni una ni dos... treinta... Sí señor, eso es un tío de Bilbao. Se pusieron manos a la obra, o mejor sería decir pies... A la dieciséis su estómago dijo basta... y se murió. Sí, sí. Se murió. Se quedó a catorce caídas de ganar. Si hubiera dijo diez habría llevado el gato al agua pero está claro que no era del mismo Bilbao. Es la prueba de que hay gente que no sabe apostar.

La moraleja: cuando se trata de apuestas, la estupidez humana no tiene límite.

P.D. Descanse en paz el pobre señor.

22 noviembre, 2005

VEINTE AÑOS NO SON NADA... PERO ¿Y TREINTA?

" La ignorancia es poder."

Michael Radford en "1984" (1984)



Hoy hace treinta años que don Juan Carlos I de España reina en este nuestro país (o nación de naciones, según se mire). No soy monárquico, pero tampoco antimonárquico. No soy juancarlista, pero tampoco soy... ni idea. ¿Por qué coño ahora tenemos que definirnos ante todo? Soy lo suficientemente viejo como para recordar el día que un rey, como aquellos de los que se hablaba en los cuentos, sustituía a Franco como jefe de... bueno, como jefe de todo. Entonces, yo sólo tenía ocho años, pero era edad suficiente para saber y darme cuenta de que las cosas estaban cambiando. En las clases de mi colegio se habían colgado dos carteles: el último mensaje de Franco a los españoles y el primero del Rey. Lo que tengo más presente es lo que molaban las nuevas monedas con el perfil del nuevo jefazo: eran mucho más brillantes. Ese brillo era reflejo de lo que veía en la calle: había ilusión. Yo no entendía nada, claro, pero había ilusión. Eso no nadie me lo puede quitar de la cabeza. No ilusión porque se hubiera muerto Franco, que la habría, sino porque empezaba algo nuevo. Más ilusión positiva que negativa. Y eso era sano.

Por eso no entiendo lo que está pasando ahora, y me da pena lo que escucho en estos días... que si aquello no se hizo bien, que si se dejaron fuera muchas cosas, que si la reconciliación no fue real, que solo dejamos aparcada la revancha... Y eso no es sano.

Es como si quisieran negarme mi infancia teñida de esa ilusión que lo invadía todo. Como si me dijeran que aquello que viví no fue real. Y eso no me cabrea... me entristece. Mis padres debían tener entonces la edad que yo tengo ahora y les envidio en una cosa: tenían una ilusión en el Futuro, en el futuro con mayúsculas, el futuro de todos... que yo ahora no tengo. No se de quién es la culpa, pero nos lo han quitado...

Como ya he dicho no soy monárquico porque no creo que nadie deba poseer un derecho por el hecho de llevar en su sangre unos genes. Pero, por oposición, tampoco soy republicano. Y no lo soy porque, sinceramente, no sé en que cambiaría nuestro sistema político si fuera una República. Se lo preguntaría a la mayoría de los que hoy llevan una bandera tricolor, falsamente llamada republicana (ya que la primera república utilizó la que actualmente tenemos) y apuesto a que casi ninguno sabría contestarme. Sospecho que se habla de la República como de una Arcadia perdida en la que se ataban los perros con longanizas... Y no. Lo sé porque muchos de los que estuvieron allí no la cuentan de esa manera. Pero como canta Sabina: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió...”

Vivimos en una época de etiquetas y ahora la utopía se vende envuelta con bandera tricolor. Los símbolos en nuestros días se crean para venderse... no para creer en ellos. Da igual lo que tengan detrás.

Una anécdota: hace unos días hablaba con una amiga que me comentaba que su hija, universitaria, chateaba con un amigo a través del messenger. El amigo de ésta, universitario también, había colocado en la ventanita de la foto la famosa imagen del Che. Mi amiga le preguntó al chico si sabía quien era ese. El le respondió muy ufano: un republicano que luchó contra los nazis...

Pues eso, que debe ser que no soy republicano porque ya no veo nazis contra los que luchar. Pero, como bien sabía don Quijote, si se quiere siempre hay gigantes disfrazados de molinos de viento contra los que lanzarse al galope... aunque todo sea mentira.

18 noviembre, 2005

LA INVASIÓN DE LOS ZURUPETOS

Como en aquella película mítica, “La invasión de los Ultracuerpos”, los zurupetos nos conquistan día a día. Avanzan. Se camuflan entre nosotros. Van de traje y corbata. Son cordiales. Sonríen. Saludan. Se explican con total naturalidad en los saraos de la más alta alcurnia. Asisten a importantes almuerzos de trabajo. Parecen como tú y como yo. Pero no te fíes. Son Zurupetos... Y están a tu alrededor.

¿Qué coño es un zurupeto? ¿Cómo puedo encontrarme en semejante peligro y no estar al corriente? Tranquilo. Si vas al Diccionario de la RAE, encontrarás que un zurupeto es un intruso en la profesión notarial o un corredor de bolsa no matriculado. Y tú te preguntarás: ¿hay tantos tipos haciéndose pasar por algo tan gris como un notario? ¿realmente se cuelan tantos individuos en el parqué de la bolsa sin tener una autorización para hacerlo? ¿Qué mente perversa y enferma querría ser tomado por un algo tan aburrido como notario o un broker? ¿Qué está pasando? ¿Qué droga sicotrópica ha desayunado éste esta mañana?

Me explico. Por extensión, se denomina zurupeto a aquella persona que presume o se jacta de tener un título universitario sin haberlo conseguido. Sin embargo, no son los típicos mentirosos que te cuentan una vida falsa y unas vivencias universitarias que nunca soñaron para engordar un curriculum raquítico a la hora de conseguir un mísero trabajo. Eso es solo un imbécil. Solo un idiota presumiría de tener un título conseguido en la universidad española tal y como están nuestras facultades. Los zurupetos ya tienen trabajo, y muy bien remunerado, las más de las veces. Además son mucho más hábiles: no les podrás coger en falta ya que nunca cuentan que tienen el título. Es decir, un zurupeto nunca afirmará que es licenciado en economía. En su curriculum podrás leer que “Tiene estudios o tiene conocimientos de...” Magnífico. Una técnica de camuflaje perfecta.

Así no dejan de surgir zurupetos que poseen conocimientos de todo tipo. Y claro, como “tener conocimientos” no exige cinco años de una carrera universitaria, uno puede sacarse los títulos de tres en tres. Los zurupetos avanzan implacablemente y lograrán desplazar a los licenciados. La tan llevada titulitis está siendo sustituida por la zurupetía. Reconozco que es admirable. Para “tener conocimientos” no hace falta aprobar exámenes, fotocopiar apuntes o copiar en la fila de atrás. Basta con comprar el Muy interesante. O si me apuran, el dominical de El País. Es el triunfo del hombre renacentista sobre el especialista en estupideces. La universidad complutense sustituida por la universidad de la vida. Y lo mejor de todo: cualquiera puede ser un zurupeto, de un inmigrante a un marqués.

Abre los ojos y busca zurupetos a tu alrededor. Como nos contaba El Código Da Vinci sobre el priorato de Sión, se encuentran ya incluso en las más altas estancias del Estado. Los masones que veía Franco por todas partes son ahora zurupetos... Búscalos y apunta sus nombres, o si no, la próxima vez que entres al cuarto de baño abre una revista y comienza a sacarte títulos en la universidad de Zurupetulandia.

17 noviembre, 2005

EL TIEMPO YA NO ES RELATIVO

" La angustia por el paso del tiempo nos hace hablar del tiempo que hace..."

J.P. Jeunet y Guillaume Laurant en "AMELIE" (2001)



Un grupo de científicos dedicados a medir el tiempo se están planteando si añadir a este año que termina un segundo más. Me explico. Parece ser que 2005 no debería acabar el día treinta y uno de diciembre a las veintitrés horas, cincuenta y nueve minutos y cincuenta y nueve segundos. No. Tendría que acabar un segundo más tarde. ¿Y eso? Pues está clarísimo. El movimiento de rotación de la Tierra se está decelerando. Nuestro planeta ya no gira sobre sí mismo a la misma velocidad que hace siglos. Se está cansando. Se vuelve viejo... y claro, ya no corre como hace años. Que el tiempo no perdona a nadie ya lo habíamos comprobado en Zidane, en Sara Montiel y hasta en Cher. Pero lo de nuestra vieja Tierra no nos lo esperábamos.

La discusión según parece es fenomenal. Un segundo es un segundo, y si lo dejamos pasar, para el 2600 el retraso sería entonces de ¡¡¡media hora!!! Normal que estén tan preocupados. Un segundo pase, pero treinta minutos... La de cosas que nos perderíamos si perdiéramos media hora. Entiendo su preocupación. Yo, en mi ignorancia, pensaba que sería fácil corregirlo. ¿Quién iba a darse cuenta de que cuando los relojes de las puertas del sol de todo el mundo dieran las doce campanadas metieran una más de rondón? Apuesto que nadie. Entre las borracheras, los gritos y las uvas atragantadas se le pasaría por alto a todo dios. Y si no, se le echaría la culpa a la Carmen Sevilla de turno que lo retransmitía por televisión. Pues no... Es imposible. Pero no por ningún alto motivo de coordinación entre países y organizaciones científicas del mundo civilizado... No. Según parece, el problema lo tenemos con los ordenadores. No es posible cambiar los procesadores de todo el mundo a la vez. Un segundo es demasiado tiempo para estas máquinas. Como mucho se podrían retrasar una cienmilésima de segundo. Es todo lo que están dispuestos a transigir nuestros amigos hechos de bits. Para ellos, un sesentavo de minuto es una eternidad.

Y entonces me he sentido afortunado. Yo pierdo cientos de segundos a lo largo del día: en la cola del súper, esperando que alguien coja el teléfono, esperando que se caliente el agua de la ducha, en el parking... No me había dado cuenta de que soy millonario, de que desperdicio el tiempo como un jeque saudí dilapida petrodólares en Marbella. La noticia me ha hecho sentirme mejor. Tengo tiempo. Mucho tiempo. Y el tiempo es oro. Lo que me jode del tema es que ya no seamos ni dueños de nuestras decisiones. Que los ordenadores tengan ya el derecho de veto sobre todo lo que hacemos. Por el camino que vamos, un 29 de agosto Skynett tomará el poder y a tomar por saco todos. Ya lo he visto en Terminator...

15 noviembre, 2005

A SU MANERA, QUE ES LA MIA

" La vida debe ser una locura, si no se reduciría todo a un puñado enorme de lunes..."

Ted Griffin en "DICEN POR AHÍ" (2005)



Acabo de terminar de leer “A su manera”, una biografía (no autorizada y no me extraña) de Frank Sinatra, este tipo al que sus amigos llamaban El viejo ojos azules (Old blue eyes) Me siento bien, me siento mal, me siento fatal, me siento... iluminado. ¿Cómo a alguien pueden pasarle tal cantidad de cosas? Ojo, no digo cosas buenas. Digo cosas. Y que capacidad para absorberlas todas... Vinieran del lado que vinieran. Repaso mi vida y me doy cuenta que la daría entera, no ya por que se pareciera a la suya, sino porque mi vida tuviera la intensidad de uno solo de los capítulos de ese libro. Pero no voy a deprimirme. Todo lo contrario. Sinatra nos enseña que la vida hay que beberla a tragos largos, compulsivos, emborracharse de ella aunque al día siguiente nos levantemos con una resaca de mil demonios. Esa es la enseñanza de una vida sin enseñanzas. A la vida hay que jugarla al ataque. Jugar bonito aunque luego nos la metan. Nunca jugar a no perder, encerrarnos atrás con un catenaccio que nos dé como resultado un horrible empate a cero que nadie nunca recordará. A tu salud Franky, let´s fly...

12 noviembre, 2005

COMO UN TORRENTE

"Algunos policías de Alemania Oriental eran rudos y suspicaces.
Otros, eran suspicaces y rudos."

Billy Wilder y I.A.L. Diamond en "UNO DOS TRES" (1961)


Muchos esperaban que este blog fuera solo de cine. Imposible. Ultimamente mi vida no da tanto de sí como para poderme permitir el lujo de ir a las salas. Como mucho puedo acudir al dvd. Así que todavía no he visto Torrente 3 del amiguete Segura. Leo en una revista de esas de difusión gratuita una entrevista al Carabanchelero más universal. Conozco a Santiago desde hace muchos años. No somos amigos. Sí amiguetes. Me echó una mano cuando le solicité una ayuda y siempre me saluda cuando nos cruzamos por ahí. Siempre he dicho que a Santiago el éxito no le ha cambiado. Incluso me atrevería a decir que le ha hecho mejor persona. Pero en las últimas entrevistas hay cosas que me han extrañado. El Santiago que se lo tomaba todo a coña ha desaparecido. Sigue habiendo mala ostia en sus palabras pero esta vez no llevan la pátina del sarcasmo. "Las críticas me sientan peor cuando están escritas por mediocres sin talento, rebosantes de envidia y descalificaciones personales... o sea el 85% de los casos". Ataque frontal contra los críticos. "Se equivoca el que va a ver al cine algo que no le interesa, ni puede comprender, que se escapa a sus esquemas y equiquetas". Ataque lateral a un determinado público que yo denominaria "progre". Demasiados ataques para un "amiguete universal" al que siempre abrazaba todo el mundo. Que conste que subrayo y me adhiero a todas y cada una de esas afirmaciones pero el cambio de actitud es patente. Y una última. A la pregunta de que director de cine español admira más, contesta: "A Berlanga, David y Fernando Trueba, Amenábar, Diaz Yanes y Fernando León. Los buenos..." ¿Un olvido imperdonable? No lo creo. En esta entrevista ajusta las cuentas y todo está muy pero que muy pensado. En cualquier caso, hay un cambio de actitud y, desde luego, ha abierto un buen número de frentes. Santiago es la cabeza mejor amueblada del cine español y yo apostaría por este cambio de estrategia... compro acciones ahora que muchos se dedican a tirarle piedras.

En cualquier caso, creo en Santiago. Ha demostrado que tiene ese algo que solo tienen los más grandes y es ese grado de conexión con el público que no se enseña en las escuelas de cine. Y para que no se diga que lo digo de tapadillo, lo he escrito en mi columna de GALAXIA, una revista que os recomiendo...

"Torrente 3 ha batido todos los registros de taquilla en el primer fin de semana, por delante de la saga de las galaxias, de los anillos y de la madre que los parió. Ole, ole y ole.

Y es que si ellos tienen a Tolkien, nosotros tenemos a Segura. La Tierra Media posee muchos menos matices que la piel de toro. Si allí cantan los elfos, aquí lo hace el Fary. Si allí tienen las hadas del bosque de Lothlorien, aquí tenemos las putas de la casa de campo. Y ¿quién necesita ir a la guerra contra los orcos pudiendo pelear en la barra de un bar por un Madrid-Atleti?

Santiago continúa la España pícara de Los Tramposos de Tony LeBlanc, la España paleta de buen corazón de Paco Martínez Soria, la España desarrollista de los persigue-suecas de Landa y la España aperturista de los salidos Esteso y Pajares para llegar a la España inmutable de Torrente. La España de la españolada, nuestro género patrio. Y a mucha honra. Como decía Resines en La Niña de tus ojos, ¿qué vamos a hacer los españoles? ¿Bulgaradas? ¿Argentinadas?
España es Cañita Brava, los Grandes Hermanos, Yola Berrocal y el Cuñaaaaaao. Esto es lo que somos, y no cambiamos. Que inventen ellos, que diría Torrente con palabras de Unamuno.

Segura no engaña. Los críticos (ahora molestos con el director) son los mismos que creían ver crítica social donde él solo ponía tradición. Ahora ya no se ríen con las pajillas, el pedo y los negros tras el filete. y es que donde antes veían una farsa, ahora intuyen cine social y cuando la gente se ríe de eso... eso ya no hace tanta gracia, que una cosa es el espejo deformante y otra cosa el cristal trasparente. Bien está que el bufón haga reír, pero cuando se convierte en el rey...

Por eso temo por él. Porque la españolada con el tiempo se descompone y se convierte en pim pam pum del pueblo. Nos avergonzamos de lo que éramos como de un pecado de juventud. Y lo negamos tres veces o trescientas. Pero este país se siente eternamente joven y no dejamos de pecar... porque nos encanta. Así que inventamos nuevos pecados para sustituir a otros viejos... aunque, en el fondo, sean los mismos.

Porque España no es la modernidad de Almodóvar, ni la internacionalidad de Amenábar... España es Torrente. Un Torrente que nunca ganará un Oscar. Ni falta que nos hace. “Con dos cojones, amiguete...”

01 noviembre, 2005

APOCALÍPTICOS Y (RE)INTEGRADOS


Según Umberto Eco, el mundo se divide en apocalípticos e integrados. A día de hoy todavía intento buscar mi sitio...

Me pregunto si soy un buen ciudadano, un tipo integrado como deseaban mis padres... Prometo no hablar de política en este diario. No porque odie la política, sino porque odio a los políticos. Quizá es porque con la edad empiezo a odiar a las personas (así en general y en masa) y los políticos son los humanos en estado más puro. Ellos personifican todo lo deleznable que puede llegar a ser el ser humano cuando se le despoja de todo aquello que nos hace animales: comer, dormir y reproducirnos. En democracia son aún peores. El que toma el poder por la fuerza, habitualmente vestido de uniforme, siempre sospecha del cariño que le dispensan los demás... Pero cuando el poder te lo otorga el pueblo, eso hace que uno esté convencido de que le quieren, de que se lo merece, de que es el elegido... Y ahí el hombre, el político, comienza a pensar que se parece un poco más a Dios y que las loas son justificadas.

Me reafirmo. No hablaré de política: si critico a los que están en el poder, dirán que soy un facha, si critico a los que están en la oposición dirán que soy un pesebrero. Y ni una cosa ni otra. Llevo la maldición conmigo de tener ideas propias y eso, en los días que corren, se paga caro. Es una forma de estar en la oposición permanentemente. Porque mis ideas no tienen por qué casar con la situación económica, social o coyuntural de un partido. Mis ideas no tienen por qué adaptarse para ganar votos ni evolucionar para acceder a ese adjetivo tan de moda que es progresista. Mis ideas evolucionan, sí, pero conmigo. Y yo no soy perfecto. Si lo fuera estaría afiliado a algún partido y éste siempre tendría las respuestas exactas a los problemas concretos aunque hoy dijera una cosa y mañana la contraria. Mi alma estaría en paz y mi cuenta bancaria saneada. Los partidos hoy son como las sectas, con la diferencia de que en ellos se folla menos.

Así que sé que nunca podré acceder al poder. Como decía el señor Marx: “Nunca entraré en un club que me pudiera tener como socio...” Como Groucho, los tipos como yo nunca catamos el poder ya que entonces no podríamos estar contra él. Nos veríamos obligados a ser unos integrados, unos adaptados, dóciles, y a la larga... unos reintegrados. Reintegrados de reintegro. Porque al final, cuando uno es el que abre el cajón del dinero siempre termina cayéndose algún billete.

Así que lo confieso. Soy apocalíptico. Tiendo a la autodestrucción aunque me faltará el arrojo de un Hemingway para escribir por mí mismo la palabra fin. Soy de los cobardes que esperan sentados en la butaca para no perderse un segundo del espectáculo. Hasta el final.

Todo este vómito ha empezado porque es fiesta, el día de los santos o de los muertos, y me ha dado por releer el Apocalipsis. El best seller escrito por San Juan parece dictado al aroma de un pastillazo de éxtasis o un petardo de María de la buena. Está lleno de efectos especiales, animales increíbles y apariciones estelares. Con mucho menos ha conseguido un mundo la buena de JK Rowling.

El virus de la gripe me ataca. Tengo fiebre. Voy a meterme en la cama.

Con suerte mañana se me habrá pasado todo y soñaré con ser un integrado más...