15 julio, 2009

FUTBOLISTAS

"El negocio del cine es macabro, grotesco:
es una mezcla de partido de fútbol y de burdel".

Federico Fellin




El fútbol estos días lo invade todo. Mejor así. De esta forma la gente no se mira el bolsillo. Ni el suyo ni el ajeno. No deja de ser curioso que el presidente critique los desembolsos de un club de fútbol cuando él se deja nuestro futuro, en forma de euros, en fichar a unos pobres socios que le aseguren su continuidad en la poltrona. Y no darán espectáculo como Cristiano Ronaldo. Pero dejemos el tema. He hecho firme propósito de no hablar de política a partir de hoy. Volvamos al fútbol… y a los futbolistas.


Rueda de prensa. Tres jugadores de la selección española durante la Copa de Confederaciones recientemente terminada. Ha muerto Michael Jackson y un periodista les pregunta su opinión.


Jugador 1: Bueno… Son cosas que pasan.

Jugador 2: Nosotros estamos muy concentrados en nuestro trabajo.

Jugador 3: Ese no cantaba flamenco ¿no?


Mítico. No sé con cual de las tres respuestas quedarme. No se puede decir menos con más palabras. O no se puede decir más con menos palabras. Se autodefinen.


Pero para que no se diga que es envidia o aversión a tíos que con la mitad de mis años tienen para vivir varias generaciones, me quedo con otra anécdota. George Best. El mejor futbolista que han dado las islas (británicas). Desarrolló su carrera allá por los años 70. Fue famoso por sus juergas, borracheras y desvaríos durante su época como profesional. Un Ronaldinho a lo bestia. Años después, vivía prácticamente en la indigencia. Alguien le llevó a un programa de televisión y esta fue la conversación:


Periodista: George, tú ganaste una fortuna. ¿En que te lo gastaste?

G.B.: Bueno, hubo de todo: mujeres, alcohol, drogas, fiestas, coches…

Periodista: ¿Y el resto del dinero?

G.B.: El resto lo malgasté.


Eso es una filosofía de vida.


Qué preclaridad. Qué sabiduría. Yo de mayor quiero ser futbolista… como George Best.