26 octubre, 2007

CON Z DE...

"La felicidad nunca es completa sin una cabra tocando el violín"

Richard Curtis en NOTHING HILL
(1999)


Los créditos hipotecarios más asequibles que nunca: 40 años pasan rápido.

Los bancos ganando más dinero del que soñaron jamás.

Los trenes más puntuales (sobre todo en Cataluña)

Los aeropuertos con el mejor sistema informático del mundo (también en Cataluña).

La violencia de género cada día más inexistente.

Los terroristas de ETA cada vez más "solos".

Los dos bandos de la guerra civil más reconciliados.

El ejército español ya no está en ninguna guerra.

Los jueces encantados con el ministro de Justicia.

Los opositores a judicaturas aún más.

El Tribunal Constitucional sin parar de hacer su trabajo.

Los gamberros racistas del metro convertidos en estrellas mediáticas.

Las televisiones cada día más educativas.

El protocolo de Kyoto más incumplido de Europa.

Las pateras-cayuko llegando en masa por el estrecho.

El paro subiendo.

El rey es republicano.

Los Presupuestos Generales del Estado aprobados por 9 votos.

El fútbol gratis y en abierto todos los días.

El Madrid gana la liga.

Nos vamos de puente.

¡Qué felicidad!

No vivimos en España.

¡¡¡Vivimos en el país de Oz!!!

Oz. Con Z de Zapatero.


P.D. Pinchando en las afirmaciones arriba expuestas te llevarán a las noticias de las que las he sacado... Han sido recogidas de todos los medios de comunicación (prensa, radio y tv) de diferentes tendencias.

Mientras, cantemos todos juntos mientras bailamos por el camino de ladrillos amarillos...


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24 octubre, 2007

HISTORIA SIN MEMORIA

"¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable?
Bueno, ciertamente unos son más responsables que otros
y tendrán que rendir cuentas.
Pero, la verdad sea dicha,
si estáis buscando un culpable,
sólo tenéis que miraros al espejo."

Andy y Larry Wachowski en V DE VENDETTA (2005)



Nunca entendí la guerra civil española. Sí, he leído mucho sobre el tema y los múltiples motivos por el que los españoles decidieron liarse a tiros unos contra otros… pero no en los libros no se explicaban las motivaciones por las que un vecino coge un fusil y se apresta a convencer al vecino a base de balas. No entendía los motivos por los cuales la gente decidió matarse, simplemente. Quizá porque siempre he tenido la convicción de que hay cosas por las que merece la pena morir pero ninguna por la que esté justificado matar y menos porque el otro tenga unas ideas diferentes a las tuyas.

Por eso no tenía nada claros los por qués de esa guerra de la que no me hablaron ninguno de mis dos abuelos que se dejaron la vida en ella, en distintos trozos de tierra.

Y digo que no entendía, porque así fue hasta hace unos días. Quizá es que antes era demasiado joven o que hoy ya soy demasiado viejo... Así es la vida, como el tiempo, un día hace sol pero al rato aparece una nube. Blanca. A esta se le junta otra. Y otra. Y más. Comienza a ponerse gris. Una primera gota. Y antes de que nos demos cuenta está cae el diluvio. Y entonces, completamente empapados, nos preguntamos cómo es posible… si hace un rato hacía un sol espléndido. Los humanos somos tan ciegos como para nos darnos cuenta de que el cielo se oscurece pero los animales saben cuando va a caer un chaparrón porque el aire se electriza…

Desde que vió la luz la famosa Ley de la Memoria histórica se huelen en el aire la revancha, las cuentas pendientes, la venganza, la memoria de “lo mío” y no la de "lo nuestro...” Hemos echado manos de los recuerdos… pero nos olvidamos de que recuerdo es siempre selectivo y personalísimo. Así uno se acuerda de su profesora republicana muerta a manos de los nacionales que entraron en clase para darle el paseillo y otro tiene en la cabeza a su tío abuelo cura fusilado por los republicanos en una ermita perdida de Castilla. Lo que para uno es una vieja película en blanco y negro, para el otro es una modernísima cinta en 3D.

Fui uno de esos niños de la Transición que no se enteraba de lo que estaba ocurriendo pero, como ya he contado en otra ocasión, percibía en el aire ambiente de fiesta, de nueva etapa, de olvido del pasado de nuestros padres para mirar hacia el futuro de nuestros hijos. Fraga y Carrillo en el club Siglo XXI dándose la mano: el “monstruo” genocida de Paracuellos y el “delfín” del dictador asesino codo con codo pensando en crear un papel llamado Constitución y no en quemar algo más que libros.

No quiero desviarme del tema principal: quizá es pesimismo o quizá vejez sobrevenida pero estos días he entendido claramente el por qué de esa maldita guerra. Nada que ver con las ideologías, las derechas o las izquierdas, los derechos y las libertades, la república o la monarquía… La única razón fueron las cuentas pendientes. No las de Pablo Iglesias con Gil Robles, ni las de Companys con Azaña, ni siquiera las de Indalecio Prieto con… No. Fueron las cuentas pendientes de un vecino con otro. El que está puerta con puerta o que vive en la acera de enfrente. Esos odios ordinarios, pequeños, constantes y cotidianos que se van alimentando día a día a golpe de convivencia. Y todo lo que vino después fueron excusas. Excusas con las que apretar un gatillo. Si era de izquierdas, pues a denunciar que era comunista. Si era de derechas, a acusarle de ser católico. El caso era reunirse unos cuantos de la misma cuerda (con algún odio pendiente) y ajustar cuentas dando un "fraternal" paseillo. Franco o Lister sólo fueron los nombres para la Historia, los que encauzaron esos odios. El odio lo generó la gente normal con la convicción de que la única manera de vivir en paz era hacer desaparecer al contrario.

Y eso es lo que veo en estos días: gente ajustando cuentas. Unas cuentas que parecían saldadas hace treinta años pero que, obviamente, no ha sido así. El cuadernillo con las sumas y las restas quedó en un cajón olvidado… pero no desapareció y con el tiempo ha ido generando intereses. Por eso me da miedo esta situación: porque parece que ha llegado el tiempo del repaso. De desempolvar los cajones y “ponernos al día”. Y lo peor es que ya nada tiene que ver con la Guerra Civil, con los huesos de mi padre o los de tu abuelo, da igual si eres del PSOE o del PP, lo importante es que me jode es el chalé que te has construido siendo un paleto, yo que tengo una carrera; que pones la música muy alta los fines de semana; que tu perro que mató a mi gato o que la linde de tus tierras está un palmo más allá de donde debería... como me dijo mi bisabuelo.

Lo peor no es el miedo, es esa sensación de Deja vù que siento. La sensación de que por esta carretera ya hemos pasado… y que lleva a un barranco cuyo puente está aún por construir. Lo que más me inquieta de esta situación es que pienso que quizá me estoy emparanoiando ( o crispando, que dicen ahora, aunque no se me ocurra levantar mínimamente la voz) Gracias al cielo (de Dios, de Buda, de Mahoma o del Palmar de Troya, que en esto de mentar a la Eternidad siempre hay que estar a bien con todos) descubrí un blog que os recomiendo vivamente: Magnis itineribus.

Su anfitrión es Enrique, una de esas personas que te cuentan una historia de la Historia y te parece que está teniendo lugar hoy mismo. Cada uno de sus post, habitualmente unido a sucesos de hace siglos, viene a demostrarnos que no hemos cambiado nada, que seguimos dándole vueltas a las mismas cosas y lo que aprenderíamos si no creyeramos descubrir la pólvora cada fin de semana...

Allí encontré un post titulado “En el día de hoy” sobre la figura de Julian Marías, en el que además de hacer una estupenda semblanza de este intelectual, de verdad y con todas las letras no como en nuestros días que se aplica lo mismo a un Premio Nobel de la Paz que a un actor de telecomedias, nos extraía algunos textos de su ensayo “La guerra civil: ¿cómo pudo ocurrir?”. Marías no es sospechoso de nada: fue soldado raso de la República y encarcelado en mayo de 1939. Quizá lo más cruel es que quien le delató era su mejor amigo... Y seguramente por algo tan" trascendente" como haberle arrebatado una novia, tener mejor ritmo en el baile de los sábados o sacar mejores notas en el colegio... Finalmente, fue puesto en libertad al demostrarse que los cargos eran pura inquina personal. Por eso tiene tanto mérito el texto que escribió después, ya en Democracia, y que traigo hasta aquí.

No hay nada tan tranquilizador como descubrir que tus "intranquilidades" ya han "intranquilizado" antes a alguien con mucha cabeza. Lo peor es que don Julián parece que escribe sobre lo que nos está pasando hoy en día. Lo mejor es que ahora sé que no estoy sólo. Mi paranoia, si es que lo es, ha sido vivida ya antes por otro... Os invito a ir a la fuente principal y leerlo por completo. Es una delicia para el alma.


LA GUERRA CIVIL ¿CÓMO PUDO OCURRIR? por Julián Marías.

"...Pero, ¿puede decirse que estos políticos, estos partidos, estos votantes querían la guerra civil? Creo que no, que casi nadie español la quiso. Entonces, ¿cómo fue posible? Lo grave es que muchos españoles quisieron lo que resultó ser una guerra civil. Quisieron:

a) Dividir al país en dos bandos,

b) Identificar al «otro» con el mal.

c) No tenerlo en cuenta, ni siquiera como peligro real, como adversario eficaz,

d) Eliminarlo, quitarlo de en medio (políticamente, físicamente si era necesario)..."


"...Conviene recordar que la situación española en el primer tercio del siglo había sido de promesa constante, en gran parte realizada. Desde el desastre del 98, la sociedad española había despegado económicamente (con la ayuda de la neutralidad durante la primera guerra mundial), y su pobreza se había mitigado; las Universidades habían mejorado más de lo que se hubiera podido esperar, y todo el sistema de la instrucción experimentó un avance extraordinario con la República. Desde el punto de vista de la cultura superior-filosofía, literatura, arte, investigación-, se había entrado en un siglo de oro. Las esperanzas de un joven de mi generación eran ilimitadas, y la República, entendida positivamente, fue el símbolo de la apertura, de la dilatación de la vida, del ejercicio de la libertad. La España estudiada e interpretada por Unamuno, Menéndez Pidal, Gómez Moreno, Asín Palacios, Ortega y los historiadores y filólogos más jóvenes; imaginada y recreada literariamente por Azorín, Baroja, Valle-Inclán, los Machado, Miró, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Salinas, Guillen y los poetas «del 27»; pintada por Regoyos, Zuloaga, Solana, Palencia; la que tenía, un poco lejos, a Picasso y a otros cuantos; la que había empezado a investigar-en escasa medida, pero tan bien como cualquiera- con Cajal, Cabrera, Palacios, Catalán; la que había creado, por primera vez desde hacía tres siglos, una filosofía original y un comienzo de escuela sin adanismo -Ortega, Morente, Zubiri,, Gaos-, esa España, en tantos sentidos incomparable con todas las anteriores desde mediados del siglo XVII, desde Quevjedb y Calderón, fue la que de repente fue negada a medías por fracciones que nji siquiera poseían ni retenían la mitad de lo que pretendían defender. De esa España nos despojaron a ios españoles -y a nuestros hijos no nacidos- los que quisieron la guerra (o no les importó dejarla llegar), los que fueron internamente beligerantes en 1936".


"...La verdad es que nadie contaba con ella. Los que la promovieron más directamente creían que se iba a reducir a un golpe de Estado, a una operación militar sencillísima, estimulada y apoyada por un núcleo político que serviría de puente entre el ejército victorioso y el país. Los que llevaban muchos meses de provocación y hostigamiento, los que habían incitado a los militares y a los partidos de derechas a sublevarse, tenían la esperanza de que ello fuese la gran ocasión esperada para acabar con la «democracia formal», los escrúpulos jurídicos, la «república burguesa», y lanzarse a la deseada revolución social (lo malo es que dentro de ese propósito latían dos distintas, que habían de desgarrarse mutuamente poco después). Todos sabemos que las cosas no sucedieron así. La sublevación fracasó; el intento de sublevarla, también. La prolongación de los dos fracasos, sin rectificación ni arrepentimiento, fue la guerra civil".


"...En la zona republicana, además de cansancio había una infinita desilusión. Se sentían burlados, engañados, manipulados, utilizados por los más representativos de sus dirigentes. Además, desde el 5 al 28 de marzo se les había dicho la verdad-caso único desde julio de 1936 hasta fines de 1975-. Los vencidos se sabían vencidos, y lo aceptaban en su mayoría con entereza, dignidad y resignación; muchos pensaban -o sentían confusamente- que habían merecido la derrota, aunque esto no significara que los otros hubiesen merecido la victoria. Los justamente vencidos; los injustamente vencedores. Esta fórmula, que enuncié muchos años después, que resume en seis palabras mi opinión final sobre la guerra civil, podría traducir, pienso, el sentimiento de los que habían sido beligerantes republicanos.
Sobre este suelo se pudo edificar la paz. Si así se hubiera hecho, si se hubiese establecido una paz con todos los españoles, vencedores y vencidos, distinguidos pero unidos, con papeles diferentes pero igualmente esenciales, al cabo de poco tiempo la guerra hubiese desaparecido tras el horizonte, como el sol poniente, y hubiese quedado una España entera, más allá de la discordia."


"No fue así. En lugar de una reconciliación -aunque la dirección de los asuntos públicos hubiera recaído de momento en manos de los vencedores-, se inició una represión universal, ilimitada y, lo que es más grave, por nadie resistida ni discutida. Se pueden repasar las conductas y las palabras -incluso impresas-de los que entonces gozaban de prestigio e influjo, y cuesta encontrar la más tímida petición de clemencia, no digamos una defensa, o una repulsa de la represión. Y hay que incluir, y muy especialmente, a los que posteriormente se han sentido invadidos de entusiasmo por las tesis y las figuras que implacablemente combatieron hasta después de su derrota".


"...hay que volver nuevamente los ojos a la guerra, para recordarla -es decir, llevarla otra vez al corazón- como algo absolutamente pasado, como nuestro pretérito común. No podemos olvidarla, porque eso nos expondría a repetirla. Tenemos que ponerla en su lugar, es decir, detrás de nosotros, sin que sea un estorbo que nos impida vivir, esa operación que se ejecuta hacia adelante."

"Tenemos que eludir el último peligro: que nos vuelvan a contar la guerra desde la otra beligerancia, desde las otras mentiras, ahora que la mitad de ellas había perdido su eficacia y era inoperante. Entre 1936 y 1939 los españoles se dedicaron a hacer la guerra, a intentar ganar la guerra; desde esta última fecha malversaron lo que habían conseguido, no supieron edificar adecuadamente la paz. Esta es nuestra empresa: darnos cuenta de que necesitamos vencer a la guerra, curarnos, sin recaída posible, de esa locura biográfica, es decir, social, que nos acometió hace algo más de cuarenta años, cuya amenaza ha sido tan hábilmente aprovechada para paralizarnos, para frenar el ejercicio de nuestra libertad histórica, la plena posesión de nuestro tiempo, la busca y aceptación de nuestro destino".

http://magnisitineribus.blogspot.com/2007_06_01_archive.html


A veces, los sabios se llaman Julián.


Hubo un tiempo en que la gente no sólo escuchaba esta canción... Se la creía.

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12 octubre, 2007

LAS FIESTAS DEL PUEBLO

"Yo me estoy ahogando... ¡y tú te pones a describir el agua!"

M. Andrus y James L. Brooks en MEJOR IMPOSIBLE (1997)




Había una vez un pueblo (de los muchos de este Estado o de otro) al que llamaremos El Chorrillo. En su plaza mayor había una fuente. Una fuente de la que todo el que quisiera podía beber.

Había en el pueblo un grupo de pueblerinos, sin ánimo de ofender, los seguidores del equipo de fútbol del pueblo (el Atlético Chorrillo) que decidió que no quería beber el agua de la fuente. Estaba ahí, era suya, pero les daba reparo porque hace mucho tiempo un señor de muy mala fama pasó por el pueblo y se echó un trago... Le gustó, se quedó a vivir allí y dijo que la fuente era suya. Algo estúpido, claro, porque el señor se murió y la fuente siguió, algo de lo que nos olvidamos a menudo los seres humanos... El caso es que los seguidores del Atlético Chorrillo, no bebían porque pensaban que estaba contaminada y les traía malos recuerdos, pero no podían demoler la fuente porque todo pueblo ha de tener una fuente y eso no hay quien lo discuta.

En el pueblo, además, había otro grupo de pueblerinos, seguidores del segundo equipo del municipio, el Real Chorrillo, que decidió beber y comenzó a decir que estaba muy buena el agua de la fuente. Esto no sentó nada bien a los seguidores del Atlético Chorrillo que empezaron a acusarlos de querer apropiarse del agua de la fuente, que les gustaba el agua como antes le había gustado a ese señor tan desagradable que se echó los tragos, y que el agua no era sólo suya sino de todo el pueblo aunque mientras ellos seguían sin beber un solo buche...

Pero ahí no acababa la cosa. En el pueblo había otro grupo de seguidores: los del Deportivo Chorrillo. El equipo de un barrio cuyos vecinos principales decían no tener nada que ver con el resto del municipio. Además estaban muy orgullosos de su propia plaza con, por supuesto, otra fuente. Mucho más bonita, dónde va a parar, porque era de agua de mar y para la que todo el pueblo dio dinero para arreglarla con motivo de unos juegos inter-pueblos que toda la comarca admiró. Ellos acusaban a los de la Plaza del centro de ser unos "abrevantes", de hartarse de agua, de ser unos "impresentables abstemios" que no cataban el vino, mientras que ellos, eso sí, no dejaban de beber apoyados en su propia fuente. Pero es que tenían una razón poderosa: aquella era sólo su fuente, sólo de ellos, y existió mucho antes de que en torno a ella se creara ese pueblo tan feo con una plaza que nada tenía que ver con ellos. Hay otros de ese barrio que les gustaría ir a beber a esa plaza que antes era de todos pero entonces los seguidores del Deportivo Chorrillo les llaman paletos y, claro, a nadie le gusta que le miren mal en el barrio...

Finalmente, estaban los del barrio del norte, los de la Sociedad Balompedica Chorrillo (en la que sólo jugaban chavales nacidos en los números pares de su calle principal) que también, claro está, tienen su propia fuente. Una fuente natural, de piedra, sin artificios, ubicada allí desde hace al menos siete mil años según recuerda la gente mayor del barrio. Ellos no estaban en contra de la gran fuente del pueblo, de hecho el agua su preciosa fuente de piedra era trasvasada desde la otra, sin embargo no querían saber nada de ese pueblo ya que nada tenía que ver con ellos. La prueba más concluyente era que, cuando juegaban al mus, habían desarrollado su propio sistema de señas que no entendían ninguno de los del resto del pueblo ni de municipios aledaños... Tan convencidos estaban de ser distintos que unos chavales inquietos de esos que se sentaban siempre en el fondo sur(no ya del estadio sino de cualquier local), habían montado una asociación benéfica sin ánimo de lucro que se dedicaba a dar de tomatazos a cualquiera del barrio, del suyo o de otro, que dijera que le parecía muy bien el beber de esta o de la otra fuente. O que no le gustaba el agua de ninguna fuente. O lo que fuera sobre cualquier fuente. Gracias a ellos ahora todo el mundo se había puesto de acuerdo y eso, que duda cabe, no es fácil de conseguir. En cualquier caso, los jóvenes velaban para que nadie del barrio bebiera en otra fuente que no fuera la suya ni juegara al mus con su sistema de señas que no fuera el propio. Y no había que temer al tomatazo, puesto que el tomatazo estaba sólo reservado para los que desobedecían las normas. Era de justicia.

En los últimos tiempos, en todos los barrios (incluso en algunas calles) se habían abierto fuentes y clubs de fútbol (con muy diversos nombres pero siempre con el apellido Chorrillo) que, aunque pequeñas, eran fiel reflejo de cada uno de sus fundadores. Quizá no hubiera agua para todos los del club pero, indudablemente, para los que bebían ésta sabía mucho mejor. Porque es bien sabido que las cosas de uno sólo siempre saben mejor que cuando son de cualquiera, o de todos, que viene a ser lo mismo.

Y en esas están hoy, doce de octubre. Pero los unos y los otros no se han dado cuenta de que hoy es el día de la fiesta del pueblo. Algunos incluso dicen que no es su fiesta (con lo bien que viene siempre una fiesta) aunque no por eso vayan a ir a trabajar. El caso es que, en vez de divertirse, se acusan unos a otros de beber de la fuente equivocada, de beber en demasía, de no beber nada de nada, de que les obliguen a beber, de que no les dejen beber, de irse a otros pueblos a beber o de no dejar beber a los que vienen de otros pueblos...

Mientras, la fuente del centro del pueblo cada día tiene menos agua. Algunos han comenzado a decir que no es ni siquiera una fuente. Incluso ya hay quien comenta que en realidad no lo ha sido nunca y que todo ha sido una filfa.

Mientras, el alcalde y sus concejales hacen un estudio histórico sobre quién tiene derecho y quién no a beber de la fuente...


Al final todos sedientos...


Feliz Doce de Octubre seas del pueblo que seas.


P.D. Se me olvidó decirlo. Los habitantes de este singular pueblo de El Chorrillo son los chorras y las cosas que hacen y piensan son... como era esto... Nada, que no soy capaz de acordarme.



Fuente de los 16 caños (Béjar)