“Solo conozco dos idiomas: inglés con tacos e inglés sin tacos.”
L.Besson y R.M.Kamen en EL QUINTO ELEMENTO (1997)
Confieso que esta semana me había hecho el firme propósito de exiliarme mentalmente de este país. Escribir de cualquier cosa pero que no tuviera mentalmente con esta tierra llamada España. Sí, sí… No puedo hacer la maleta por motivos personales que no vienen al caso, pero nada me impide cerrar mi mente a todo aquello que está más allá de los muros de mi casa. Empiezo a estar superado por los acontecimientos diarios. Quemaría la surrealistoteca. Empiezo a parecer uno de esos viejos con síndrome de Diógenes… y en mi cabeza ya no caben más noticias surrealistas. Veo la estupidez allí donde dirijo mi mirada y, por salud intelectual, he decidido dejar de leer periódicos o escuchar radios. Quizá porque con poco más de tres décadas de edad empiezo a estar tan desencantado como un Quevedo avejentado o un Unamuno post-rectorado… No es desesperanza. Es cobardía. Es duro, pero es así. Cada día hay más idiotas, más incultos, más ineptos, más voceras, más estulticia…
Sin embargo, no puedo evitarlo, soy español. Sangre de toro que embiste cuando parece que recula hacia las tablas con tres pares de banderillas sobre el lomo. No soy facha no. Soy español como soy moreno. Ni me siento orgulloso ni lo desprecio. Lo dicen mis genes. Caí aquí y por eso reacciono así. Pero reacciono… Y al que le joda el término que busque otro. Que eso está muy de moda en nuestros días.
Leo hoy que el sinpar nacionalista vasco, Iñaki Anasagasti, asegura que el Príncipe Felipe es “un personaje protegido, alabado, mantenido y endiosado, sobre todo por el gobierno socialista”. En cambio, afirma, el Príncipe Carlos de Inglaterra es controlado desde el parlamento británico. Una actitud que alaba en los ingleses. Eso me ha devuelto la confianza en la política. Porque, amigos, quién me iba a decir a mi que alguna vez coincidiría yo con el tipo del flequillo imposible (y del que cualquier psiquiatra sacaría muchas conclusiones)
Estoy de acuerdo con él. Incluso, habría ido más lejos. Creo que los adjetivos dedicados a Don Felipe de Borbón son extensibles a la clase periodística de este país, cortesanos de pro, hasta la náusea. Yo, británico de corazón, me revuelvo en mi mismidad cuando oigo todo tipo de bromitas de mal gusto referidas a la familia real británica que se vuelven mieles cuando se habla de los Borbones. Pero es que, claro, los nuestros son mucho mejores que los otros y “no dan escándalos” quizá sin reparar que, quien saca a la luz esos escándalos, es la prensa de las islas que hace su trabajo y que no aplaude como lacayos, como hacen sus colegas españoles. Porque en todas las familias, Reales, cuecen habas. Lo que ocurre es que los británicos son capaces de cocinarlas y servirlas, y en este santo país, seguimos negando que estén en el menú y se quedan en la cocina.
Las noticias, incorrectas, son tapadas y retapadas por los periodistas cortesanos, o empresas de comunicación con miedo a represalias. Anécdotas participadas por miembros colaterales de la familia borbona, como ese Marichalar que utiliza medios aeréos del Ejército del Aire, o prebendas del Estado con las que son obsequiados por el conocido método del Dedazo. Y me dejo en el tintero aquellas que harían las delicias del Tomate… Pero ese himen aún no ha sido roto en nuestra joven democracia. Aunque, coño, la doncella ya tiene treinta tacos y empieza a ser sospechoso que aún no haya sido desflorada… ¿Quién será el “príncipe” o canalla que se atreva?
Anasagasti, en una estupenda labor como senador, ha explicado que don Jose Luis Rodríguez Zapatero se extralimita en su oscurantismo a la hora de facilitar una adecuada información para un mayor control político de los movimientos de la familia real y su utilización de, por ejemplo, los medios aéreos militares por parte de las Altas autoridades del Estado. Así ha alabado el modelo ejemplar de Carlos de Inglaterra que ha anunciado públicamente que va a utilizar, a partir de ahora, las líneas regulares de aviación para sus desplazamientos.
Anasagasti lo ha aplaudido. Y yo con él.
Pero ahí estoy yo… aplaudiendo al lado de un tipo que no me merece confianza. Ninguna confianza diría yo. Y cuando un pobre se muere comiendo jamón, o está malo el pobre o está malo el jamón. Entonces, Anasagasti está malo o el que está para pasar por el doctor, soy yo.
El nacionalista vasco se gusta y sigue atacando al Príncipe. Y ahí es donde mete la pata. Acusa al sucesor de la corona de que, además, en sus discursos en el Instituto Cervantes no hace caso al Euskera. Y eso es un delito de “lesa patria”. Su patria, claro, la de Anasagasti.
Aquí, señores, viene lo bueno, y es cuando decido dejar de lado mi exilio mental y entrar al trapo rojo que me presenta el torero peneuvista. Anasagasti propone entonces crear un Instituto Cervantes Vasco. Acusa a la institución española de no hacer caso a otros idiomas del estado y que, en los discursos que se pronuncian por todo el mundo en la inauguración de sus centros, no se hable en estas lenguas… Así pues, visto el desprecio que se hace al euskera desde dicho instituto españolazo, ha llegado a la conclusión de que es necesario dar vida a un nuevo organismo que fomente el idioma vasco.
Querría comentarlo en serio. De verdad que sí. Pero no me sale. En serio. No se enfade usted señor Anasagasti…
Si lo piensa un poco, ni siquiera dos veces con una bastará, se dará cuenta de que se llama Instituto Cervantes en memoria de un mediocre ex-soldado que escribió una cosa llamada Don Quijote de la Mancha… en castellano. Y que se promociona el castellano porque lo hablan sólo cuatrocientos millones de personas en todo el mundo y en la que han escrito “no españoles” como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Luis Cernuda... Y que, eso que llaman por ahí español, es una de las tres lenguas más habladas en este planeta sin menosprecio por ello al resto de idiomas que utilizamos en este pequeño rincón del mundo. Fue simplemente casualidad que la lengua común a aquellos tipos que se fueron a conquistar el nuevo mundo era el castellano, de Castilla, que fue quien acoquinó para el viaje. Si el reino de Euskal Herria hubiera sido el que hubiera puesto los “jurdos” para la conquista, a estas horas los tangos se "llorarían" en euskera y en Mexico se cantarían Korridos y no corridos. Pero no fue así…
En cualquier caso, estaré de encantado, de que abran ustedes su propio instituto para la promoción del euskera en todo el mundo. La kultura ha de korrer. Eso sí, deberían ponerle un nombre algo más de la tierra, algo así como Instituto Zerbantes o Instituto Patxi. O mejor, Instituto ¡Ayvalaletxe! Porque Instituto Anasagasti iba a cantar mucho. Perdón. Kantar.