19 diciembre, 2005

DIOS TE AMA. DISNEY TAMBIEN

"Todo lo que quiero por Navidad, es a tí..."

Richard Curtis en LOVE ACTUALLY (2003)



La dulce Navidad del villancico es una epoca difícil para los que somos diabéticos. El azúcar lo inunda todo. Las buenas intenciones también. Y uno no se sabe cuál de las dos es más peligrosa ya que el cabronazo que te hizo la vida imposible durante el año se transforma, cual hombre lobo, en tierno corderillo cuando llegan estas fechas. Uno se confía, confraterniza... y el día ocho de enero vuelve a salir la luna llena. La jodimos. Pero no pienso decir que odio la Navidad. Ultimamente se ha convertido en una moda, en una coletilla moderna, así que tendré que volver a creer en ella. No podemos estar todos en ese lado del barco.

Se equivocan los estúpidos que disparan contra los católicos como responsables de esta situación de estúpida bonhomía transitora... La Navidad hace mucho tiempo que se convirtió en laica. La auténtica religión de estos dias se llama Disney y un ratón es su profeta. Y si no has pasado por cualquiera de sus parques temáticos en el mundo lo harás algún día porque es como la peregrinación a la Meca: tienes que ir por lo menos una vez en la vida.

Y así, en Navidad lanza su mensaje anual para que inundemos su cepillo con buenas intenciones... y euros. Y no se puede luchar. Hay que rendirse porque disparar contra Disney es como disparar contra la infancia. Además, para ellos no existen distingos de carácter religioso: Aladdin es árabe aunque jamás se encomendara a Alá, Pocahontas se casa con un calvinista, Mulán es budista y El jorobado de Notre Dame vive en una catedral aunque el obispo es el malo, eso sí... Todo polítiticamente correctísimo. Que nadie se sienta excluido porque el dinero, venga de donde venga, no cree en dios. O quizá es que el dinero sea Dios.

Pero como a toda religión seria que se precie, a Disney le salieron unos herejes: los chicos de Pixar y los de Dreamworks que han llenado ese mundo color rosa de Monstruos (S.A.), ogros de nombre impronunciable (Shrek) y demás Increíbles. Así, la mala leche de estas producciones, el mensaje equivoco de la infancia empezó a sombrear el Imperio del Bien. La herejía se atrevió a alzar la voz contra el dibujo tradicional, propugnando ese satán moderno llamado ordenador, y contando unas historias donde la gente no canta sus sentimientos cada diez minutos. Una de sus consecuencias es que Disney tuvo que cerrar la parte de su estudio dedicada a la animación tradicional (es decir, aquellas películas que todavía se seguían dibujando a mano) ya que el Mal en estado puro, los ordenadores, han venido a sustituir al lápiz y el papel. Pero es que si Miguel Angel Buonarotti viviera estos días quizás habría cambiado el pincel por el ratón...

Pero volvamos a la Navidad. Yo, por mi parte, me encerraré en casa. Volveré a cantar villancicos con la intensidad con que entonábamos el No nos moverán, y montaré mi olvidado Belén a la puerta de casa para provocar a mis vecinos. Pero no dejaré que la bondad inunde mi corazón. Seré un cabronazo estos días y bueno el resto del año. Es un propósito. No prometo cumplirlo...

Feliz Navidad

02 diciembre, 2005

TODOS SOMOS NAZIS

Esta mañana no escribo, vomito.

Gracias por los mensajes de apoyo a esta página, por los comentarios, por las críticas, por las alabanzas... Pensé que sería un diario que nadie leería pues no se publicita en Crónicas Marcianas ni en los entreactos de Gran Hermano. Pero sí. Yo calculo que debemos ser ya, al menos, media docena los que nos reunimos por aquí. Hoy me cuesta escribir. No porque no haya noticias, ni anécdotas, ni locuras que me sirven de excusa para reflexionar. No. Me cuesta porque ya más de una persona me ha dicho: “me gusta tu blog pero... ten cuidado con lo que escribes. Nunca se sabe quien lo puede leer.” Se han cumplido treinta años de la muerte de Franco, tan de moda en estos días, y recuerdo que yo escuché frases parecidas a esas en mi casa en aquellos días. Había que tener cuidado con lo que se decía, con lo que se escribía, con lo que se comentaba... El poder no perdona especialmente lo que queda escrito.

¿Qué coño está pasando? ¿Por qué tenemos esa percepción de que si dices algo contra el estatuto de Cataluña, contra el Psoe, contra el PP, o contra el sumsum corda, mañana te puede pasar factura? ¿Acaso no tenemos libertad? Política sí porque así reza en nuestra Constitución pero sospecho que todavía no tenemos la libertad económica, ya que es la censura económica, la peor de las censuras... Así que, cuidado con lo que escribes, que es como decir cuidado con lo que piensas.

Es cierto que todos, absolutamente todos, alguna vez hemos sentido deseos de acallar aquel que nos jode, que nos toca las narices con sus comentarios, que ha censurado nuestra forma de actuar... El ser humano tiende a eliminar aquello que le es molesto, bien sea de su cabeza o de su vida...Nuestro malformado cerebro tiene una composición que no es químicamente pura: un tanto por ciento de tolerancia y un tanto por ciento de autoritarismo. Dependiendo de la cantidad de uno u otro, nos convertimos en fervientes demócratas o señores con esvástica. El truco consiste con controlar a ese Hitler perverso que llevamos dentro. En encerrarle en esa cárcel mental de la que no debe salir y que busca cualquier excusa, a veces muy plausible y justa, para salir. Pero no hay razón alguna para dejarle libre. Ninguna. Ningún argumento, por muy cierto que este sea, es motivo para soltarle.

Vivimos días en los que hay gente que ha decidido dejar sueltos a sus nazis interiores. Así, ante comentarios más o menos afortunados, más o menos verídicos, más o menos justificables, han decidido que los métodos utilizados por los nacionalsocialistas de la Alemania de los treinta son los más validos. Las pintadas y las amenazas para señalar a quienes se oponen a sus ideas y comportamientos.

Y no. Por ahí no paso. Si los que hacen afirmaciones que se consideran injuriosas son así consideradas por los supuestos injuriados pues a los tribunales con ellos. A los tribunales de justicia. A los jueces. Que para eso están y para eso cobran. Y lo demás está de más. Es solo iniciar una carrera que, lamentablemente, ya hemos visto como acaba y, sobre todo, terminan por olvidarse los motivos que iniciaron esa loca espiral: desde nuestros días nadie se plantea si los judíos eran culpables de los delitos de los que les acusaban los nazis porque nada justifica las barbaridades, la mayor vergüenza de la historia de la humanidad, que vino detrás.

Pero el miedo es un arma muy poderosa y aquellos que saben manejar el miedo se convierten en poderosos señores. Amedrentar ha dado excelentes resultados en la historia de la Humanidad desde que el primer troglodita esgrimió su quijada de burro ante aquel enano enclenque de la tribu se reía de él llamándole cornudo. El enano no tenia razón, o sí (vaya usted a saber la vida marital de la señora troglodita) pero en cualquier caso, alguien decidió (el primer abogado) que la quijada no era el método para solucionar el problema y acudieron al jefe de la tribu para solucionar el problema. Uno perdió, los abogados ganaron, y ese día nació la civilización.

Pero yo soy de los que todavía se amedrenta ante la quijada de burro así que no pienso hablar de política, ni molestar a nadie con este blog, ni denunciar nada porque el único perjudicado al final sería mi banco. Estoy y estaré a favor de la corriente y tacharé de intolerante a quien no tolere a los intolerantes. Os quiero a todos. Pareceré un gilipollas social... pero lucharé en la clandestinidad contra los malos, como el Zorro, como la Pimpinella Escarlata, como los héroes solitarios. Es lo único que algunos podemos ser en estos días que corren.