24 julio, 2008

GATO POR LIEBRE

"Dicen que las mujeres y los gatos nunca vienen cuando se les llama...
pero acuden sin falta en cuanto no se les hace caso."
V.Aranda y J.Jordá en CARMEN (2003)



Echemos un vistazo a estas fotos:



Su nombre es Dennis Avner. Y sí. Es un tipo de verdad, no el protagonista de ninguna película veraniega para adolescentes. Este norteamericano está transformando su cuerpo en el de un gato desde hace 25 años. Su metamorfosis comenzó cuando apenas tenía 23 años y ha sufrido ya tantas cirugías que ha perdido la cuenta. Además de las intervenciones médicas, ha de sumarse los tatuajes, que cubren todo su cuerpo, los pearcings, el cambio de dentadura, los injertos de pelo en los mofletes para simular bigotes y la silicona que se ha puesto en distintas partes de su rostro y lentes de contacto verdes para simular la mirada felina. Durante este tiempo ha gastado más de 200.000 $ para adaptar a la realidad lo que él tiene en la cabeza. Y aún tiene planeado gastar 100.000 $ más. Pero ¿Por qué? Por algo muy simple: él se siente un gato. En su cabeza es un felino aunque su cuerpo lo niegue una y otra vez. A mí me parece perfecto. No creo que esté mal de la cabeza. Si es feliz así, adelante con los faroles, que diría mi padre. Todos tenemos derecho a intentar hacer realidad nuestros sueños. Ya sea convertirnos en don Gato o viajar a la luna... Ojalá que encuentre a quien le rasque el lomo.

Eso sí, nadie en su sano juicio diría que Dennis es un gato. Por mucho que su cerebro le grite en su interior que tiene el adn de Jinks y odie a "esos malditos roedores".


Veamos ahora esta otra foto:


Dice el periódico, en primera plana, que es Thomas Beatie, el primer hombre embarazado de la Historia y que ayer ha dado a luz a una niña. Yo acudo presto a la noticia. Un escalofrío ha recorrido mi espalda. ¿Cuántas me van a pedir ahora un hijo mío? ¿Yo padre soltero? ¿A mi edad? Después, más calmado, he pensado que ya estoy casi en la menopausia y no creo que ninguna mujer en su sano juicio estaría dispuesta a que engendrara a un miniyo... Además, uno ya no está para esos trotes... El caso es que, al leer detenidamente, descubro que el "hombre embarazado" no es señor sino señora. Transexual, más concretamente. Es decir, que nació Juanita y que, mediante una complicadísima intervención, le convirtieron en don Juan. Quitaron tetas y le pusieron huevos, literalmente. Pero, por dentro, seguía habiendo un útero. Un útero femenino. Porque por mucho paquete que marcara Thomas, por muchos tatuajes de Amor de madre que se hiciera y por muchas tardes que pasara con sus amigotes viendo fútbol y bebiendo cervezas, Thomas seguía siendo una mujer...

Este post, políticamente incorrectisimo, si fuera publicado sufriría agrias críticas y furibundos ataques (machista, misógino...) porque presupondrían que se trata de una crítica a la transexualidad. Nada más lejos en mi ánimo. Yo, que soy fiel seguidor de la serie CSI, sólo me remito al axioma del sabio Gill Grisom: "No lo digo yo. Lo dicen las pruebas". Y a ellas apelo. Si el bueno de Thomas sufriera un accidente de coche (Dios no lo quiera), el vehículo estallara y su cuerpo quedara calcinado, cuando llegaran los de criminalística y tomaran muestras, al analizarlas al microscopio sus celulas "gritarían" que son xx y no xy. Y así Grisom diría: "nos encontramos frente al cuerpo de una mujer..."

Porque cuando Thomas muera (quiera Dios que dentro de muchos muchos años) y le entierren, lo primero que se comerán los gusanos serán el cerebro y los genitales (como a cualquier mortal) ya que las partes blandas es lo primero que desaparece, pese al mucho aprecio que los tenemos cuando respiramos y a los muchos quebraderos de cabeza que nos dan en vida. Y si los próximos pobladores de la Tierra encuentran sus huesos dentro de millones de años, su adn seguirá gritando xx y no xy... Los de Thomas erán los restos de una hembra porque no podemos grabar un nombre en cada una de nuestras céculas... No somos lo que decimos ser, ni siquiera lo que sentimos... somos lo que la naturaleza
dice que somos. Y por mucho que un ciervo se sienta lobo, que su mente haya nacido en un cuerpo equivocado, como se acerque a una manada de carnívoros, estos le harán ver que la madre naturaleza es una hija de perra.

Que conste: me parece perfecto que un transexual quiera ser padre o madre. De la misma forma que cualquier heterosexual quiera ser ornitorrinco, por ejemplo, sin ánimo de ofender a tan maltratados animales... Todo el mundo tiene derecho a vivir con respecto a lo que tiene en su cabeza y a cumplir sus sueños. Sea convertirse en señor, gato, ficus o extraterrestre. Creo que estamos en este mundo para ser felices, aunque la jodida felicidad a veces nos lleve por caminos intrincados... Tenemos el derecho y el deber de luchar por nuestros sueños. Y a sentirnos bien con nosotros mismos... pero eso no cambia lo que somos. La naturaleza es así de cabrona. No entiende de corrección política.

Por eso, Dennis no es gato, sino señor, y Thomas no es señor, sino señora.

Así que la noticia es que una señora (con aspecto de señor) ha dado a luz una preciosa niña.

El verano es lo que tiene: noticias de lo más triviales para sobrellevar el calor...




20 julio, 2008

COCKTAIL DE GAMBAS

"Soy un buen tiburón,
no una máquina de comer,
si quiero cambiar esa imagen,
primero debo cambiar yo...

Los peces son amigos no comida."

A.Stanton, B.Peterson y D.Reinolds en BUSCANDO A NEMO (2003)


Hablando en un anterior post sobre tiburones, dos de nuestros parroquianos (Cacha y Wilson) dieron fe de sus encuentros con sendos escualos en distintos mares de este planeta nuestro por los que se habían zambullido. Incluso adelantaron que tenían testimonio gráfico de tal suceso, cosa que me pareció de gran valentía pues no puedo ni siquiera imaginar como alguien puede pensar en hacer una foto en el momento que un pescado, de varias toneladas de peso y con una boca con varias filas de dientes, se dirige hacia uno. A buen seguro que se nos pone una cara de cocktail de gambas... Ante mi demanda de que nos enseñaran las instantáneas de tan increíble momento, Wilson me envió hace pocos días dicha fotografía. Convengo que no pensé que el pez había pasado tan cerca de su persona y aún no entiendo como, a la vista de la postal, no vió pasar toda su vida ante sus ojos como una película... Claro que si esa película es Tiburón y uno la está viviendo en primera persona, no creo que uno tenga cuerpo de más historias...

Reproduzco con su permiso el mail que me remitió así como el documento gráfico para deleite de los presentes...

Un saludo a todos.



TIBURONCETES PUBLICATIO

Mi señor don amigo,

acá vamos con el tiburoncillo fotografiado. Sobre cómo se obtuvo la foto puedo contarle tres historias, la primera, la verdadera, es absolutamente desempalmante. No vale ni para una comedia de Colomo. La segunda es muy épica, parece de película de Spielberg. No se la creería y tendría usted to
da la razón en ello. Así que vayamos con la tercera, que es una verdad a medias (bueno, dejémosla a tercios): terminaba yo una inmersión, en el verano de 1996, junto al dr. Álvarez, un amigo de ley, "botánico del mar" y coreano (por parte de madre), que como tiene el sentido del humor de mamá, me había tenido cuarenta y cinco minutos (pero que parecían noventa), fotografiando matorrales a unos treinta metros. Además, habíamos hecho acopio de todo tipo de algas, musgos, líquenes y qué se yo, cargadas en abultadas redes, que tiraban de nosotros como plomada. Maldecía yo mi estampa y la de la madre que parió al dr. Álvarez, con aire en la mitad de la reserva y la 3/3 sin hacer, (la 3/3 no es postura del Kamasutra sino la parada de seguridad que hacemos todos los buceadores durante 3 minutos a 3 metros). Cuando no se tiene aire en la botella, maldecir no sólo no sirve de nada sino que gasta. Así que me serené y me dejé flotar, entre cinco y tres metros para desnitrogenar. ¡Qué descanso! ¿No? Pues no. Álvarez se puso como aspaventoso basilisco acuático. -Este se ha quedado sin aire- me dije -toca un calumet- (que no es peligroso, pero sí un coñazo). Tampoco. ¿Usted ha leído Tintín en el Tibet? Cuando el capitán Haddock cree haber visto al Yeti y empieza a gritar ¡el yeto, ese, el teti, el seti, el yate..!, etc.. y así hasta atinar con el nombre correcto... Pues eso le pasaba al bueno de Álvarez, pero a cinco metros de profundidad. Por fin caigo qué me quiere decir. Veo una masa con aleta dorsal que nada hacia nosotros, de abajo hacia arriba y que se estabiliza a nuestro frente: ¡un tiburón!, ¡te cagas! (casi literalmente). Álvarez escribe frenético en su tablilla y me la enseña al revés (los nervios). Allí pone "J. Milberto foto!" O sea que el bicho era un viejo conocido de mi amigo y no había que tener miedo sino sólo fotografiarlo. La cosa estaba clara, el de la cámara era yo, mi amigo era el jefe, aquello champán, ¡feliz navidad! En un valeroso arrebato de valor no retrocedí un ápice. Pero acordándome de que los combatientes en la siguiente batalla son los que escapan de la anterior, tampoco avancé. Me limité a poner la lente zoom en 70mm y estirar los brazos todo lo que me permitía mi naturaleza. Aunque lamenté no ser mono la cosa funcionó. Lancé un disparo, dos, tres. El bicho, muy lentamente, seguía en ruta de colisión hacia nosotros. Así que adopté la recomendación trece contra escualos reticentes: ponga el cuerpo "en estrella" y cante a voz en cuello lo que más ruido haga. ¿Funcionó? No lo sé. Antes de empezar con Bella figlia dell´amore y de que me diera el calambre, por la posturita, el requino viró a babor y con una celeridad medida (probablemente para que no pensáramos que huía) se fue a explorar las profundidades. ¡Con un par! (porque además nos pareció que era macho).

Me espetó Álvarez, cuando me ayudaba a salir del agua, y del calambre, que qué lástima de foto. -¡Hombre, haberte acercado tú!-. No era eso, una foto mía, me dijo, porque parecía una esvástica, ¡ni Ester Williams!
Luego, cuando indignados y acelerados nos reponíamos del susto-disgusto (parecíamos el padre de Ninette, cuando se enfada porque en la Embajada no le niegan el pasaporte), le pregunté por qué sabía que el animalico se llamaba J. Milberto, y que la jota era ¿Juan, José, Jacinto, Javier, Jaime..? Álvarez me miró con esa cara de su madre, que se le pone cuando no entiende a estos occidentales: Carcharhinus plumbeus, Jaquetón de Milberto, tiburón gris...
Otro día le preguntaré si Milberto fue el primero que recibió un mordisco de uno de esos.

Suyo

Náutico Wilson


Pues a mi me parece igualito que el de la peli de Tiburón...

07 julio, 2008

OTROS POLICÍAS DE NUEVA YORK

"Algunos policías de Alemania Oriental eran rudos y suspicaces.
Otros, eran suspicaces y rudos."
B.Wilder y I.A.L.Diamond en UNO DOS TRES (1961)



1. CALLE MANHATTAN. EX. DÍA.
Dos JOVENES de unos treinta años pasean por la calle 34 junto con su madre, de unos sesenta años. Ellos altos y fuertes en camisa del manga corta. De repente de un centro comercial sale un INDIVIDUO con aspecto de mexicano. Corre y mira a ambos lados de la calle. Tras él se escuchan gritos de auxilio. Los dos hermanos, sin pensárselo, echan a correr tras él. El individuo se vuelve. Parece que va a sacar una pistola de entre sus ropas. Ellos se parapetan tras unos coches. El tipo sigue corriendo y ellos inician la persecución tras él. Entra música de acción. El tipo cruza la calle esquivando coches y la pareja de jóvenes hace lo propio... Se les ve ágiles y en buena forma.

2. PUERTA MADISON SQUARE GARDEN. EXT. DÍA.
El joven 1, corriendo a gran velocidad, casi ha llegado a la altura del mexicano.

JOVEN 1
¡Alto a la guardia civil!

El mexicano se da la vuelta sin entender nada. KIKE, el joven 1, se abalanza sobre él. El individuo es una mole y parece peligroso. Se pone en pie. Pero Kike le hace un barrido con los pies y le tira contra un macetero. El joven 2, DANI, llega hasta ellos y entre los dos le reducen en el suelo. La gente se amontona alrededor. Algunos graban con sus teléfonos móviles. Kike saca unos grilletes de lazo de un solo uso (las típicas cinchas de plástico) y le ata las manos a la espalda.

MEXICANO
¡Ustedes no tienen jurisdicción aquí, cabrones!

Entre los dos le levantan del suelo. La gente les aplaude. Llega corriendo un OFICIAL DE POLICÍA AMERICANO. Dani se dirige a él.

DANI
We are civil guards...

OFICIAL
(con acento mexicano)
Híjole, ¿Qué hacen dos guardia civiles por aquí?

KIKE
Estamos de vacaciones con nuestra madre.

DANI
Coño, pisha, hablas español.

OFICIAL
(sonriendo)
¿Qué iba a hablar habiendo nacido en Tijuana? ¿De dónde sois vosotros?

DANI
De Málaga.

OFICIAL
¡Como Antonio Banderas!

En ese momento llega un coche patrulla del que bajan dos agentes.

OFICIAL
Ya me ocupo yo de este pendejo. Acaba de cometer
un robo con violencia e intimidación en el mall de la 34.
Le buscamos desde hace meses pero siempre se nos
había escapado...

KIKE
Eso es porque no tenéis una casa cuartel por aquí...

El oficial coge al delincuente y se lo entrega a los policías.

OFICIAL
Buenos grilletes.

Kike saca unos de su bolsillo.

KIKE
Siempre los llevo conmigo...
DANI
Kike, ¿y mamá?
Los dos hermanos se miran con espanto al darse cuenta de que se han olvidado de su madre...

Doña María del Rocío, completamente sola en mitad de la calle 34, busca con la mirada a sus hijos en mitad de una marabunta de gente que pasa a su lado sin reparar en su presencia...

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No, no es el guión de una película. No he inventado ni una coma...
Es el guión de un hecho sucedido hace unos días en mitad de la Gran Manzana. Verídico. Mítico.

No le falta de nada. Hasta que los dos tipos sean malagueños con acento es perfecto. Secuencia primera antes de títulos. "Picoletos de NY". Banderas haciendo de prota.

Una gran serie sería...

P.D. La Eurocopa. Nadal. Vamos tan sobrados que hasta detenemos criminales en Estados Unidos. Estamos que nos salimos...

http://www.elpais.com/articulo/espana/guardias/civiles/atrapan/ladron/Manhattan/elpepiesp/20080620elpepinac_24/Tes



Gran localización...

LA ÚLTIMA SESIÓN

"Necesitarás un barco más grande..."
P.Benchley y C.Gotlieb en TIBURÓN (1975)



Eran las doce de la noche. Sentado en un banco observé como la gente salía de un cine. Es una sensación especial acudir a la última sesión. El sueño de la pantalla y el que pronto cogeremos en la cama se mezclan de una forma especial. Cuando todavía están impresas en nuestra retina las imágenes de la historia, caemos en brazos de Morfeo y nuestro cerebro continúa la película.

No se por qué vino a mi cabeza la primera vez que tuve esa sensación. Debía de correr el año 1975. Fui con mi padre a ver una película de la que todo el mundo hablaba: Tiburón. Era el cine Capitol, uno de los últimos tres que quedan actualmente en la Gran Vía, y para un niño de ocho años suponía todo un acontecimiento: era la primera vez que iba al cine por la noche. Ni que decir tiene lo que me impactó la película de un tal Spielberg. Mi padre vestía un abrigo marrón claro, largo y amplio, como el que lleva Michael Corleone en la primera parte del Padrino cuando pasea con su novia, Kate, haciendo compras de Navidad. Al salir a la calle, recuerdo que estaba como sonado, sin hablar... Aunque eran las doce y pico de la noche (algo absolutamente inusual para mí en aquella época) no tenía nada de sueño. Quizá porque aún estaba soñando o porque había estado en ese estado durante más de dos horas. Pero recuerdo perfectamente esa sensación. La misma que tenía anoche al ver salir a la gente de la sala... Sólo le dije a mi padre que no volvería a bañarme en el mar. Todavía hoy nunca, nunca, aún sabiendo nadar perfectamente, nunca me baño en agua salada en una profundidad mayor de la que no hago pie. Vale, sí, tengo miedo a que aparezca un monstruo de las profundidades (que los hay aunque no los hayamos descubierto aún) y me engulla sin dejar rastro. Me acojona mirar abajo y ver el agua oscura...

Este año no tengo vacaciones. No podré ir al mar con mi familia. Pero mi hijo de cinco años ya me ha advertido. No piensa bañarse en el mar: no quiere que se le coman los tiburones.

Definitivamente, nuestros fantasmas también los trasmitimos en los genes.

03 julio, 2008

EL ASCENSOR

Espero en el andén de Bilbao a que llegue el metro a las ocho de la tarde. Con eso de que es medio verano pasan con menos frecuencia así que espero sentado sumergido en las memorias de Asimov. Es lo bueno que tiene no coger el coche para moverse por Madrid. En menos de un mes me he leído un tocho de más de setecientas páginas. Algo inimaginable hace un año.

"Por favor señor..." Levanto la vista y me encuentro ante mi una mujer con acento nórdico de unos sesenta años con un baúl, disfrazado de maleta roja, en el que deben de caber al menos tres cadáveres descuartizados. Tras ella un nomo, que debe ser su hijo, con un bulto de similares características. "¿Me podría decir el ascensor para salir de aquí". Le explico que en esta estación no hay ese invento moderno. "Tiene que salir por una de las dos escaleras que hay al final del andén..." Ella me mira con cara incrédula. Entonces caigo: "Sí, vas a tener que cargar esa maleta hasta arriba del todo" pienso... aunque, francamente, como no tenga los poderes de Harry Potter lo va a tener muy complicado. Silencio. Ella sonríe de medio lado y me espeta: "¿Y como lo hacen las personas que no pueden subir escaleras?". Confieso que su lógica me desarma. No puedo mentir. Así que sólo se me ocurre decir la verdad: "Aquí no se piensa mucho en esas personas..." Echa andar por el anden camino de la escalera con la cadencia de un cristiano que sube a la arena del circo.

Llega el metro. Subo en él. Tengo prisa. Y caigo entonces en que yo tampoco he pensado mucho en ella...

02 julio, 2008

VOLVER

"Dije que volvería..."

J.Hatcher y K.Simi en CASANOVA (2005)




Y no tiene nada que ver con la peli de Almodóvar.

Después de mucho tiempo, que se me ha pasado como un par de segundos, decido que tengo que resucitar este moribundo blog porque, ahora más que nunca, tengo más cosas que contar aunque menos tiempo libre que... (aquí me ahorraré el típico chiste "chiquitistaní")

Sí, empezamos a rodar a mediados de agosto y aún no tenemos guiones, ni actores, ni... Pero como decían en Shakespeare in love: esto es siempre así. Cuando parece que todo va a estallar y que no llegarás, algo pasa que lo arregla todo.

Será la magia del cine, de la tele o que somos españoles ¡que coño! Para eso somos campeones de Europa...

A partir de hoy prometo escribir casi todos los días. Eso sí, no esperéis grandes disertaciones ni análisis sesudos. Mi vida, como decía un amigo mío, se ha convertido en algo muy vulgar...