29 noviembre, 2006

REZA LO QUE SEPAS...

“Para ti soy ateo. Para Dios, soy la fiel oposición.”

Woody Allen en “RECUERDOS” (1980)


Mi relación con Dios siempre ha sido extraña.

Digo extraña porque no sabría definir nuestra relación…

Por una parte, no soy ateo. Me niego a pensar que todo lo que nos rodea se creó de la nada y sin una razón aparente. No digo que no sea posible, a mi edad de puro incrédulo ya me creo cualquier cosa, digo que me jodería que todo fuera causa del azar o de la física. Como creador que soy, necesito pensar que todo lleva un orden, aunque a veces esté oculto, pero orden al fin y al cabo. Las obras bien hechas tienen que deberse a un plan preconcebido. Como guionista sé que tener una estructura previa es fundamental para que la creación nos quede como es debido. Porque si esto salió así por un golpe de suerte… ¿Por qué no soy capaz de conseguir yo un guión la mitad de bueno sin una sinopsis, una escaleta y una preparación minuciosa? No sería justo. ¡Que todo lo que nos rodee sea causa de la potra…! Así que un creador tiene que haber, aunque muchas veces me gustaría saber en que Universidad le dieron el título, porque vistos los resultados…

Tampoco puedo considerarme agnóstico, uno de esos señores que no niegan que exista Dios, pero que “como ciegos religiosamente hablando” no pueden verlo. Estos me fastidian especialmente. No son capaces de comprometerse con una creencia pero tampoco le echan los reaños de negarse a creer del todo. Es un nadar y guardar la ropa que para jugadores como yo, nos resulta de todo punto inaceptable. Admiro al ateo y al cristiano. Ellos se la juegan. Uno ha de apostar al rojo o al negro, o pasa o falta, no hay más… el punto intermedio es de cobardes. Si después, cuando estiremos la pata, no hay nada, los agnósticos no han perdido nada porque no se comprometieron. Y si lo hay, y un día se encuentran delante de El, seguro que basan su defensa (en el Juicio Final) en que ellos estaban convencidos de que había un ser superior, y bla bla bla. Si yo fuera Dios, estos serían los primeros en ir al infierno. O peor, los convertía en funcionarios del cielo. Sin derecho a pagas de navidad y moscosos.

En tercer lugar están los que se crean su propia religión. Mi experiencia me ha dicho que son las personas más egoístas que conozco. Habitualmente es una excusa estúpida para justificar todos sus actos y pensamientos. De ahí deriva el famoso “cristiano no practicante”, esto es, tomo de la doctrina católica lo que me interesa, me aprovecho de ella pero no sigo ningún mandato que sea complicado de seguir. Es decir, quiero ver el partido pero no pago la entrada. A estos, les digo que se esperen porque ando yo pergeñando una religión propia mezcla de la católica (que te perdona siempre hagas lo que hagas), la musulmana (que prima a los varones por encima de las mujeres) la budista (que te permite vivir miles de años y alcanzar el paraíso en la tierra), el Tantra (que fomenta encamarte con cualquiera que se te ocurra para demostrarle tu amor fraternal, algo así como el cielo por el camino del coito), el Palmar de Troya (para darle a mi religión el conveniente aire de coña andaluza y pescaito frito) y la cienciología (un necesario toque de glamour que publicite Mi culto en los medios de comunicación y que atraiga a estrellas del cine y la televisión). Todavía tengo que añadir algunas asimilaciones de extrañas creencias de Sudamérica (que incluya el consumo algún tipo de droga alucinógena) que conviertan mi religión un auténtico paraíso en la Tierra en la que Dios esté al servicio del creyente y no al revés. ¿Qué pasa? Es mi propia religión…

Y no hay que reírse. Puestos a navegar por creencias extrañas, las más raras que conozco son aquellos que en Australia han creado una religión basada en La Fuerza (sí sí, esa que se inventó George Lucas para la Guerra de las Galaxias) con sus caballeros Jedis y todo. Y una más castiza, nacida en Argentina, en la que los seguidores de Diego Armando Maradona, han inventado un culto que tiene como Dios al al Pibe cocainómano. Con una misa ad hoc incluida. De lo que no me he enterado aún es si, en vez de dar Hostias consagradas, el sacerdote reparte rayitas…

Más vale que no exista Dios, porque como realmente ande por ahí, debe pensar que estamos locos de atar.

Y yo que critico tan abiertamente las creencias de los demás… ¿en qué creo?

Mi concepción de EL se resume exactamente en un chiste : Un hijo le pregunta al padre ¿Quién es Dios? Y el padre le responde: ¿sabes esos momentos en los que estás angustiado y no sabes a quien recurrir… y entonces lo que te sale de dentro es rezarle a un ser superior, implorar su ayuda, y en suplicarle que te saque del atolladero? Bien, pues ese que te ignora… es Dios.

Os preguntaréis como me ha dado este arrebato místico. A un descreído como yo… Todo este post nació el lunes. Ese día, por la mañana, iba a mi revisión trimestral a la Ciudad Sanitaria de La Paz. Digo trimestral pero miento. Aparezco una vez al año. Como tengo esa enfermedad crónica ya comentada y he sido malo, siempre me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena y así pienso que esta vez es cuando me dirán que todo va mal, que me han encontrado no se qué en una de esas innumerables pruebas que me hacen y que empiece a prepararme para lo peor. O no. No me lo dirán pero yo se lo notaré en los ojos. Lo cual será aún peor… Pero siempre pienso que a partir de ese día todo irá hacia abajo.

En estas diatribas me veo yendo en el metro la mañana que me toca y es entonces, sólo entonces, cuando me convenzo de que debería rezar. Como no tengo un dios reconocido, resulta terriblemente complicado hablar con él, o pedirle, o rogarle. Así que, termino desistiendo, y pensando que si el fatal desenlace llega este año pues que ya nos veremos cara a cara el creador y yo, y cuando me toque darle explicaciones, pues… “Ya pensaré algo” que decía Indiana Jones.

Así que ahí estoy , en un vagón casi completamente vacío, absolutamente propicio para una aparición mística, una visión mariana, o una conversión a la manera de Pablo de Tarso, algo que me permita ver la luz y convertirme… he deseado. Pero nada. Sólo escuché una música...

En mis oídos sonaba, gracias al mp3, el último disco de Los Beatles, LOVE. Me he descubierto cantándolo en bajini. Como llevo el pelo largo, la mujer que tenía enfrente, no se ha dado cuenta de que llevaba los cascos puestos, me ha mirado y se ha santiguado, pensando que yo rezaba. Y creo que es verdad. Iba rezando. A esos cuatro tíos de Liverpool en los que creo desde que tenía ocho años, y que me han regalado una canción cada vez que me encontraba mal, que me encontraba solo, o que no me encontraba… y cantando sus canciones me he sentido mejor, me han levantado la moral, he conseguido creer en la vida… quizá porque ellos han sido mi auténtica religión. Una creencia que se compone de cientos de oraciones… A cual más hermosa.

Yo, personalmente, no encuentro muchas diferencias entre el mensaje del Padre Nuestro y All you need is love: Ama a tus semejantes y no jorobes al de enfrente.



45 D.D. (Año 45 Después de Diego)

21 noviembre, 2006

ORGIA DE COLESTEROL

"Hamburguesas: la piedra angular de un desayuno nutritivo..."

Quentin Tarantino en "PULP FICTION" (1994)



Hoy tengo dos noticias que daros: una buena y una mala.

Empezaré con la mala porque así es como lo hacen en las películas. Lamento comunicaros que entre nosotros se ha infiltrado una persona de mal vivir y peor discurrir. Uno de esos individuos que siempre vemos de lejos, en los telediarios y que pensamos que nuestros caminos nunca se cruzarán. Su calaña se sitúa, exactamente, entre los esnifadores de pegamento y los traficantes de cómics. Sí, queridos amigos, entre nosotros se esconde… una ministra. Es trágico pero es así. Aceptémoslo. Según he podido comprobar, nos lee habitualmente. Y ahí es donde tengo la buena noticia: nos lee y… ¡¡¡me hace caso!!! ¿Qué cómo he podido llegar a esta conclusión? Sencillo…

Como dice Sherlock Holmes, el proceso deductivo se basa en eliminar todas las hipótesis imposibles hasta quedarnos con una sola. Y esa, por muy increíble que nos parezca, es la solución. Por supuesto, la casualidad, queda excluida como opción.

Pues bien… Echando la vista atrás, reviso el Post de esta página de 2 de enero de 2006 titulado “¡Pepe, un purito!” en el cual escribía acerca de la nueva prohibición sobre fumar en restaurantes y demás sitios públicos. Una cruzada que se justificaba porque el Ministerio velaba por nuestra salud. Al final, en mi indignación, clamaba a favor de nuevas cruzadas contra el alcohol y la comida basura:

“…Lo de los gordos es indignante. Es intolerable la cantidad de calorías y colesterol que se mete la basca en el cuerpo sin tener en cuenta su salud y claro, luego los regímenes, los especialistas, las operaciones de reducción de estómago y demás ¿quién las paga? La Seguridad Social, o sea, usted y yo. A mí también me gustaría meterme entre pecho y espalda un doble Wooper con doble mayonesa, doble queso y doble patatas fritas todos los días y, sin embargo, resisto a la tentación. ¿Y saben por qué? Porque pienso en los demás, en el sistema sanitario y en que la sociedad no tienen por qué pagarme mis vicios... ¿No habría que iniciar ya mismo una campaña contra estos establecimientos dispensadores de colesterol a granel? ¿Por qué tienen bula entre nuestra infancia y juventud el Burger King o el McDonalds? De momento habría que empezar a prohibir sus anuncios dirigidos especialmente a los menores, al payaso ese más peligroso de John Gacy. Les hacen adictos a las grasas y a los conservantes. Pues eso... a acosarles, que ya están tardando…”


¿Quién iba a imaginar que nuestra espía bloggera lo leería y…? Dicho y hecho, la semana pasada nuestra Ministra de Sanidad ha decidido amonestar, no sé si prohibir, una campaña de Burger King en la que se insta a pedir el menú XXL, el gigante, en sus establecimientos. Hamburguesa de varios pisos, vaso máximo de Coca Cola y patatas fritas que llenan una bandeja… Según ella incita a la obesidad a nuestra juventud. Exactamente lo que yo decía… ¡Basta de incitaciones! Llega la cruzada contra los gordos. Perdón, contra los obesos. Perdón, contra “las personas con su capacidad de asimilación de los alimentos hipertrofiada…”

Pero Ministra. Lo mío era un sarcasmo, una ironía, un retruécano literario… No iba en serio. Se lo juro. Soy como el doctor House. Aquí donde me ve, tan indignado, tan talibán en las formas... soy un descreído en el fondo, un ácrata, un anarquista mental… Nada me gusta más que sublevar a los demás y no sublevarme yo mismo nunca. Porque ni me creo a mi mismo. No se tome usted la vida tan en serio, a fin de cuentas, ninguno saldremos vivo de ésta.

Lo que me he preguntado es por qué ha tardado tanto en llevar a cabo la medida. Después he caído en que, probablemente, ha necesitado de una comisión de expertos/sabios que elabore un documento/informe de varios tomos para analizar la situación graso-ambiental de nuestra infancia así como los posibles efectos en su metabolismo de la ingesta de alimentos hipercalóricos. Y, por supuesto, eso lleva casi un año. Además de un buen presupuesto, seguro.

Pero claro, nuestra ministra no se ha dado cuenta de que Burger King y MacDonalds no son los marines americanos. Son más peligrosos. Ellos no pierden guerras como Bush. Ellos no sufren atentados suicidas. Ellos son el auténtico ejército Norteamericano. Son los que realmente conquistan. De nada le va a servir a usted sus soflamas anti grasas, anti-colesterol y anti-guas.

El contragolpe no se ha hecho esperar: leo hoy en la prensa que “la locura de lo políticamente correcto ha levantado una barrera entre el hombre común y su felicidad” ¡Qué gran verdad! Pero este pensamiento no es de un pensador como Gustavo Bueno o un filósofo como Milán Kundera. El escrito sigue así: “…Elegir entre hamburguesa doble o triple es toda la gimnasia mental que uno necesita”. Asiento. Incluso diría que para mí ese ejercicio intelectual ya resulta cansado… prefiero seguir ese procedimiento tan español que es que me den cualquiera de las dos y luego, sea la que sea, quejarme de que no he podido elegir.

¿Y quién podría soltar tal verdad ontológica? Efectivamente, la greguería es de Burguer King y lo hubiera firmado el mismísimo Homer Simpson, paradigma del hombre moderno. Dicho lema es la filosofia del nuevo “Heart Attack Grill” (parrillada de ataque al corazón): una hamburguesa de más de 8.000 calorias. Y nuestra ministra que se quejaba de que la “esmirriada XXL” de aquí tenía 900 (Casi la mitad de calorías que consume un adulto durante un día).

Pues bien, en América, uno puede pedir ya un menú provisto de una hamburguesa cuádruple (cuatro pisos de carne con sus respectivas lonchas de queso grasiento), cerveza (del tamaño de la producción anual del condado alemán de Holstein) y patatas fritas en “auténtica grasa de cerdo” (literal). Una auténtica orgía del colesterol… Me pongo cachondo solo de pensarlo. Por si no fuera lo suficientemente políticamente incorrecto, al menú le puedes añadir un paquete de cigarrillos. Sí, señor, con un par.

Y la publicidad, no se corta. Apelan al prehomínido, al macho, que todos llevamos dentro. Ese animal carnívoro que se esconde desde que salimos de la caverna y que necesita que le echemos de comer: “¿Eres lo suficientemente hombre como para comerte una cuádruple?” reza el slogan... Todo aderezado con imágenes de camareras disfrazadas de enfermeras de sueños lúbricos, una dominatrix y… ¡un cirujano! Y es que a la hamburguesa en cuestión la han bautizado como "Double bypass burguer". Desde luego, no les podrán acusar de publicidad engañosa. La postal se completa con la promesa de una silla de ruedas para sacar del local al cliente victorioso que consiga meterse dicho menú “de ataque al corazón” entre pecho y espalda.

Adoro América por su inefable filosofía del exceso: “Si vamos a tener gordos, tendremos los más gordos del planeta. Si te vas a saltar el régimen, no te lo saltes, arróllalo…” Porque frente a lo “políticamente correcto”, está lo “lógicamente incorrecto” Porque hay gente que no se corta en ir en contra de lo que sería incluso de sentido común. Y lo expresa. Sin miedo al que dirán. Como dijo el Guerra (el torero, no el político) en América “Hay gente pató…” Aquí no entraremos a comernos una Heart Attack Grill por si alguien nos pilla dándonos al desenfreno de tal orgía de grasas saturadas. Nos da miedo expresar nuestros propios deseos… Por eso aquí las encuestas siempre mienten. Porque la lujuria, la gula, y todos los pecados capitales van por dentro… Y los deseos mal reprimidos dan lugar a la Inquisición. Que por algún lado tienen que estallar.

En cualquier caso, si no me salen las cosas bien el año que viene, nada del clásico corte de venas, ni el castizo viaducto, ni siquiera el electrizante secador en la bañera… Me vestiré con mis mejores galas, tomaré un avión, y en el Burger de Central Park, con las mejores vistas del mundo, le diré a la camarera dominatrix mirándole fíjamente a los ojos: “A heart attack grill menú, … with triple ketchup and extra cheese, please”.

Y de fondo sonará ese silbidillo de los spaguettis westerns de Leone...


http://www.heartattackgrill.com/

12 noviembre, 2006

MEMORIAS DE DOS DISCAPACITADOS

"Cuando despegue la exploración hacia el espacio profundo,
serán las corporaciones las que dominarán todo;
la Esfera Estelar IBM, la Galaxia de Microsoft, el Planeta Starbucks…"


Jim Uhls en "EL CLUB DE LA LUCHA" (1999)



El lenguaje es un animal de origen bacteriano. Una infección. Un virus. Evoluciona. Se adapta a los tiempos y siempre, siempre, contra su creador. Porque el lenguaje lo inventamos para comunicarnos. Y día a día, sirve para ocultar la realidad. A medida que pasan los siglos, el lenguaje ha degenerado que no evolucionado. Como comenta un amigo mío, la culpa la tiene el pudor, el falso pudor añadiría yo, de llamar a las cosas por su nombre o porque el tiempo ha dotado de contenido peyorativo al término original. En muchos casos, esa acepción negativa solo la ven los bobos o los políticos (términos redundantes las más de las veces) y de ahí su empeño en el cambio.


En el colmo de la estupidez, los eufemismos evolucionan y mutan gracias al retorcimiento de la mente humana. Así, un inválido hace tiempo que pasó a ser un impedido y después se convirtió en incapacitado. El incapacitado dejó paso al discapacitado. Y, últimamente, la estupidez ha tornado, en los discursos políticamente correctos, a “persona con movilidad restringida”. Os apuesto a que en no mucho tiempo volverá a “evolucionar” para hacer el término aún más oscuro y alejado de la realidad. Porque de eso se trata, de ocultar la realidad bajo términos que no hagan daño. Así, finalmente, esos inválidos, como no los nombramos, dejan de existir. Conciencia tranquila… La teoría es de mi buen amigo León Arsenal. La práctica os la traigo hoy aquí. En primera persona.

En mi último trabajo he colaborado con un amigo que para andar tiene que ayudarse con dos muletas por un problema en sus piernas. Sólo a un estúpido se le ocurriría llamarle discapacitado (etimológicamente: persona no capaz…) porque Juan es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. Entiende un ordenador como he visto a poca gente, conduce, sin utilizar las piernas, un coche adaptado para ser manejado sólo con las manos. Ha seguido currando a las tres de la mañana cuando los demás ya no nos teníamos en pie. Y por si esto fuera poco, tiene un humor que ya lo quisiera yo el día de mi cumpleaños después de haberme acostado con Pamela Anderson…

Personalmente, me manejo regular en un par de programas que necesito para mi trabajo, conduciendo no soy Fernando Alonso, y durante mi jornada laboral necesito doparme tomando litros de cafeína para seguir al pie del cañón. Eso sí, mi humor está a medio camino entre el del doctor House y el doctor Menguele.

Pues bien, en la mesa de dirección, éramos dos los discapacitados. (El tercero sentado con nosotros es gay, así que para una parte de la sociedad, la cifra se elevaría a tres). Pero sí, digo dos. Y es que yo también lo soy. Nunca he entendido por qué sólo se aplica la palabreja en cuestión cuando dicha discapacidad salta a la vista. Muchos llevamos nuestra discapacidad por dentro. Y es que, efectivamente, Juan no es capaz subir el Everst sin muletas pero es que yo no soy capaz de tomarme un simple trozo de pan sin un buen chute de insulina. El necesita sus muletas y yo mis jeringazos. Si a él no le funcionan del todo bien sus piernas, mi páncreas no me funciona nada de nada.

Así que hoy esto va de hombres invisibles: la gente vive ajena a los discapacitados. A todos. Dos ejemplos corrientitos. El día que llegamos al SIMO, el segurata de la puerta no podía entender que Juan necesitaba llegar con su coche hasta la puerta más cercana al pabellón donde estábamos currando porque, en su estado, no es lo más saludable hacerle andar varios kilómetros pudiendo caminar sólo unos metros. Una pegatina en su coche demuestra que no es un “cara” que intenta aparcar en el mejor sitio. Pero el pseudo madero tenía órdenes y donde hay patrón no manda el cerebelo.

Nuestra querida producción, a la que ya es un honor que se la considere así en este post, por supuesto no había prevista la contingencia con lo que hubo que dejar el coche allí donde Cristo dejó aparcado el suyo y no volvió a por él. Sólo cuando estás cerca de una de estas “personas con movilidad restringida” te das cuenta de que cómo les cuidamos con las palabras pero cómo se les putea con los hechos. Esa mañana, de camino al pabellón, Juan me contaba como con poner rampas ya se piensa que ya son accesibles los accesos. “La mayoría de las veces las rampas son kilométricas o, en su defecto, tienen una pendiente que hay que hacer toda una demostración de hombría para lanzarse por ellas…”

Yo, como buen discapacitado, también tuve que aguantar distintos detalles de una sociedad que no sospecha que los diabéticos no son siempre señores de ochenta años. A veces me siento como Batman… Asquerosamente normal por fuera al igual que Bruce Wayne y jodido por dentro como El hombre murciélago… El que os habla, como su discapacidad no es visible, tiene que aguantar otras muchas barreras, no arquitectónicas, sino mentales. Como no soy de los que anda quejándose por las esquinas ni dando tres cuartos al pregonero de su enfermedad no voy a decirle a la inepta de producción, un cargo a caballo entre el meritorio de producción y la inexistencia de producción, que los diabéticos no podemos tomar Coca Cola, ni Fanta, ni un bocata de tortilla para cenar, ni un bocata de lo que sea para comer todos y cada uno de los días que he trabajado para ellos, ni horarios maratonianos sin llevarnos nada a la boca, ni…

Y así hemos pasado los días mi amigo Juan y yo…Eso sí, seguro que luego todos se emocionan con un documental de La dos dónde un discapacitado congoleño con muletas es capaz de correr los cien metros lisos en un tiempo digno de Carl Lewis o un diabético japonés que se ha quedado ciego es capaz de ver con unos electrodos implantados en la punta de sus dedos. Soltarán la lagrimita, apagarán el televisor y luego se irán a currar al SIMO, de segurata o de inepta de producción.

Da igual, nosotros seguiremos siendo invisibles...

Eso sí, a mí que ni se les ocurra llamarme diabético. Me sentiré ofendido.

Soy una persona con "insulinidad metabólica restringingida".




06 noviembre, 2006

LA VIDA EN UN SI (CONDICIONAL)

" ¿Quién quiere tener una vida larga y sólo comer gachas?
¡Prefiero una vida corta pero llena de aventuras!"

Akira Kurosawa y Ryuzo Kikushima en "YOJIMBO" (1962)





SI he tenido un escritor favorito, ese ha sido sin lugar a dudas Ruyard Kipling Quizá porque fue el primero que me enseñó a volar. De pequeño imaginaba vivir cada una de las aventuras con las que él conseguía sacarme de aquel piso del barrio de Atocha que daba a un pasaje interior en el que por las noches oía a borrachos pasar gritando camino de ninguna parte. Mis padres me reclamaban que apagara la luz y dejara de leer. Que al día siguiente había clase… Y yo me preguntaba por qué en el colegio no nos mandaban leer ese tipo de libros y no don Quijote, cuyas aventuras no me parecían nada aventuradas… ¿Cómo se podía llamar aventura a algo ocurrido “En un lugar de la Mancha…?” ¡La Mancha no tenía que imaginarla, podía verla!


SI algo malo me pasaba, cerraba los ojos y soñaba que un día, siempre lejano, viajaría a todos y cada uno de los exóticos destinos en el que tenían lugar sus historias. Para mí, hacerse mayor, era eso: vivir aventuras en paraísos remotos. Nunca pensé en ser futbolista, ni astronauta, ni bombero… Yo quería ser Kim, o Gunga Din, o el “pescadito” de Capitanes Intrépidos. Es la tragedia de los que un día no quisimos ser Algo sino ser Alguien… Más, si por algún tipo de malformación genética, uno se siente plenamente británico pese a haber nacido en el Foro.

SI dicen que crecer es descubrir la realidad, de mayor he aprendido que apenas quedan paraísos y los que he encontrado siempre se encontraban a flor de piel. Que la imaginación es el mejor medio para viajar sin que Iberia te pierda las maletas o que el hotel que contrataste se parezca al de El Resplandor de Kubrick y King. Además sus héroes nunca tuvieron que pincharse insulina después de cada comida y habrían tenido muy crudo conseguir el preciado elemento para los diabéticos en uno de esos escenarios perdidos en mitad de la selva. Pero no puedo quejarme de que he vivido y de lo que aún me queda. Gracias a dios o al diablo mi profesión me ha provisto, y me seguirá proveyendo, de un gran número de “aventuras” que poder contar a mis nietos. Algunas vividas allá y otras más acá. Algunas las llamaría desventuras… pero de eso se trata. De pasarlo bien y mal. Así que muchas noches le doy las gracias al abuelo Ruyard por haberme contagiado de ese virus que hace que no deje de meterme en líos…

SI hay una novela de Kipling que me marcó fue Stalky y Compañía. De adolescente desee ser uno de los compañeros de Stalky, uno de los chicos de ese internado inglés de finales del XIX, al que mis padres (desgraciadamente) nunca me llevaron. Unía compañerismo, britaneidad, misterio y ausencia total de figuras paternales. Y es que en los libros de Kipling nunca aparecían los padres. Por eso tenían esa magia. Porque para vivir aventuras no se necesitan padres, es más, sobran. Y me he inquietado… Hoy soy padre. Mis hijos leerán dentro de nada sus novelas y seré un lastre en sus sueños… Horror… Para esto no me habías preparado viejo Ruyard…

SI dicen que los sabios, no dan respuestas sino que buscan las preguntas, a mi Ruyard me las ha ido contestando todas según iba creciendo. Así descubrí al Kipling poeta.

SI en las novelas los padres estaban ausentes, en los poemas no dejan de estar. Hay tanta sabiduría y tanto dolor por el hijo perdido en la Primera Guerra Mundial, que al leer hoy estos versos, he descubierto la mina de oro que guardaba el corazón de la selva de Mowgli. Hoy, treinta años después de leer El libro de la Selva, sigo aprendiendo del maestro, porque de los verdaderos maestros, nos enseñan desde los ocho a los ochenta.

Y SI si mañana mis hijos me preguntan, día al que tengo pavor porque no tengo ni una décima de las respuestas que buscan, solo tendré que repetirles el testamento de este británico que me enseñó el valor de la aventura. De la vida, en resumen. Porque no se puede decir tanto con tan pocas palabras. Porque no se puede trasmitir una filosofía de vida tan auténtica. Porque no he podido leer cada una de sus palabra sin sentirlas como mías…


IF… (Si) de Ruyard Kipling

"Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría…

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar oír la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto la voluntad que les dice ¡continuad!

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío."

No es un poema. Es una oración.

Amén.