12 noviembre, 2006

MEMORIAS DE DOS DISCAPACITADOS

"Cuando despegue la exploración hacia el espacio profundo,
serán las corporaciones las que dominarán todo;
la Esfera Estelar IBM, la Galaxia de Microsoft, el Planeta Starbucks…"


Jim Uhls en "EL CLUB DE LA LUCHA" (1999)



El lenguaje es un animal de origen bacteriano. Una infección. Un virus. Evoluciona. Se adapta a los tiempos y siempre, siempre, contra su creador. Porque el lenguaje lo inventamos para comunicarnos. Y día a día, sirve para ocultar la realidad. A medida que pasan los siglos, el lenguaje ha degenerado que no evolucionado. Como comenta un amigo mío, la culpa la tiene el pudor, el falso pudor añadiría yo, de llamar a las cosas por su nombre o porque el tiempo ha dotado de contenido peyorativo al término original. En muchos casos, esa acepción negativa solo la ven los bobos o los políticos (términos redundantes las más de las veces) y de ahí su empeño en el cambio.


En el colmo de la estupidez, los eufemismos evolucionan y mutan gracias al retorcimiento de la mente humana. Así, un inválido hace tiempo que pasó a ser un impedido y después se convirtió en incapacitado. El incapacitado dejó paso al discapacitado. Y, últimamente, la estupidez ha tornado, en los discursos políticamente correctos, a “persona con movilidad restringida”. Os apuesto a que en no mucho tiempo volverá a “evolucionar” para hacer el término aún más oscuro y alejado de la realidad. Porque de eso se trata, de ocultar la realidad bajo términos que no hagan daño. Así, finalmente, esos inválidos, como no los nombramos, dejan de existir. Conciencia tranquila… La teoría es de mi buen amigo León Arsenal. La práctica os la traigo hoy aquí. En primera persona.

En mi último trabajo he colaborado con un amigo que para andar tiene que ayudarse con dos muletas por un problema en sus piernas. Sólo a un estúpido se le ocurriría llamarle discapacitado (etimológicamente: persona no capaz…) porque Juan es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. Entiende un ordenador como he visto a poca gente, conduce, sin utilizar las piernas, un coche adaptado para ser manejado sólo con las manos. Ha seguido currando a las tres de la mañana cuando los demás ya no nos teníamos en pie. Y por si esto fuera poco, tiene un humor que ya lo quisiera yo el día de mi cumpleaños después de haberme acostado con Pamela Anderson…

Personalmente, me manejo regular en un par de programas que necesito para mi trabajo, conduciendo no soy Fernando Alonso, y durante mi jornada laboral necesito doparme tomando litros de cafeína para seguir al pie del cañón. Eso sí, mi humor está a medio camino entre el del doctor House y el doctor Menguele.

Pues bien, en la mesa de dirección, éramos dos los discapacitados. (El tercero sentado con nosotros es gay, así que para una parte de la sociedad, la cifra se elevaría a tres). Pero sí, digo dos. Y es que yo también lo soy. Nunca he entendido por qué sólo se aplica la palabreja en cuestión cuando dicha discapacidad salta a la vista. Muchos llevamos nuestra discapacidad por dentro. Y es que, efectivamente, Juan no es capaz subir el Everst sin muletas pero es que yo no soy capaz de tomarme un simple trozo de pan sin un buen chute de insulina. El necesita sus muletas y yo mis jeringazos. Si a él no le funcionan del todo bien sus piernas, mi páncreas no me funciona nada de nada.

Así que hoy esto va de hombres invisibles: la gente vive ajena a los discapacitados. A todos. Dos ejemplos corrientitos. El día que llegamos al SIMO, el segurata de la puerta no podía entender que Juan necesitaba llegar con su coche hasta la puerta más cercana al pabellón donde estábamos currando porque, en su estado, no es lo más saludable hacerle andar varios kilómetros pudiendo caminar sólo unos metros. Una pegatina en su coche demuestra que no es un “cara” que intenta aparcar en el mejor sitio. Pero el pseudo madero tenía órdenes y donde hay patrón no manda el cerebelo.

Nuestra querida producción, a la que ya es un honor que se la considere así en este post, por supuesto no había prevista la contingencia con lo que hubo que dejar el coche allí donde Cristo dejó aparcado el suyo y no volvió a por él. Sólo cuando estás cerca de una de estas “personas con movilidad restringida” te das cuenta de que cómo les cuidamos con las palabras pero cómo se les putea con los hechos. Esa mañana, de camino al pabellón, Juan me contaba como con poner rampas ya se piensa que ya son accesibles los accesos. “La mayoría de las veces las rampas son kilométricas o, en su defecto, tienen una pendiente que hay que hacer toda una demostración de hombría para lanzarse por ellas…”

Yo, como buen discapacitado, también tuve que aguantar distintos detalles de una sociedad que no sospecha que los diabéticos no son siempre señores de ochenta años. A veces me siento como Batman… Asquerosamente normal por fuera al igual que Bruce Wayne y jodido por dentro como El hombre murciélago… El que os habla, como su discapacidad no es visible, tiene que aguantar otras muchas barreras, no arquitectónicas, sino mentales. Como no soy de los que anda quejándose por las esquinas ni dando tres cuartos al pregonero de su enfermedad no voy a decirle a la inepta de producción, un cargo a caballo entre el meritorio de producción y la inexistencia de producción, que los diabéticos no podemos tomar Coca Cola, ni Fanta, ni un bocata de tortilla para cenar, ni un bocata de lo que sea para comer todos y cada uno de los días que he trabajado para ellos, ni horarios maratonianos sin llevarnos nada a la boca, ni…

Y así hemos pasado los días mi amigo Juan y yo…Eso sí, seguro que luego todos se emocionan con un documental de La dos dónde un discapacitado congoleño con muletas es capaz de correr los cien metros lisos en un tiempo digno de Carl Lewis o un diabético japonés que se ha quedado ciego es capaz de ver con unos electrodos implantados en la punta de sus dedos. Soltarán la lagrimita, apagarán el televisor y luego se irán a currar al SIMO, de segurata o de inepta de producción.

Da igual, nosotros seguiremos siendo invisibles...

Eso sí, a mí que ni se les ocurra llamarme diabético. Me sentiré ofendido.

Soy una persona con "insulinidad metabólica restringingida".




14 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El lenguaje políticamente correcto es uno de esos ejemplos absurdos que retratan la sociedad en la que vivimos. Se trata de llamar a las cosas no por su nombre, sino dando el máximo rodeo posible. Se llega entonces a expresiones de violenta sintáxis y que, en rigor, no significan nada. O lo que es peor, no quieren decir lo que deberían decir, produciendo el efecto de aislar aún más a las personas así denominadas. Paradoja absurda, situación en la que vivimos permanentemente instalados en esta sociedad y civilización saciada de casi todo.
Los verdaderamente discapacitados son los que promueven estas denominaciones, ya sea desde las administraciones públicas o desde los medios de comunicación. Pero vamos, faltos totales.
Enrique

10:10 a. m.  
Blogger Sintagma in Blue said...

También en la misma línea se evita hablar de la muerte o que los niños vayan al entierro de sus abuelos, sin darles la oportunidad de despedirse de ellos, ignorando que es un ritual necesario para superar la pérdida. Cada vez parecemos más una cultura a la que le da miedo la realidad hasta convertirlo todo en un parque temático de luz y alegría sin fin. Luego, la vida se nos echa encima de todas maneras y nuestros hijos sí están discapacitados para sobrevivir a tanta mezquindad.

11:27 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Querido Pedro, esta vez disiento de tu perspectiva referente al lenguaje. Es cierto que, cada vez, la muerte y la enfermedad se intentan aislar como si así no fueran a existir pero, personalmente, prefiero el término: "persona con movilidad restringida" a "inválido".
creo que es una especificación sobre las personas que no se pueden mover perfectamente de manera natural. Tú eres díabético y tienes el término diabético y no inválido, yo so fea y no me considero inválida social, sino fea. Es decir, creo que inválido es aquel que no le es válido a la sociedad y, bajo esta descripción, casi todos somos inválidos ante esta exclusión (excepto los señores perfectos de bolsillos repletos que propusieron dicha afección al término).
Inválido me suena a teoría de Nietzsche en el "superhombre" o a teoría de Darwin sobre la supervivencia de las especies.
Aunque solo sea en el lenguaje, podemos expresarnos con corrección, aunque después productoras y seguratas de medio pelo no lo hagan.
ciertamente, el que me etiqueten de "persona de canon de belleza vigente actual nula" no va a hacer que ligue más pero, al menos, no soy una fea, sino una belleza "atemporal".
un saludo

12:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El segurata y la producción de tu trabajo sí que es un ejemplo de "personas con movilidad cerebral restringida" pero lo que yo me pregunto es ¿son así o les han hecho así de inválidos para funcionar? Porque esas personas no son válidas, pero ahí están... y cada vez hay menos gente que toma decisiones por sí misma sin consultar por distintos motivos: porque no saben razonar o pensar, porque no tienen a nadie al que consultar, porque se parecen más a robots que hasta que no llegue su superior y cambie la orden ná, porque tienen miedo a llevarse una bronca, porque no entienden lo que les explicas, porque no les importa, porque no quieren molestarse y prefieren que te molestes tú, porque la insolidaridad cada vez es más frecuente... ¿Y quién o qué es el responsable de que esta gente esté tarada y se crean normales?

Churno

P.D.: Mistril, una duda: cuando dices que "soy fea" ¿es por poner un ejemplo socialmente comprensible o porque eres mujer?

3:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Amigo Churno, ambos son los motivos por los que digo "soy fea": porque soy una mujer y para que ilustrase lo que quería explicar. De todas formas, da igual poner que una es fea, alta, baja, calva, coja, manca, gorda, lesbiana o comunista. Todo el que sea diferente y posea un cerebelo desenchufado verá en nosotros cierta invalidez.
Saludos

4:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Churno, es que la gente que curra sin pensar es necesaria también...y mucho mejor que sean gilipollas a que estén frustrados

5:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo malo es que también abundan los gilipollas en puestos que les correspondería a gente con mucha más capacidad...pero es que los lameculos, los enchufados, los ineptos con suerte...están por todas partes...en todos los sectores...una verdadera pena

6:01 p. m.  
Blogger Princesa said...

Bueno, yo estoy más de acuerdo a lo que dice Uma. De todas maneras, creo que no es problema del lenguaje, sino de cómo se utilice cada palabra en cuestión.

La verdad es que cada vez veo a más gente con defectos congénitos.
En este tema, te entiendo perfectamente.

Es una tontería, pero si invitas a alguien a casa, o vas a comer con alguien...hay que preguntar. Y se nos suele olvidar.

Fué precisamente un amigo gay el que antes de ir a su casa me preguntó: ¿tienes algún problema con la comida? Por si era vegetariana, por si no tomaba carne o si no podía tomar azucar. Me pareció estupendo y una actitud a copiar.

4:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El lenguaje es solo una forma màs de comunicaciòn.
La acepciòn (significado) de las palabras esta perfectamente definida en el diccionario de la RAE.
Ni los politicos (esa plaga de langosta permanente) ni el segurata ni la responsable de producciòn ni una gran mayoria de la gente sabe nada de lo anterior y tampoco tiene el mas minimo interes en saberlo. Y por supuesto, ni saben lo que es un libro, ellos los suelen colocar en las estanterias para rellenar los huecos. Ya sabes: "lo importante es que no te cambien las preguntas cuando te conoces las respuestas". Una forma deliciosamente anodina de vivir, como las amebas o seres unicelulares.
Querida Mistril: Gracias por recordarnos que existen miles de cerebelos desenchufados. Haznos un favor a los adictos a este blog, llama a la compañia y que nos vuelvan a conectar la luz. Si consigues hablar con ellos (algo milagroso, porque habitualmente sale una voz grabada para que le indiques diversas claves numericas que te llevan hasta el infinito y màs allà) y encima solucionas el problema, te estaremos infinitamente agradecidos.

6:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mi abuelo era daltónico, mi padre es daltónico y mi hijo también. Cuando su profesora lo detecto, me llamó alarmada, ¡su hijo necesita un trato especial! me dijo ¿Mi hijo es discapacitado por ver el verde limón como si fuera gris?

Gracias Pedro por regalarnos un poquito de tí.

Ana

4:08 p. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Bueeeno, aquí estoy. Siento no haberme podido pasar antes. Prometo que mañana colgaré un nuevo post, aunque la relidad de hoy, es tan rica que no se por qué surrealista aspecto de la realidad de esta mañana me decantaré.

Contesto alguno de vuestros comentarios:

1. Me ha encantado el termino "falto" que utiliza Enrique. Mi madre lo usa corrientemente y me encanta. Me parece terriblemente definitorio, insultante y que, sin embargo, nadie se da por aludido. Si a alguien le llamas gilipollas se ofenderá. Si le llamas falto, sentirá que está un escalón por debajo de tonto... y es mucho peor.

2. A lo que nuestra querida Sintagma in blue hace referencia, esa manera de ver la realidad sin problemas y de color rosa, lo han definido hace tiempo como Sindrome de Alicia (por aquello del Pais de las Maravillas) Zp se siente ofendido porque está convencido de que lo ha inventado él. No le basta con vivir en él...

3. Querido Mistril. Estamos completamente de acuerdo aunque tu pretendas que no. Yo no es que diga que se debe utilizar el término Inválido frente a "persona con movilidad restringida" Digo que se invalida el término inválido y se convierte en el otro, no porque haga daño sino porque así ya no existen los inválidos. Cuando comenzamos a nombrar algo, comienza a existir. Si lo tapamos con términos oscuros, la realidad desaparece. La evolución de ese lenguaje pretende llevarnos a ese Pais de las Maravillas del que hablábamos antes... En cuanto al término diabético, te digo que puede ser "insultante" porque es una manera de discriminar a alguien. Imagina en un colegio que fácil tienen los crios el mote: el diabético. Yo sufro esta enfermedad desde hace solo once años pero se de gente que la padeció de niño y no fue tan grato ser El diabético. De momento era El insulino... En cualquier caso me encantó lo de "persona de canon de belleza vigente actual nula". Siga usted discrepando por favor...

4."personas con movilidad cerebral restringida" Churno, sigue usted teniendo el colmillo retorcido. Y sí, estoy seguro de que les hacen así porque alguien que no piensa es alguien obediente. Y ¿quien no quiere tener esclavos obedientes? Celebro que haya usted resuelto su enigma para con Mistril. Es una mujer. ¿Lo dudaba?

5. Querida Uma. Ser gilipollas y ser frustrado no son términos incompatibles. Es más, en muchos casos, es una efermedad degenerativa. Comienza en una y lleva a la otra. Y viceversa.

6. Estimada Princesa, si me invita usted a cenar no hace falta que me pregunte que cenaré. Me adapto a casi cualquier cosa. Mi queja aquí era de tipo laboral. Dudo que un bocata un dia tras otro sea saludable para nadie. E igual la Coca Cola o la Fanta. De todas formas, como norma general, los diabéticos comemos de todo. Solo varía el "chute" de insulina que nos tenemos que meter en función de los alimentos.

7. Alatriste, alegre el semblante, tenemos una nueva versión del diccionario de la RAE.

8. Ana, ¿es usted nueva por aquí? Si es así, bienvenida. Su hijo no es discapacitado, o sí, no está capacitado para ver películas en technicolor pero ¿necesita un trato especial? Ahí es donde está el error. ¿Necesita una niña un trato distinto a un niño? Simplemente habrá que tener en cuenta que cuando le den un exámen, las preguntas no estén escritas en rojo. Y si su hijo se lo dice al profesor, éste no le diga (como aquel vigilante de seguridad) que ese no es asunto suyo y que conteste... Lamentablemente, esa es mi queja, el sentido común debería ser la ley más común, por encima de cualquier ley...

9. Intrigado estoy por nuestro querido Anónimo Venenciano... ¿Dónde está? ¿Alguién puede darnos razón de él?

10. Lo bueno de ser pocos a la hora de reunirnos en esta hermandad, es que puedo contestaros de uno en uno... :-)

Un abrazo a todos.

8:15 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Don Peeedroooo! Aquí estoy.
Muy interesante todo. Lamento no haber entrado antes pero es que llevo cierto retraso ultimamente por exceso de trabajo.
Sobre el tema sólo diré que también existe la autodiscapacidad: cuando alguien se siente inútil total para todo, especialmente por culpa de los autosufucientes, autoengolados y autopercebes.
(Esto es más de Rojas Marcos y similares graduados, que para una charla blogera, pero me sé yo de algunos).
¡Que la fête suive! (Espero haber puesto bien el tiempo del verbo... era yo tan inútil para el francés...)
Abrazos
Anónimo V.

1:36 p. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Ya le echábamos a usted de menos y sus acertados comentarios. Por cierto, llame inmediatamente a la RAE para incluir en la siguiente edición lo de Autopercebes...

8:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Todos somos iguales, todos somos diferentes.

Hay gente con problemas de movilidad física que se recorre el mundo, porque tiene curiosidad y ganas de hacerlo. Puede hacerlo físicamente y/o desde la lectura, la red...

Hay gente que tiene problemas para alimentarse, por diabetes, alergias, trastornos .... y que disfruta comiendo lo que puede, sin darle más importancia. Hay gente que, incluso, no tiene para comer.

Hay ciegos que disfrutan, viven para, alimentan su alma de... leer con sus manos.

Hay personas con problemas de audición que disfrutan oyendo música, cantando, tocando un instrumento...

______________________________________________________

Pero hay personas que tiene todo pero, como decía Kennedy de la juventud americana "les falta lo más importante".

La felicidad suele medirse por la diferencia que existe entre nuestros sueños y nuestra realidad dividida por un cociente entre nuestros anhelos y los esfuerzos que hacemos para conseguirlos. O algo así. Tú me entiendes.

Ya sabes, Pedro, deformación de ingeniero.

Cacha

6:42 p. m.  

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