24 octubre, 2006

EN ALTA MAR

Perdón por esta larga temporada alejado de la pelea diaria con este blog aunque sé que no tengo perdón de Dios. Gracias por los apoyos personales a mi mail personal y las muestras de aliento expresadas en este correo. Tenía que haberos contestado pero la verdad es que no se me ocurría ninguna excusa para ver como pasaban los días y no colgaba nada. Las obligaciones hay que cumplirlas pero, como este año no he tenido vacaciones, digamos que decidí hacer un crucero mental por alta mar... y alejarme de todo y de todos. Digo mental porque físico era más cansado y sobre todo más caro. El corazoneo no da para tanto. Además, un cruzero mental resultaba más Zen, que en los tiempos que corren, es mucho más In…

Este cruzero (sí, sí, ya se que es con “c” pero si Letizia tiene derecho a meter la Z, como el Zorro, allí donde se la antoja y se lo respetan los medios, no voy a ser yo menos en este mi/nuestro blog) me ha servido para resetear el cerebro de cara a un nuevo año que se presenta incierto y, por ende, apasionante. Qué le voy a hacer. Por aquello de llevar sangre extremeña en las venas, hay algo de mí que me impulsa a quemar las naves y adentrarme en la selva sólo por el mero hecho de encontrar alguna aventura que un día acabará conmigo.

He vuelto con las pilas puestas. Pero todavía estoy ordenando un poco el cerebro, tirando papeles viejos y sacando brillo a otras. Como cualquier equipo de fútbol, traigo nuevos fichajes y he tenido que dar la baja a otros. Así que aún estoy acoplando el equipo en mi mente. Pero haremos una presentación a los medio. En breve notaréis cambios en esta casa porque ¡cumplimos ya un año! Así que haremos una fiesta para celebrarlo y cambiaremos un poco la decorazión. ¡Renovarse o morir! Así que, ya sabéis, estáis todos invitados. Ya os diré como y cuando se celebrará dicho ágape.

Para ponerme al día con rapidez, os diré que no tengo preparado ningún post para hoy. Solo quería deciros que he vuelto y que prometo volver a la periodicidad que acostumbraba. Os debo unos cuantos post y os los iré pagando con más premura de la que acostumbro. Churno, además, nos debe uno por mor de aquella porra que gano ¡y que habrá que comentar! Por supuesto.

Así que, como hay que hacer en los casos en los que uno se encuentra apurado, he echado mano de un amigo. Os dejo con un trocito de la vida de León Arsenal, ese escritor y que en su juventud fue marino mercante. Hace unos días, publicó en su blog una anécdota que le he oído contar muchas veces tras un vaso de whisky de malta en un pub irlandés en el que solemos reunirnos. La primera vez que se la escuché entre humo, eran tiempos en el que los fumadores campábamos por nuestros respetos y aún no estábamos sometidos a persecución, me pareció una metáfora perfecta de la incomunicación. Pero que nadie vaya a imaginar a un grupo de borrachos fumadores en el rincón de un maloliente bareto haciendo filosofía de la vida… León nos lo contaba muerto de risa y los demás no podíamos sino acompañarle en las carcajadas fruto de lo surrealista de la anécdota y los vapores etílicos. La he oído en su boca muchas veces pero cada vez tiene matices distintos. Puede ser divertida, honda , surrealista...

Hoy, al volver a “escuchársela”, he caído en lo difícil que puede llegar a ser la comunicación con los otros incluso hablando el mismo idioma. No digo ya si cada uno se expresa en una lengua. Al final, todo son problemas de incomunicación. Aunque sea en un espacio tan reducido como un barco…

De eso va esta vivencia de León. De lenguaje. De comunicación. De incomunicación. De la estupidez humana, en definitiva.

“Ese no es mi problema…” Vivimos sumergidos en una sociedad en la que continuamente oímos o repetimos estas palabras. Preferimos no pensar, no detenernos un instante y levantar la voz cuando nos encontramos con situaciones irreales. Pasamos de largo y cada día nos encerramos un poco más en nosotros mismos, ajenos a una sociedad que se parece cada día más a un archipiélago de islas únicamente conectadas por móviles. Es curioso… Cuantos más medios inventamos para comunicarnos más nos alejamos unos de otros.

No soy el último en tirar la piedra pero soy el primero en esconder la mano. No voy a negar que me lo repito muchas veces a lo largo del día. Y cada día repito que será el último… sabiendo que me estoy mintiendo.


UNA MALA COMUNICACIÓN por León Arsenal.

Comenzó una mañana, navegando frente a la costa de África del norte, en la cámara de oficiales, a la hora de la comida. El jefe de máquinas apareció tarde, como era su costumbre, vestido con el mono, tan sucio como también de costumbre, algo que el capitán le permitía, no porque fuese especialmente bueno en su oficio o entrañable, sino porque llevaban los dos mucho tiempo navegando juntos. Según se sentó, a partir el pan con sus manazas llenas de grasa, el primer oficial, que debía tener mala resaca, le espetó sin más.

-Oye, para qué diablos necesita el mecánico esos dos bidones de la popa, los de las válvulas. –Se refería a dos bidones de aceite, vacíos y privados de tapa, en el que los mecánicos de abordo iban echando las válvulas de la máquina viejas y ya inservible, simplemente, supongo, por seguir esa costumbre de los barcos, de guardar todo lo inútil.

-Que yo sepa, para nada –respondió aquel cochino, con el hocico ya metido en el plato.

-Entonces, –Y el primer oficial se volvió al capitán-, hay que decirles a los reparadores que los tiren al mar. Lo único que hacen es estorbar.

Y el capitán, que prefería no buscarse problemas, no le contradijo y, de hecho, se fue a buscar al jefe de los reparadores. Estos eran casi una veintena de currantes, embarcados para todo el viaje, para hacer chapuzas en aquel petrolero, que era más viejo que la tana y debiera estar pensando en el desguace. Le dijo:

-Mande unos hombres a popa, y me tira los bidones que hay ahí. Que molestan.

No mucho después, un servidor, que entraba de guardia, mientras dábamos el relevo, tuvo la ocurrencia de salir al alerón. Me apoyé, a respirar un poco de aire marino, porque era un día agradable y, al volver los ojos a popa, vi atónito como una marabunta de reparadores, con sus buzos mugrientos, estaban tirando bidones como desesperados al mar.

Resulta que a popa, además de los dos bidones, que estaban amarrados a la borda, había 50 bidones de aceite de reserva, para la máquina, de 250 litros cada uno, estos amarrados a la toldilla. ¿Qué pasó? Que los reparadores, ignorando los dos bidones llenos de hierro inservible, estaban desamarrando los bidones de aceite y fondeándolos (lanzándolos al mar).

Entré a toda prisa en el puente. Ahí estaba el segundo oficial, repasando sus anotaciones. Le dije.

-¡Los reparadores están fondeando los bidones de popa!

Y el segundo oficial, que había estado presente en esa comida, pensando que yo me refería a los dos de las válvulas rotas, sin levantar la nariz del cuaderno de bitácora, respondió de pasada.

-Sí. Se lo ha mandado el capitán.

Yo me quedé boquiabierto. Pero bueno, había visto cosas muy raras en aquel barco tartanoso y desquiciado. Así que, tras unos segundos musité.

-Bueno, si lo manda el capitán… él sabrá lo que hace.

Y me desentendí del asunto para enfrascarme en la guardia. Así, unos por otros, por problemas de comunicación, por creer que nos habíamos entendido, se fueron al mar 1250 litros de aceite para la máquina. Una fortuna. 50 bidones enormes flotando. Un peligro para la navegación. Y un delito según las leyes. El jaleo que se armó cuando se descubrió el pastel fue bueno, y hubo apuros y gritos durante semanas.

Pero eso ya es otra historia.

P.D. No se si existe en el diccionario de la RAE la palabra Tartanoso, pero me parece deliciosa…

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muchas gracias por el regreso allende los mares.
Anónimo Venenciano

11:31 a. m.  
Blogger Princesa said...

Creo que ha sido una alegría para todos que aparezcas. Ni que decir tiene, que nos das mucho. Siempre digo, que alguien que escribe, es generoso a "mares". Aunque no de bienes materiales.


Un abrazo.

1:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me pido presidenta de tu club de fans...
Qué alegría leerte...

3:31 p. m.  
Blogger Princesa said...

Yo, me conformo con ser del club.

3:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ja,ja,ja,ja qué buena la anécdota de León Arsenal, cada vez que la recuerdo me desternillo jajajaja

churno

5:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

BIENVENIDO DE NUEVO A ESTE EXTRAÑO Y ESPACIAL MUNDO DE LA COMUNICACION EN INTERNET.
Y BIEN HALLADOS TODOS LOS QUE ESPERABAMOS TU REGRESO.
COMO LA GRAN MAYORIA DE LOS ASISTENTES A ESTE BLOG SOMOS CINEFILOS, ESPERO SE ME PERMITAN DOS NOTAS:
- MAL: LA DALIA NEGRA DE BRIAN DE PALMA. DOS HORAS DEDICADAS A UNA CEREMONIA DE LA CONFUSION. MUCHO ENVASE PARA POCO CONTENIDO.
- REGULAR: HIJOS DE LOS HOMBRES DE ALFONSO CUARON. UN BUEN COMIENZO CON UN ABSURDO FINAL.

6:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Por mí, encantado de que hagas esas notas, alatriste, pero yo antes que cinéfilo que definiría como cinéfago; es más exacto.

churno

9:30 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Celebro tu regreso.
Nunca me han gustado las películas "de malosentendidos" poruqe creo que odio la incomunicación pero por más que me preocupo en comunicar todo lo que puedo, siempre hay alguien que no lo hace y los "malosentendidos" siguen estando presentes en mi día a día.
Las primeras veces que salí con mi pareja me dijo que la comunicación era la base de una buena relación. Él venía de un matrimonio roto y me dejó claro que cada cosa que me disgustara o casa cosa que tuviese que decir, que la dijera sin ningún tipo de pudor ni obstáculo. Dos años depués sigo sin saber di le gusta más estar en la cama debajo o encima de mí: "le da igual" (horrenda expresión inventada para destrozar relaciones). ¿Cómo pretenden que nos comuniquemos cuando somos hijos y padres de expresiones como: me da igual, vale, okm como quieras,por mí...?

Una pareja sentada en la cafetería con el café ya terminado:
-él:"...ya le dije bien claro: a mí las cosas claras y el chocolate espeso...así no se puede seguir...conmigo no..."
-ella: ¿pago y nos vamos?
-él: bueno
-ella: ¿vamos a hacer algo después?
-él: como quieras, vale.
-ella: asiático o un italiano?
-él: me da igual.

8:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ya era hora de volver a verte entre los vivos... (si se nos puede llamar vivos a los cibernautas... como fueron las palabras de Sabina? un cadaver conectado a internet?)

Feliz singladura con su nuevo barco metafórico en las aguas de la vida! nos leemos!

10:48 a. m.  
Blogger Princesa said...

Venimos como moscas a la miel.

Yo no soy cinéfila, por cierto. Pero puedo ver miles de veces Desayuno con Diamantes. Bueno, y muchas de las de Billy Wilder.

11:14 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home