22 noviembre, 2005

VEINTE AÑOS NO SON NADA... PERO ¿Y TREINTA?

" La ignorancia es poder."

Michael Radford en "1984" (1984)



Hoy hace treinta años que don Juan Carlos I de España reina en este nuestro país (o nación de naciones, según se mire). No soy monárquico, pero tampoco antimonárquico. No soy juancarlista, pero tampoco soy... ni idea. ¿Por qué coño ahora tenemos que definirnos ante todo? Soy lo suficientemente viejo como para recordar el día que un rey, como aquellos de los que se hablaba en los cuentos, sustituía a Franco como jefe de... bueno, como jefe de todo. Entonces, yo sólo tenía ocho años, pero era edad suficiente para saber y darme cuenta de que las cosas estaban cambiando. En las clases de mi colegio se habían colgado dos carteles: el último mensaje de Franco a los españoles y el primero del Rey. Lo que tengo más presente es lo que molaban las nuevas monedas con el perfil del nuevo jefazo: eran mucho más brillantes. Ese brillo era reflejo de lo que veía en la calle: había ilusión. Yo no entendía nada, claro, pero había ilusión. Eso no nadie me lo puede quitar de la cabeza. No ilusión porque se hubiera muerto Franco, que la habría, sino porque empezaba algo nuevo. Más ilusión positiva que negativa. Y eso era sano.

Por eso no entiendo lo que está pasando ahora, y me da pena lo que escucho en estos días... que si aquello no se hizo bien, que si se dejaron fuera muchas cosas, que si la reconciliación no fue real, que solo dejamos aparcada la revancha... Y eso no es sano.

Es como si quisieran negarme mi infancia teñida de esa ilusión que lo invadía todo. Como si me dijeran que aquello que viví no fue real. Y eso no me cabrea... me entristece. Mis padres debían tener entonces la edad que yo tengo ahora y les envidio en una cosa: tenían una ilusión en el Futuro, en el futuro con mayúsculas, el futuro de todos... que yo ahora no tengo. No se de quién es la culpa, pero nos lo han quitado...

Como ya he dicho no soy monárquico porque no creo que nadie deba poseer un derecho por el hecho de llevar en su sangre unos genes. Pero, por oposición, tampoco soy republicano. Y no lo soy porque, sinceramente, no sé en que cambiaría nuestro sistema político si fuera una República. Se lo preguntaría a la mayoría de los que hoy llevan una bandera tricolor, falsamente llamada republicana (ya que la primera república utilizó la que actualmente tenemos) y apuesto a que casi ninguno sabría contestarme. Sospecho que se habla de la República como de una Arcadia perdida en la que se ataban los perros con longanizas... Y no. Lo sé porque muchos de los que estuvieron allí no la cuentan de esa manera. Pero como canta Sabina: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió...”

Vivimos en una época de etiquetas y ahora la utopía se vende envuelta con bandera tricolor. Los símbolos en nuestros días se crean para venderse... no para creer en ellos. Da igual lo que tengan detrás.

Una anécdota: hace unos días hablaba con una amiga que me comentaba que su hija, universitaria, chateaba con un amigo a través del messenger. El amigo de ésta, universitario también, había colocado en la ventanita de la foto la famosa imagen del Che. Mi amiga le preguntó al chico si sabía quien era ese. El le respondió muy ufano: un republicano que luchó contra los nazis...

Pues eso, que debe ser que no soy republicano porque ya no veo nazis contra los que luchar. Pero, como bien sabía don Quijote, si se quiere siempre hay gigantes disfrazados de molinos de viento contra los que lanzarse al galope... aunque todo sea mentira.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Además de facha censor.
Este Pedro nos borra los mensajes.
¡¡Viva la libertad de expresión!!

8:10 a. m.  

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