12 noviembre, 2005

COMO UN TORRENTE

"Algunos policías de Alemania Oriental eran rudos y suspicaces.
Otros, eran suspicaces y rudos."

Billy Wilder y I.A.L. Diamond en "UNO DOS TRES" (1961)


Muchos esperaban que este blog fuera solo de cine. Imposible. Ultimamente mi vida no da tanto de sí como para poderme permitir el lujo de ir a las salas. Como mucho puedo acudir al dvd. Así que todavía no he visto Torrente 3 del amiguete Segura. Leo en una revista de esas de difusión gratuita una entrevista al Carabanchelero más universal. Conozco a Santiago desde hace muchos años. No somos amigos. Sí amiguetes. Me echó una mano cuando le solicité una ayuda y siempre me saluda cuando nos cruzamos por ahí. Siempre he dicho que a Santiago el éxito no le ha cambiado. Incluso me atrevería a decir que le ha hecho mejor persona. Pero en las últimas entrevistas hay cosas que me han extrañado. El Santiago que se lo tomaba todo a coña ha desaparecido. Sigue habiendo mala ostia en sus palabras pero esta vez no llevan la pátina del sarcasmo. "Las críticas me sientan peor cuando están escritas por mediocres sin talento, rebosantes de envidia y descalificaciones personales... o sea el 85% de los casos". Ataque frontal contra los críticos. "Se equivoca el que va a ver al cine algo que no le interesa, ni puede comprender, que se escapa a sus esquemas y equiquetas". Ataque lateral a un determinado público que yo denominaria "progre". Demasiados ataques para un "amiguete universal" al que siempre abrazaba todo el mundo. Que conste que subrayo y me adhiero a todas y cada una de esas afirmaciones pero el cambio de actitud es patente. Y una última. A la pregunta de que director de cine español admira más, contesta: "A Berlanga, David y Fernando Trueba, Amenábar, Diaz Yanes y Fernando León. Los buenos..." ¿Un olvido imperdonable? No lo creo. En esta entrevista ajusta las cuentas y todo está muy pero que muy pensado. En cualquier caso, hay un cambio de actitud y, desde luego, ha abierto un buen número de frentes. Santiago es la cabeza mejor amueblada del cine español y yo apostaría por este cambio de estrategia... compro acciones ahora que muchos se dedican a tirarle piedras.

En cualquier caso, creo en Santiago. Ha demostrado que tiene ese algo que solo tienen los más grandes y es ese grado de conexión con el público que no se enseña en las escuelas de cine. Y para que no se diga que lo digo de tapadillo, lo he escrito en mi columna de GALAXIA, una revista que os recomiendo...

"Torrente 3 ha batido todos los registros de taquilla en el primer fin de semana, por delante de la saga de las galaxias, de los anillos y de la madre que los parió. Ole, ole y ole.

Y es que si ellos tienen a Tolkien, nosotros tenemos a Segura. La Tierra Media posee muchos menos matices que la piel de toro. Si allí cantan los elfos, aquí lo hace el Fary. Si allí tienen las hadas del bosque de Lothlorien, aquí tenemos las putas de la casa de campo. Y ¿quién necesita ir a la guerra contra los orcos pudiendo pelear en la barra de un bar por un Madrid-Atleti?

Santiago continúa la España pícara de Los Tramposos de Tony LeBlanc, la España paleta de buen corazón de Paco Martínez Soria, la España desarrollista de los persigue-suecas de Landa y la España aperturista de los salidos Esteso y Pajares para llegar a la España inmutable de Torrente. La España de la españolada, nuestro género patrio. Y a mucha honra. Como decía Resines en La Niña de tus ojos, ¿qué vamos a hacer los españoles? ¿Bulgaradas? ¿Argentinadas?
España es Cañita Brava, los Grandes Hermanos, Yola Berrocal y el Cuñaaaaaao. Esto es lo que somos, y no cambiamos. Que inventen ellos, que diría Torrente con palabras de Unamuno.

Segura no engaña. Los críticos (ahora molestos con el director) son los mismos que creían ver crítica social donde él solo ponía tradición. Ahora ya no se ríen con las pajillas, el pedo y los negros tras el filete. y es que donde antes veían una farsa, ahora intuyen cine social y cuando la gente se ríe de eso... eso ya no hace tanta gracia, que una cosa es el espejo deformante y otra cosa el cristal trasparente. Bien está que el bufón haga reír, pero cuando se convierte en el rey...

Por eso temo por él. Porque la españolada con el tiempo se descompone y se convierte en pim pam pum del pueblo. Nos avergonzamos de lo que éramos como de un pecado de juventud. Y lo negamos tres veces o trescientas. Pero este país se siente eternamente joven y no dejamos de pecar... porque nos encanta. Así que inventamos nuevos pecados para sustituir a otros viejos... aunque, en el fondo, sean los mismos.

Porque España no es la modernidad de Almodóvar, ni la internacionalidad de Amenábar... España es Torrente. Un Torrente que nunca ganará un Oscar. Ni falta que nos hace. “Con dos cojones, amiguete...”