EMIGRAR O MORIR
A.Aristaráin y K.Saavedra en MARTIN HACHE (1997)

No, no es que haya decidido cambiar de sexo o me haya fumado un par de petas. Es que la vida en la oficina es así. Tranquila. Vacía. Estúpida…
Ahora que mi vida es plácida, me empeño en complicármela. Así que el domingo comí con Villén y un amigo, y hemos decidido embarcarnos en una aventura que comenzará en diciembre y si Dios quiere (o más bien el diablo) deberíamos concluir en junio. Bueno, en junio empezaría el infierno… Sí, efectivamente. Queremos hacer un largo. Uno de esos en cine. Cine español, se entiende. De ese que luego no va a ver ni el Tato. Bueno, ni el Tato, ni los amigos del Tato, ni los acomodadores… Eso sí, para que nadie se sienta ofendido: no nos darán subvención porque será de esas que no gustan a la administración. Género puro y duro. Película S: Sexo, sangre y sustos. De ese que no es cultura, ni educa a las masas, ni explica el pasado, ni saca a la luz injusticias cometidas en otros tiempos, ni denuncia injusticias sociales, ni te hace pensar, ni obtiene buenas críticas por parte de sesudos críticos, ni se acuerdan de ella en los Goya… pero que a menudo tiene buenas recaudaciones. Y, no os engañéis, seremos artistas pero tenemos que pagar una hipoteca. El ego, que se alimenta de críticas y premios, no invierte en bolsa ni sirve para llenar la cesta de la compra.
No puedo adelantar nada por aquí, sólo decir que (si sale) nos obligará a irnos a otra comunidad autónoma. Y no está mal. Me gusta. Me apetece. Siempre que he rodado fuera de Madrid me ha ido bien. Además esta ciudad cada día nos hace la vida más imposible a los que pretendemos contar historias en imágenes.
Espero que algún día lea esto alguien implicado del Ayuntamiento, la Comunidad o un Concejal de distrito de la puta comunidad de Madrid. Todos son responsables de que intentar salir a la calle con una cámara en la capital de España sea casi un delito. Te cobrarán todo tipo de tasas, pólizas y cargos pero, eso sí, no te ayudarán en nada. Les molestamos. Somos incómodos. Pero a todos ¿eh? A los de un color y a los de otro. ¡Que diferencia con los compañeros de otras partes de España! Es lo que tiene ser de Madrid: no se es de ninguna parte. No tenemos identidad. No tenemos patria. No tenemos lengua propia (como juro que oí decir una vez a un político). Mejor. Me gusta no tener nada de todo eso. Cuentos para los que le gusta recrearse en su propio ombligo. Creo que uno es del lugar donde se cumplen sus sueños.
Así que lo mejor es emigrar. No me importa. Vengo de familia emigrante así que lo llevo en la sangre.
Adoro trabajar fuera de Madrid. Es una bendición y una putada. Uno no desconecta en todo el día. Pasa 24 horas al día con sus compañeros de trabajo. Se generan odios y amistades que son para toda la vida, esto es, para un par de meses. En el fondo es como un campamento de verano. Pero aún así me encanta. Y es que, como me enseñó mi amigo Carlos Suárez: “Como fuera de casa no se está en ninguna parte…”