09 octubre, 2008

CUANDO DOS AMIGAS SE VAN...

"Todos esos momentos se perderán el tiempo como lágrimas en la lluvia...
Es hora de morir."

H.Fancher y D.W.Peoples en BLADE RUNNER (1982)



Mañana del rodaje del episodio ocho.

Salgo a la calle a las siete de la mañana. Aún es de noche. Hay una extraña neblina que convierte en sospechosos a las caras que se cruzan conmigo camino del metro. Se ha levantado un día gris. Como plomizo. Hace un frío de invierno. De ese que empieza a calar en los huesos y se queda aún cuando uno se pone a cubierto. Ese que va de dentro a fuera. Bajo del metro ligero, ya está amaneciendo, y voy hacia el plató a través de un parquecillo en el que una hierba pobre y unos árboles perdidos que se empeñan en sobrevivir en medio de tanta nave industrial y recordarnos que eso no es la ciudad… Lo mejor es que no hay ruido. Apenas se oye nada. Es el silencio antes de la batalla. En mi mp3 escucho la banda sonora de Gladiador. Hans Zimmer. Es perfecta para una mañana como hoy. No se si será el paisaje o el ambiente pero me hacen revivir la primera secuencia de está mítica película del maestro Scout, esa que se desarrollaba en los bosques de la Selva Negra, allá en la Germania a punto de ser conquistada por Marco Aurelio, justo antes de comenzar la batalla final que consolidará la Pax Romana. Quizá sea la fotografía, el ambiente, o la música pero de esta mañana es muy parecida a aquella…

Comenzamos nuestra guerra personal a las nueve y diez. Aún no hay noticias de las audiencias. Entra el público y toma posiciones. Rodamos a muy buen ritmo. Le hemos cogido el tranquillo. Ya vamos "sobre raíles". A este paso, podremos terminar a las tres y marcharnos a comer a casa: una vieja aspiración desde que comenzamos con Viva Luisa. Era cuestión de cogerle el truco. Me había comprometido a lograrlo con los productores ejecutivos y sólo he tardado seis episodios en cumplir mi palabra.

A las diez recibo la buena mala: un cinco con ocho de share. A las once hay reunión de los grandes jefes en Telemadrid. Eso no es bueno. Hay prisa por comentar el resultado y mi experiencia me dice que las prisas sólo son buenas para los delincuentes y los malos toreros. Sigo haciendo mi trabajo sin dejar traslucir mi preocupación por la situación...

A las dos y media aparece Víctor por el control de dirección. Como los césares antaño, pone el pulgar hacia abajo mientras esboza una sonrisa. Yo le contesto con otra sonrisa. La procesión va por dentro de los dos. Pero esa es la consigna que hay que trasmitir: terminar bien hasta el final. Nadie debe enterarse de nada. Cuando cortamos para comer sólo quedan dos secuencias para por la tarde. En poco más de una hora, las habremos terminado.

No sé que he comido. Algo ha borrado de mi disco duro esos momentos...

A la vuelta, una secuencia con Luisa, Xavi y Edu. Se ha producido uno de esos momentos mágicos. Coña entre ellos antes de rodar y toma tras toma todas son malas... malas por guión, porque no se ciñen a él, pero buenísimas porque hemos llorado de risa haciéndolas. Han entrado en bucle y cada vez era más surrealista el resultado. Uno de esos instantes que uno entiende por qué eligió esta maldita profesión. De cómo podemos divertirnos en mitad de una guerra... He mirado a mi alrededor y sólo veía caras sonrientes, carcajadas a cámara lenta... Y yo sabiendo que cuando dijera ¡corten! todo habría acabado. Junto con Luisa era el único en saberlo. Pero ella es actriz. Y de las buenas... No se le notaba un ápice.

Nunca he dictado una sentencia de muerte más dolorosa. Una vez que diera la toma por buena, nunca más volveríamos a ver a Alberto y sus reacciones, a Carlos y sus histerias, y Luisa junto con sus agobios pasarían a mejor vida. Sabía que nunca iba a volver a MFM. Que había sido despedida. Que esa oficina junto con Alvarito y Mónica se había quedado congelada en algún lugar del tiempo, junto con la casa de Pablo y Carmen y la tienda de Charo... Ellos eran los últimos... ¿Cómo se puede decir ¡Buena! tras la toma sabiendo que esa situación es de todo menos buena...?

Adios Luisa Sagaseta. Te echaré de menos.

Tras terminar, y enviar el público a casa, todo el equipo ha sido reunido en el centro del plató. Nadie podía creerse que este capítulo, el de hoy, ha sido el último. Hay que recoger. Debemos marcharnos para no volver nunca más. Hemos perdido la última batalla. Esta ya no es nuestra guerra... porque simplemente ya no hay guerra.

P.D. Para mí es doblemente doloroso el día de hoy. Hace sólo una semana murió una querida amiga, Lilith. No pude despedirme de ella porque no supe que estaba enferma. Hace mucho tiempo, en uno de esos malos momentos que todos pasamos, y convencido yo de que nunca volvería rodar, ella me prometió que me regalaría una gorra para que la llevara puesta cuando dirigiera otra vez, para que así me acordara de ella. No me la pudo dar nunca... Hoy, el primer día de grabación desde que me enteré de su muerte, me prometí hacerme una foto con una de mis gorras en memoria suya. Para que vea allá donde esté que tenía razón: por muy mal que estemos, siempre se sale del pozo...

Hoy, que la vida nos ha empujado a otro pozo, quiero que sepa que es cierto, tenía razón. He aprendido que siempre se sale aunque, ambas, Lilith y Luisa habéis dejado un hueco que nadie podrá llenar...

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lo siento mucho. A mi me gustaba la serie :(

6:08 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Siempre hay otros mundos donde cantar"
Paul Gallico
Hasta la próxima.
Clásico Wilson.

9:28 a. m.  
Blogger José Antonio de Cachavera said...

A pensar en la siguiente

Un abrazo

10:29 a. m.  
Blogger Sintagma in Blue said...

Ante lo irreparable todo lo demás, las crestas de la vida son relativas más que nunca.

9:06 a. m.  

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