03 octubre, 2008

AJUSTÁNDONOS A LA CARTA

"La televisión es como un reloj, como un calendario, es nuestra escuela, nuestra iglesia, nuestro hogar, nuestra amiga y ... nuestra amante."

J. Hwang, C. Lim y C. Park en OLD BOY (2003)



Grabación del capítulo siete.

Después de una semana dura que comenzó el lunes con el rodaje del episodio seis, y tres días de ensayos, el viernes se presentaba difícil y complicado. El cansancio se acumula. Sin embargo era un día clave: llegamos a la mitad de nuestro camino, el subidón que supuso el comienzo de la serie ya ha pasado y las fuerzas no están como al principio. La mentalización era muy importante. Comenzamos la semana con una derrota (nos pasamos treinta minutos del horario previsto) y no podíamos volver a fallar. En este "partido de vuelta" había que remontar. Podíamos hacerlo: aquí siempre jugamos en casa...

Pese a todas las dificultades técnicas, el equipo ha funcionado, por vez primera, como un reloj bien engrasado. Lo hemos hecho rápido y, lo que es más importante, lo hemos hecho bonito. Todo ha salido prácticamente perfecto. Victoria por goleada y la grada que, disfrutando, nos ha hecho literalmente la ola. Como consecuencia, hemos acabado dos horas antes del horario previsto. Sonrisas en todas partes: desde en el "terreno de juego" hasta en los despachos...

De vuelta al barrio, como era temprano y las tiendas aún estaban abiertas, me he ido de compras. Y he picado en mis tres vicios. Ropa, comics y un reloj. Una camisa, un Frank Miller... y el reloj Viva Luisa. Ya conté en un post hace ya muchas semanas que mi colección de relojes de pulsera está compuesto no de máquinas del tiempo sino de vivencias... Cada uno de ellos tiene una historia: o bien me lo ha regalado un amigo, y lleva aparejado un sentimiento, o me lo he comprado yo coincidiendo con algún momento importante de mi vida.

Todavía no me había hecho con el que se uniría a esta "guerra" personal que tanto está representando para mí. Ninguno de los que había visto, merecían la pena. Hoy, cuando lo he visto en un escaparate, he sabido que estábamos hechos el uno para el otro y que tenía la forma, el color y el carácter perfecto para representar esta aventura: un televisor con una carta de ajuste.
Mi hija no ha entendido qué leches es eso. Y es que, como los dinosaurios, estas extrañas formas de barras y colores se extinguieron hace años.

Ellas vienen a recordarnos que la televisión no formaba parte de nuestras vidas las veinticuatro horas de día...

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta ese reloj?? dónde lo has comprado?? es genial
Buena suerte con la seria...va hacia rriba como no podia ser de otra manera

6:50 p. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

En el mercado de Fuencarral, Esther.

Saludos.

10:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me encanta leer tu blog. No dejes de escribir es este nuevo proyecto que tienes entre manos. Quien sabe.... la vida a veces nos regala sospresas... ya sabes el refrán "no hay mal que por bien no venga"...

10:07 a. m.  

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