12 diciembre, 2006

UNA DE FORD

“Nadie es un fracaso si tiene amigos”

F.Goodrich, A.Hackett y Frank Capra en “¡QUE BELLO ES VIVIR!” (1946)



Supe de él cuando tenía quince años. Ya entonces era una auténtica fuerza de la Naturaleza. Todos conocían al jugador estrella del equipo de balonmano del instituto que no hacía más que ganar títulos en las ligas interbarrios. Le hubiera odiado si el colegio hubiera sido mixto porque habría sido el típico tío que se las llevaba de calle por su físico y su sonrisa... Gracias a un amigo común nos conocimos. En la distancia corta era aún más odiable porque era un tipo adorable. Es lo que más jode cuando ves a un tipo alto y guapo. Que luego encima sea simpático y buena persona. Hubiera sido el perfecto prota de Grease, lleva un Danny Zucco dentro de él, pero en un centro concertado, a principios de los ochenta, sólo de tíos, la competencia era sustituida por el colegueo y no había lugar a esas envidias… Así que nuestra relación está sacada de las películas de John Ford. Compañerismo y camaradería a la antigua usanza…

Desde entonces hemos vivido muchas locuras juntos. Digo locuras porque nos hemos embarcado en bajeles que no llevaron a ninguna parte. O sí. Nos trajeron a donde ahora estamos… y eso ya es mucho. Recuerdo una noche, fatídica noche, en la que el Barsa de Cruyff había ganado la copa de Europa. Habíamos estado trabajando toda la noche rodando un spot en la mismísima Rambla de Cataluña. Dos madridistas como nosotros soportando la celebración culé toda la madrugada. Al alba, con todo el equipo recogido, nos fuimos a deambular por el barrio viejo de la ciudad, y por sus calles desiertas nos amaneció. Entramos en una cafetería y desayunamos rodeados por tipos que vestían la camiseta blaugrana. Y allí estábamos nosotros. En territorio comanche. Rodeados de “indios”, como en Centauros del desierto… Algo así, que duda cabe, une mucho.

Me saca dos cabezas de altura, así que para alguien como yo, más cerca del suelo que del cielo, da mucha seguridad tenerle siempre al lado. Un caballero de Rohan, sacado de su adorado Señor de los Anillos (una Tierra Media de la que salió y a la que volverá un día de estos), y pese a que el médico le acojona últimamente con nadedades como las transaminasas y los colesteroles, todavía soy capaz de imaginármelo vestido con cota de malla espada en mano. Como tuvimos la suerte o la desgracia de elegir la misma “cosa” para darnos de comer, le he llevado conmigo allí donde fuera. Es un perfecto lugarteniente. Porque me da estabilidad, porque es capaz de salirse “fuera” y poner los pies en la tierra. Porque no se corta en decir lo que piensa aunque las circunstancias sean adversas. Porque no tiene miedo al “que dirán”. Porque es un guerrero nato que nunca rehúsa el combate pero que suele resolver las pendencias a base de bromas y una cervecita. Eso sí, si hay que cortar alguna cabeza, está encantado de hacer brillar el acero. Porque tiene algo que apenas se lleva en nuestros días: sentido común y valentía. Dos conceptos que, si aislados con muy cotizables, son apenas inexistentes encontrar juntos.

Además es mi amigo ¡que carajo! Y cuando las cosas se tuercen siempre es bueno tener al lado alguien a quien poder volver la cabeza y entenderse con una mirada.

Este verano fue él quien me llamó para compartir aventura. Una aventura difícil y desconocida para mí. Complicada aunque él la plantease como una excursión por Lothlorien para descabezar unos cuantos orcos. Algo sencillo y divertido. Me engañaba… Ha sido duro. El bosque catódico ha cambiado mucho desde que yo no lo visitaba. Hay más bilis y menos honor. Más odio y menos sabor. Más orcos y cada vez menos anillos. Rodeado de troles rosas y arpías de largas uñas he aprendido de él que se puede bailar con el diablo a la luz de la luna con una sonrisa en los labios junto a la máquina de cafelitos…

Y lo que me ha causado más satisfacción. Mi lugarteniente es ahora un gran general, aunque él todavía no se lo crea. Sabe mandar sin tener aún los galones y tiene el poder de saber de lo que habla. Es solo cuestión de tiempo…

Aquí le conocéis como Churno, para otros es Gabichuein, en Tuno Negro era el Tuno Guaperas que se cepillaba a una chica sobre un altar, y vosotros os preguntaréis… ¿Ya nos está vendiendo éste una de sus habituales odas amiguetiles? No. Yo “como alcalde vuestro que soy os debía una explicación, y esa explicación que os debía os la voy a pagar” que diría el alcalde de Villar del río. Digo del Campo. Es decir. Que Churno ganó la porra de los nominados por la Academia de Cine español para ir a los Oscars… y como prometí al ganador que publicaría el post que me enviara, es de ley que pague mi deuda. Aunque sea un amigo...

Porque es mi amigo. Uno de esos hermanos que se eligen.

P.D. Salud hermano, nos vemos próximamente frente a un chuletón de buey y una botella de vino tinto… y que sea lo que Dios y las transaminasas quieran (que probablemente será lo peor)


CARPE DIEM por Churno


Aprecias la luz del día cuando la noche ha caído
A una mujer cuando la has perdido
A una espada cuando la has blandido
Y a la cerveza cuando la has bebido.

Adagio Vikingo


"La vituperada educación, la escasa formación, la politizada información, la telebasura, la falta de expectativas, la falta de valores, la manipuladora publicidad, la globalización son algunos de los recurrentes argumentos a los que nos agarramos para justificar o explicar la existencia gris en la que nos vemos inmersos la mayoría. Jan definía perfectamente este estado, con toda su mala (y brillante) baba, al dirigirse a Superlópez cuando no ejercía de héroe, como “medianía”; me parecía fantástico.

Pero la culpa de esta medianía general la tiene un gran villano que nos devora despiadadamente, sin darnos ni cuenta. Al igual que los monstruos que aterrorizaban en los cuentos infantiles a nuestros inocentes y su fuerza radicaba en la no creencia de los adultos en ellos, nuestra voraz bestia que nos engulle diariamente pasa desapercibida y sus estragos son mayores. Se trata de la rutina. ¡Cuántos goces nos hemos perdido de las cosas que realmente merecen la pena porque han formado parte de nuestra cotidianidad! Y como rezaba el adagio vikingo, sólo las apreciamos cuando han pasado y entonces las echamos de menos; esto en el mejor de los casos.

¿Cómo se puede escapar a la rutina del hábito? ¿Cómo apreciar algo cuando forma parte de nuestra vida cotidiana? Muy fácil: carpe diem. El viejo eslogan de la fenomenal “El club de los poetas muertos”, aparece como el arma secreta del superhéroe para derrotar al villano. El Carpe Diem no tiene que aplicarse exclusivamente a los tiempos de la mocedad. Debemos seguir disfrutando el momento y aprovecharlo, sacando el jugo a la vida y por lo tanto, a nuestra rutina.

Hace semanas que el autor de este blog abandonó la aventura del corazoneo y durante ese tiempo le eché de menos. Recordé aquellos días ora laboriosos, ora ociosos, pero siempre animados y descubrí que disfruté de su compañía plenamente. Así, mi viejo gladiador, no tuve que esperar a que la noche cayera para apreciar la luz del día. Por todo ese tiempo, gracias, Pedro."


A ti.

Nos vemos en la próxima batalla.


P.D. Espero que este post nos haya quedado más de John Ford que de Almodóvar... (Dicho sin ánimo de ser homófobo, sólo cinematográficamente)

14 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Jooodeeer, Pedro! Me has dejado sin palabras, con un nudo en la garganta, el corazón henchido de orgullo y por supuesto, con lágrimas en los ojos.

churno

10:50 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No me extraña, Churno...es una suerte tener un amigo como Pedro...y para él es una suerte tenerte a tí...

Beso

5:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si os besáis y eso... ¿me dejáis mirar?

(Besos comanches)

6:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bonito, si señor, pero que muy bonito....

Así que, para compensar, me toca a mí hacer el papel de rebajador de miel en esta melaza cuasi vomitiva que ha escrito el mítico Pedrulis.

Comenzaré por decir que Churno era el guaperas del barrio, pero que eso no creáis que le llevaba a ser un ligón o un destrozacorazones. No señor.

Muy al contrario, era un pajarito, un alma cándida, un enamorado fiel, entregado y generoso, al que le rompieron el corazón en mil pedazos, después de pasar por el infierno del desprecio.

Una princesa, de mirada azul y sonrisa angelical, le pisó el corazón con su tacón de aguja mientras, indiferente, se apartaba el flequillo de la melena rubia con las que ataba, como con hilos invisibles, las extremidades de Churno.

Entonces sus cuadernos se llenaron de poemas a su amada, a su princesa, a su dama, su amor imposible. No hay nada que deseemos más que lo que perdimos, aunque como dice Sabina el sabio, "A veces se gana, cuando se pierde... a una mujer". Algunos amores imposibles lo son, sencillamente, porque tenemos suerte y la vida o Dios o lo que sea nos aparta de ellos. Y yo creo que eso fué lo que pasó.

Así que, mi querido Pedro, eso de que hubiera sido un Danny Zucco de Vallecas, es mucho decir de él. Hubiera tenido que aprender a ser un poco más hijo de puta con las tías, y eso no lo supo hasta que tuvo que defenderse de ellas. Y entonces comenzó una espiral de conquistas/abandonos de mujeres que, llorosas, le preguntaban entre sábanas revueltas, con el rimel corrido, porque tenía que irse a esas horas de la mañana y que si mañana llamaría.

Vivió anclado en los veinte años hasta que de golpe se le pasó el concepto romántico de la amistad y se dedicó a sí mismo. Entonces pasó de tardes de poesía y paseos en el simca 1200 a mus y juego de rol, a cubata y barra de bar. Se encontró con una realidad dura, cortante, casi brutal. Eres o no eres. Pagas la hipoteca o no la pagas.


Ahora, por lo que se, disfruta de la paz del hogar y del amor merecido, que es lo que les gusta a los guerreros cuando alcanzan la sabiduría que dan las cicatrices. Supongo que por eso el César pagaba con tierras, casa y esclavos a sus mejores centuriones : la paz es la tranquilidad que nace del orden, como decía San Agustín.


Lo que no te voy a discutir es su capacidad para ingerir chuletones y buen vino: tengo constancia sobrada de ello. Una vez me le encontré en Alcampo, haciendo la compra. El carro estaba abarrotado de los ingredientes de una fiesta: cerveza, vino, whisky, ron... Tarros llenos de cortezas de cerdo, patatas fritas, jamón, chorizos... Le pregunté "¿Qué pasa, tienes timba hoy en casa?". Me miró soprendido y me dijo "No. Es la compra semanal, ¿por?" Miré mi carro, lleno de ensaladas y productos light, miré al suyo y me dije "Si sobrevive le van a tener que poner en papel de cocina, para absorberle la grasa". Carpe Diem, sin duda. Entonces gastaba una talla de cuello como la de José Meneses. Creo que ahora la parienta le vigila la alimentación y le da bífidus y omega 3. Eso es amor.

Con respecto a su calidad como amigo, hay muchas cosas que decir. Alguien dijo de él que "yo se que siempre estarás ahí" en una canción. Eso es mucho decir y mucho esperar, pero lo cierto es que siempre ha demostrado su fidelidad; ha tenido varias parejas de baile -creo que con la que mejor "sincronizaba" era con Luisja, eran como los viejos del teatro de los Muppets- que han venido por temporadas, por circunstancias y por encuentros y desencuentros. Algunos le han hecho volar y otros le envilecieron hasta que cortó el cordón umbilical. Supongo que como todo el mundo. Pero es entregado en la amistad, generoso, socarrón y con un punto chulesco-machista que suele encabronar a las féminas que le tienen por amigo. Ya he dicho que como amante, solía ser el que escribía la nota en la nevera.

A mi, realmente lo que me jode de él es que no le he ganado en mi vida al mus y eso que, en mi caso, estamos hablando de uno de los mejores jugadores de la galaxia.



PD: Churno, tío, ¿tienes localizado mi taco de billar? No se si sabes, pero me lo regaló Alberto y, es por eso, un tesoro para mí. Si tú lo estás usando, bien está entonces. Si no, ya estás localizándolo.

PD 2: Por cierto, que al billar también juega mejor que yo, el acabrón de él.

4:31 p. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Vaaaaaya, no pensaba yo que le había echado tanta azúcar al guiso.

Como ya expliqué, pretendía contar esa amistad "a la manera de John Ford". Es decir ese compañerismo entre tíos que sueltan la lágrima pero que jamás se abrazan. Así que, Sintagma, tendrás que esperar para ver ese beso. Eso es de Almodóvar.

En cuanto al retrato de Ender, me niego a apoyarlo. Y voy a explicarlo: como cuenta William Goldman en su libro "Nuevas Aventuras de un guionista en Holliwood", él apoya que el mejor diálogo que se ha escrito nunca es de Casablanca. En él, alguien le pregunta a Rick que vino a hacer a Casablanca.

-Vine a tomar las aguas.
-Pero si estamos en el desierto...
-Me informaron mal.

Genial. ¿Sabes por qué? Porque tiene misterio. No hay nada mejor que un héroe con un pasado misterioso y oculto. Imaginad que el diálogo hubiera sido así.

-¿Que viniste a hacer a Casablanca, Rick?
-Bueno, vine huyendo de un desengaño sentimental. En Paris me enamoré de la mujer más maravillosa del mundo. Pero cuando estraron los alemanes y nosotros íbamos a huir, me dejó plantado en la estación mientras diluviaba. Solo me queda una nota de ella con las letras todo borrosas. Así que Sam, el pianista negro, me cogió cuando todavía estaba en shock y me trajo hasta aquí. Como sigo enamorado de ella, no me fijo en ninguna mujer. Por eso estoy en Casablanca.

En ese momento, el tipo que le ha preguntado ya se ha levantado a por una copa o se ha pegado un tiro, y el cine en pleno piensa que Rick no sólo es un coñazo sino un LLORICA. Los héroes que nos cuentan su pasado pierden misterio y si encima todas sus desdichas se reducen a un desengaño amoroso, ni te cuento. Todos hemos tenido ese tipo de desengaños y aquí seguimos...

Pero, coño Ender, de Caballero de Rohan me lo has convertido en el protagonista del libro "Cómo tener la casa como un cerdo". Jajajaja. Aunque debo de reconocer que la secuencia del tío haciendo la "compra semanal" es de lo mejor...

En cualquier caso y siguiendo con John Ford, como decían en El hombre que mató a Liberty Balance: "Cuando la leyenda se convierte en realidad... hay que contar la leyenda."

Un saludo.

6:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

1) Me alegro por vuestra amistad y que os dure. A veces, es de obligado cumplimiento dejar constancia de los hechos que uno considera interesantes, haciendo participe a los demas.
2) Para Ender (y espero que no te moleste mi comentario):
Todas las mujeres son princesas cuando estamos enamorados de ellas, hasta que nos dejan y las denominamos de un modo que no es necesario decir aqui.
En el caso contrario, todos los hombres somos el hombre de su vida, hasta que las dejamos y nos denominan de otro modo que tampoco es necesario decir aqui.
En resumen: Todos somos maravillosos hasta que dejamos de serlo.

10:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Il mío caro Pedrulis:

Tú puedes apoyarlo o no. Pero reconóceme que, tras escuchar los comentarios irónicos y duros de Ricks que han pasado a la historia:

- ¿Me llamarás mañana?
- Nunca hago planes a tan largo plazo, nena

ó

- Tú me desprecias, ¿verdad Rick?
- Si pensase alguna vez an tí, probablemente te despreciaría.

Si, después, no hubiéramos visto a Rick enamorado, profundamente, completamente, y, después, abandonado, sufriendo, Rick no hubiera sido un héroe, porque la profundidad y la generosidad de sus actos posteriores sólo se entiende porque ha amado y lo ha hecho absolutamente.

Si no, hubiera sido un gilipollas más o menos ingenioso, borrachín, putero, vestido de esmóquin blanco con un calor de cojones y fumando de medio lado.

Por eso, si quieres, te fijas en Churno como quien ha amado, ha sufrido, he hecho sufrir y ha vuelto a amar, esta vez mucho más madura y serenamente, como quien sabe lo que vale la pena.

O bien, te lo imaginas con espada, cota y mallas ceñidas, muy sudoroso y machote.

Y eso, perdóname Pedro, pero eso sí que viene siendo un poquito de Almodóvar...

11:49 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Primero de todo, enhorabuena por esa amistad que conservais y sabeis apreciar, Pedro, Ender, Churno. Si algo nos enseña la vida, es que es el valor más importante que podemos llevar en la espalda en el caminar diario.

A mí me ha costado atraparlo aunque ahora disfruto de ello con todo el sabor de uno de los mayores placeres de la vida.

Una pequeña cosa: estoy de acuerdo con Pedro en la diferencia entre Rick y cualquiera de los demás mortales. Que conste, que se te agradece la explicación.

En cuanto al post de Churno, le diré, que debía abrirnos un blog y poder disfrutar de sus palabras. Sinceramente, me ha encantado.

Un abrazo a todos. Aprovecho para desearos que paseis estos días de fiesta, en buena compañía y, sobretodo, con mucho amor.

11:53 a. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Querido Ender (y tal como se está poniendo la cosa no se si decir Ender a secas). Prefiero imaginarme a Churno con cota de mallas a contar como se metía a mi lado, un plato de callos en la cafeteria de Antena diciéndome: "¿esto engorda?". Y tras mi mirada sollolzante, decir: "Bueno, no pasa nada, hoy me tomo dos pastillas adelgazantes..." Convendrás conmigo que es más humano pero menos mítico.

Y como decía el Sr. Lobo de "Pulp Fiction": "Vamos a dejar de chuparnos las pollas y ponernos a trabajar". ;-)

Saludos.

12:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Independientemente de las variopintas versiones que distintos juglares cuentan sobre mis "hazañas y empresas en el terreno del amor" (lo que cuenta Ender es un ejemplo más), a las que dedico de nuevo, una sonrisa, sí que quiero matizar algún detalle aquí expuesto y que ha hecho tambalear cierto prestigio que he adquirido en algunos sectores: el carro de la compra.

El encuentro fue cierto. La conversación también. Pero el contenido de mi carro necesita precisión. Las definiciones de los productos no hacen justicia a su contenido.

Llevaba cerveza, vino, whisky cortezas de cerdo, jamón y patatas fritas... además de otras cosas que ahora relataré, sí, lo llevaba... pero hay cerveza y cerveza, no es lo mismo un vino que otro aunque ambos sean vino... y mis productos además de despertar cierta preocupación colesteriana en Ender, vi brillar cierto atisbo de envidia. La cerveza era de dos clases diferentes para momentos diferentes por eso había de trigo y negra; el vino era de somontano y lo llevé de dos clases, ambos excepcionales que aprovecho para recomendar aquí: un blanco Enate Chardonnay (El mejor chardonnay del mundo y he probado varios) y un Viñas del Vero "Gran Vos".

Llamar simplemente whisky al Single Malt que llevaba es como un insulto a toda la tradicción y sabor escocesa que encerraba ese Balvenie de 12 años "Doublewood".

No llevaba ron ni chorizo, la memoria le ha jugado una mala pasada a mi querido Ender, algo muy natural que nos pasa a todos (¿Tendrá algo que ver con las distintas historias sobre mi historial sentimental? ¡Quién sabe, señor Frodo!¡Quién sabe!)pero sí Jamón Ibérico excepcional al corte (añoro aquél hombre que lo cortaba tan sabiamente y por ello dejé de ir a aquél hipermercado)¡Era una auténtica delicia! Como también lo era el Bonito, no atún, sino Bonito del Norte y algunas que otras zarandajas que llevaba y con las que me alimentaba tan exquisitamente... bueno, no sólo yo me alimenta de esas deliciosas viandas, también algún que otro amigo.

Había poca verdura, cierto, pero ya sabéis que hay colesteroles y colesteroles.

P.D.: Ender, el taco siempre estuvo en el reino de Saturno que por cierto, hasta dentro d eun mes no vuelve de su periplo africano.

P.D.D.: Princesa, muchísimas gracias. La verdad es que creí que mi post había quedado olvidado por las excelsas palabras (me sigue emocionando) de presentación de Pedro. Me alegro que te haya gustado... lo del blog, tendrá que esperar, no tengo la tenacidad y perseverancia suficiente para mantenerlo.

churno.

1:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Churno, ¡ufff....!

¡Qué susto!!!!

Menos mal que ha usted precisado.

Que no es lo mismo, que no...

2:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A Pedro: un plato de callos era muy necesario para la batalla contra los orcos que nos esperaba a pesar de los kilos de más que iba a proporcionar, jejeje

churno

3:09 p. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Pardiez, después de la descripción gourmética hecha por Churno empiezo a pensar que es Annibal Lecter camuflado...

¿Hace un hígado de entrevistador con habas y un buen Chianti?

:-)

8:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hace, Pedro... un manjar muy suculento, jejejeje

churno

2:42 p. m.  

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