09 febrero, 2006

MALDITA NOSTALGIA

De un tiempo a esta parte, cuando enciendo la televisión sea la hora que sea, me encuentro con una serie que conozco. Y no porque se adicto a la programación actual, no, sino porque los programadores están reciclando cualquier cosa que tuvo éxito en el pasado. La nostalgia se ha convertido en el souvenir de la conciencia. Como aquellos recuerdos que compramos hace siglos un verano que para nosotros se convirtió en maravilloso, y que trascurridas varias décadas se ha vuelto una antigüedad de valor incalculable... Pero es mentira. La gran mayoría ya no tiene gracia, están pasadas y se deshacen por las costuras, la acción trepidante se ha convertido en sopor mañanero, y hasta el lenguaje que utilizan se acerca más a Don Quijote al de la cola de la parada del autobús... Nos venden la nostalgia con papel celofán o quizá es que el presente no tenga el atractivo del ayer. Quizá es que pese a que la televisión es de plasma, el contenido va en blanco y negro...


La nostalgia es cualquier cosa que teñida de pasado adquiere una pátina de bondad, de beatitud, de excelsitud que nunca tuvo en tiempo presente. Y como en tantas otras cosas, el exceso de verdad se convierte en mentira. Nostalgia es el engaño dulce que nos protege del pasado. Y es que necesitamos creer que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin embargo los programadores actuales están empeñados en rompernos el sueño, en mostrarnos la tramoya de nuestro recuerdo... Malditos sean.

Nuestra infancia y juventud estuvieron acompañadas por una serie de series de la televisión única, cuando no había posibilidad de elegir la basura para comer, que siempre eran buenas y que, con el paso del tiempo, se han convertido en míticas. Y, bien lo sabían los griegos clásicos, eso es el mito: darle a la realidad la cantidad suficiente de mentira de manera que se convierta en un recuerdo agradable... Probablemente el Aquiles de Troya era bajito, renegrido, mal encarado y a buen seguro que le olían los pies... pero después de unos cuantos siglos, el cine le ha convertido en un rubio Brad Pitt al que hasta los pedos le huelen a Channel. Y es que necesitamos los mitos para vivir, aún a sabiendas de que son mentira. Como decía el personaje de Nixon en la película de Oliver Stone frente a un cuadro de JFK: “Cuando te ven a ti, ven lo que querrían ser... Cuando me ven a mi, ven lo que son...” Por eso los humanos necesitamos mitos, no realidades. La realidad siempre es demasiado dura. Por eso inventamos los recuerdos...

De esta forma, Hollywood se ha convertido en la Grecia moderna y es la generadora de mitos actuales. Los dioses son fabricados en Los Angeles y exportados al resto del mundo... Pero no nos apesadumbremos. Rambo no es más que un Hércules Moderno puesto al día... Pero hasta el Olimpo pasa por sus momentos de crisis y en una época en la que los mitos escasean, los creadores han vuelto la vista atrás. La televisión, esa hermana pequeña del cine acudió hace tiempo al rescate, así Hollywood , que tan buena administración ha hecho siempre del pasado, decidió exprimir una naranja que apenas tuvo jugo en su día y que el poco que poseía sabía más a química artificial que a vitamina C. De esta forma pusieron en marcha la maquinaria para convertir aquellas series de los 60 y 70 en películas de los 2000. El invento comenzó bien con Misión Imposible y El fugitivo. Los dioses mayores como Ford o Cruise al mando de las operaciones... Pero cuando la máquina se pone a triturar carne picada, todas las hamburguesas saben igual porque ninguna sabe a nada: el Santo, Starsky y Hutch, Shaft, los Vengadores, Perdidos en el Espacio... caras jóvenes que sustituyen a caras ya de asilo (perdón, residencias para la tercera edad) y argumentos estúpidos son sustituidos por no argumentos, lo cual no deja de ser un paso atrás. Y es que, si volvemos a ver cualquiera de aquellas series nos daremos cuenta de que eran aburridas, apenas tenían acción y estaban rodadas de forma horrible pero, ay amigo, eran nuestra infancia, y en la infancia todo sabe a aventura.

Pero nadie contaba con la corrección política de nuestros días... el pasado siempre está falto de unos retoques porque el pasado siempre molesta a alguien. De esta forma, han tenido que pasar por el cirujano plástico de la moral contemporánea y así Los Hombres de Harrelson lucen ahora en sus filas a una mujer (impensable en aquel entonces) por lo que su mítico título de entonces hubiera tenido que ser cambiado hoy y pasar a denominarse algo así como “Las personas de Harrelson” políticamente correcto y no ese tan machista que tenía y que hacía que las chicas no pudieran jugar a esta serie. Pero bueno, para eso ellas tenían los Ángeles de Charlie...

En España este fenómeno aún no ha llegado... Gracias al cielo...

Miedo me da el poder imaginar si quiera remakes cinematográficos de Verano Azul, Médico de familia o Manos a la obra.

Pero no hay peligro. No se harán porque ellas no son nuestro pasado.

Somos parte del Imperio...

Somos parte del mundo clásico moderno...

Hasta nuestra nostalgia, gracias a Dios o al Diablo, es americana.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Cómo que no venga esa moda? ¡Porfa Peedro!: ¿Qué te parece unas "Crónicas de un pueblo" en largometraje, donde liamos al maestro con el cura y al plasta ese que siempre estaba hablando del Fuero de los Españoles lo ponemos a pelearse con la Constitución Europea?
Saludos
Anónimo Venenciano

9:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Por favor, que no venga... suficiente tengo yo cuando veo una peli de mi adolescencia que me parecía pura aventura y no resiste el paso del tiempo ¡nada! ¡Qué decepción! De repente el mundo de Fantasía pierde una zona frente a la Nada porque se hizo añicos un pedacito de un bonito recuerdo...

Y la corrección política me da mucho miedo... los policías de E.T. cambian sus pipas por linternas.
Churno

3:31 p. m.  

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