17 mayo, 2007

CONTRIBUYENTES... NO CIUDADANOS

"No confío en la protección de la sociedad, y no tengo intención de poner mi destino en manos de unos cuantos tipos cuyo único mérito reside en habérselas ingeniado para conseguir los votos de la gente."

F.F.Coppola y M.Puzzo en EL PADRINO II (1974)



Soy enemigo furibundo de los funcionarios. Lo siento. Es visceral. Ya sé que hay muy buena gente en la Administración. Tengo incluso amigos que lo son... pero les tengo aversión en su conjunto, por lo que representan, como los perros a los gatos, como los elefantes a los ratones como Jinks a Pixi y Dixie, "ezos malditoh roedore..." Creo que un tipo que sabe (y se congratula por ello) que tiene el puesto y el sueldo ganado de por vida es alguien realmente especial. Y perdóneseme el pecadillo, pero es que alguien como yo que no sabe de qué va a vivir mañana, literalmente, y que sus ingresos se muevan entre cero y los varios ceros, no puede tener mucho que ver en lo vital con aquellos que tienen planificadas las vacaciones meses antes y que sabe lo que ganará al euro en el año 2.015.

Y habitualmente, el tener el puesto de trabajo tan seguro, hace que cuando uno se encuentra con un funcionario prepotente, su altivez supere en varios grados a la que puede tener cualquier empleado de la empresa privada... ¿Por qué? Léase el párrafo anterior: él continuará en su puesto pase lo que pase.

Hoy, tengo un argumento más para mostrar mi aversión por ellos y mi desconfianza en la Democracia.

Ha
ce mucho tiempo que pienso que para el Estado el ciudadano no existe. Sólo existe el contribuyente. A los poderes sólo les importamos en cuanto que somos "paganinis" y no sujetos de derecho. El contribuyente tiene que pagar y el ciudadano ha de recibir. Y eso no les gusta a los poderes. El principio del Poder es "pague usted primero" y "tenga derechos después".

Paso a explicar la diferencia: esta semana he tenido que personarme en Hacienda porque debía pagar una multa (de varios cientos de euros) porque me he retrasado en la presentación de un impreso de la empresa de la que soy dueño. Ojo. No es que haya dejado de pagar un impuesto. Sólo he dejado de presentar un impreso en el que decía que mi empresa no ha obtenido ingresos ni facturado en el último año. Pero la ley es la ley. Usted ha de cargar con la burocracia, rellenar papeles llenos de ceros, para justificar el sueldo del sufrido funcionario. Me he cabreado pero allí me personé ayer. Y a pagar... la ley es la ley. Me he pasado en el plazo y no hay más que hablar. Fallo mío. Lo dicho, uno es contribuyente y bien que se lo recuerdan varias veces al año.

Pero lo de ser ciudadano, con derechos... se les olvida rápido.

Y el primero de los derechos, lo del derecho al voto, he descubierto esta tarde que depende de cómo y de quién... Y me explico.

Son las ocho y siete minutos de la tarde del día 17 de mayo de 2007. Esta mañana me he enterado por los medios de comunicación que hoy terminaba el plazo para poder solicitar el voto por correo. Ya les vale, manda huevos, que me inundan con todo tipo de propaganda electoral pero en ningún sitio me advierten que para poder votar por correo hay que "solicitarlo antes". Sí, lo confieso: me he enterado hoy que era el último día para poder hacerlo.

Como el domingo electoral estaré fuera de Madrid, hoy al terminar mi trabajo, me he pasado por la oficina de Correos más próxima a mi casa (sita en la calle Beneficencia esquina con Mejía Lequerica) para poder ejercer mi derecho al voto. Me he encontrado con una buena cola de personas que iban a lo mismo que yo. Cual ha sido mi sorpresa cuando una chica al solicitar el impreso correspondiente, el caballerete fascistoide al otro lado del mostrador le espeta de muy mala manera que se han acabado... la chica y los presentes no dábamos crédito claro. El, con peores maneras aún, se ha envalentonado a todos los allí presentes y nos ha dicho que no se podía ir el último día a última hora...

Me he quedado sin palabras. Con palabras educadas, se entiende. No le he llamado gilipollas y fascista por pura educación: No sabía yo que había que correr a votar el día de las elecciones para ejercer el derecho al voto el primero por si se acaban las papeletas, los impresos, o las ganas de trabajar del que se encuentra en la mesa electoral. Pensaba yo (qué confundido estoy) que era igual el primero que el último voto introducido en una urna y que daba igual acudir el primer minuto que el último, siempre que estemos dentro del plazo y el horario... pero parece ser que no. Y si no hay impresos, en cualquier caso, no es culpa del ciudadano. Nos ha dado lo mismo protestar. No hay y no hay... y si a usted le jode pues ya sabe, se aguanta. Como Correos es un organismo oficial, por supuesto, no hay hojas de reclamación con las que poder quejarse. Hojas obligatorias, por otra parte, en cualquier comercio u organismo privado.

Supongo que es obligación (o debería serlo) de cualquier estafeta de Correos tener el suficiente número de impresos como para que (si el barrio entero le da por votar por correo) ningún ciudadano se quede sin ejercer el derecho al voto. Espero que el día de las votaciones haya en los Colegios electorales papeletas suficientes de cualquier partido porque si no, cualquier imbécil, con el sueldo asegurado de por vida podrá decir que hay que levantarse tempranito para votar y traérse la papeleta de casita..

Ayer en Hacienda todo eran obligaciones pero esta tarde han desaparecido los derechos...

Aunque, ya sé, no soy ciudadano. Soy contribuyente.

Así que, lo siento, cada día creo menos en la Democracia.

S
oy paganini cuando me paso veinticuatro horas en la presentación de un papel oficial pero no soy ciudadano aún cuando llegue dos horas antes de terminar un plazo.

Les interesa mi dinero. No mi voto.

Y mañana el inepto del mostrador y su jefe seguirán en su puesto. Tan tranquilos. Tan contentos. Tan orgullosos de ser funcionarios de por vida... gane quien gane las elecciones.

8 Comments:

Blogger enrique said...

Conozco esa oficina de correos de la calle Beneficiencia esquina con Mejía Lequerica. Yo también he padecido colas tamaño XL y la poca profesionalidad de los que atienden. Recuerdo que la última vez compartí cola (es un decir) con Bimba Bosé.
Está enfrente del mercado de Barceló y muy cerca de la casa de los lagartos en Mejía Lequerica. Casi enfrente del palacio de Villagonzalo, tan de moda estos últimos días.
De hecho, en mis frecuentes idas a ese barrio (el tuyo) suelo aparcar en la calle de la Beneficiencia. Voy mucho a ese barrio porque me encanta (aunque sobren muchos indígenas espirituosos) y porque mis mejores amigos viven en la calle de la Palma, el otro día tomada por energúmenos litrona en mano.
Hay muchos maleducados/as atendiendo al público.
Demasiados.
Sin embargo, en la oficina de correos de mi barrio de periferia hay excelentes funcionarios, colaboradores y amables.
De todo hay, en efecto, y comprendo tu indignación.
Comprendo tu hastío y que tengas poca fe en la burocracia y hasta en la democracia o el estado de derecho. Nos pasa a muchos.
Mis dos hermanos son funcionarios, uno de ellos de altísimo nivel, y me consta que son cumplidores de su deber.
El aprobar una oposición (admirable en si) no puede significar que todo el monte sea orégano y que los pobres contribuyentes seamos apaleados por unos y otros.
Abrazos

11:18 a. m.  
Blogger Pedro Luis Barbero said...

Como tú bien dices hay funcionarios y funcionarios... Me refería a esos de "ventanilla". Los que están cara al público. Esos de los que habla Larra. Los del "vuelva usted mañana". Los que se amparan en la estabilidad de su trabajo para tratar de cualquier manera al ciudadano que, como se dice en muchas ocasiones de coña, paga sus impuestos y gracias al cual, él cobra. Y, como tú bien dices, hay muchos. Demasiados.

Me hastía el que lo único que pueda hacer uno es pagar y cabrearse porque pocas alternativas nos van dejando...

Un saludo.

3:28 p. m.  
Blogger Corpi said...

Los funcionarios, hoy por hoy, son una clase social, igual que los futbolistas de primera división o los obispos. Tienen una serie de privilegios que el resto de "contribuyentes" no tenemos. Acertado planteamiento.

5:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mi señor Barbero, a mi me ha pasado de todo (menos quedarme embarazado) en Correos y Hacienda.
pero si le sirve de consuelo, ¡SÍ! que se puede hacer una reclamación. Y le aseguro que si está bien redactada y fundamentada, se acojonan.
En mi haber dos broncas monumentales que eché en Hacienda de Guzmán el Bueno. No sólo me dieron la razón en ambas, sino que se resolvieron a mi favor. Incluso retiraron de ventanilla a los inútiles (un hombre en una ocasión y una mujer en otra) y fui atendido por el mismísimo jefe de la sección -eficientísimos-.
En otra ocasión, en 1992, cuando me negaban un certificado por un absurdo galimatías del que sólo ellos eran culpables y yo actor, tuve que obtenerlo mediante la falsificación, que me fue facilitada... ¡en Correos! Y el funcionario de correos estuvo encantado de falsificar el impreso con tal de jorobar a su compañero de Hacienda de Guzmán el Bueno... ¿Sigo?
Siento que mi escrito sea tan telegráfico y tan poco folletinesco en esta ocasión.
Saludos
Dalmacio

2:23 p. m.  
Blogger Princesa said...

Bueno, ¡ya somos dos!


Pero no se si os gustará estar de acuerdo con alguien "extremo de izquierdas" en lo de no creer en la democracia.

Parafraseando a una amiga mía:
"El pueblo, de donde viene la palabra democracia,eran tres o cuatro que se representaban asì mismos, esos eran los ciudadanos,los demàs solo habitaban un suelo.Asì que luego se le diò otra dimensiòn a la palabra,pero sigue siendo casi como aquello tan antiguo y tan poco representativo "

Un abrazo a todos.

3:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me ha dicho un "pajarraco" que el motivo de que vuestra merced nos tenga a pan y agua sin otros textos que echarnos a la boca, es porque en estos días ha concluído felizmente la escritura de un nuevo guión.
Si fuera así, feliz ocasión para preguntarse ¿a dónde hay que ir para pedir que se haga esa película que acaba de escribir?
Su amigo
Retrechero

9:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡"A la boca"! ¡Qué torpe! Perdón.
¡A los ojos, como dijo Goethe! (Y también, un poco, Schiller).
Impaciente Retrechero

9:09 a. m.  
Blogger enrique said...

Sr. Pedro Luis Barbero, se le echa de menos, oiga.

4:23 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home