PONIENDO CARAS
"Ser actor es algo muy fácil... o imposible"
Adolfo Marsillach
Adolfo Marsillach
¡Han llegado los actores!
Estas mesas que veis vacías son las que hemos preparado para hacer la primera lectura del primer guión. Además era la primera vez que nos veíamos todos las caras todos juntos. A mi derecha, Luisa Martín. A mi izquierda Esperanza Roy. Sí sí. La Roy. Ella a mis órdenes literalmente. Y sí, lo confieso, ha sido uno de esos momentos en los que uno comprende por qué un día se metió en esta profesión y por la que uno siente tantos desvelos. Al final resulta que merece la pena aunque sólo sea por vivir momentos como éste.
Después de una breve introducción sobre lo que hacemos allí y de lo que se espera de ellos (en plan marcial, y con algún chiste fallido por mi parte aunque era bueno: juro que soy buen guionista pero pésimo actor) le he cedido el turno a Luisa Martín. Luisa ya os la iré contando con tranquilidad. Para empezar os diré que es entusiasmo en estado puro. Si no te lo trasmite es que, simplemente, estás muerto. Suya es la idea original y suya es la energía de la que chupamos todos. Así que sabía que sólo había que "soltarla". Que le diera una descarga "luisista" a todo el equipo. Y ha funcionado. Tras su charla habría estado dispuesto a invadir Polonia si me lo hubiera pedido... Apuesto que el resto también.
Cuando hemos terminado la lectura, risas y comentarios elogiosos hacia el guión, los diálogos, las tramas, la producción... O se lo creen de verdad o es que son unos magníficos actores con lo que en cualquier caso gano de todas las maneras.
Y después todos a comer al restaurante más cercano. Mi idea era que la gente bebiera, comiera, volviera a beber y después, bebiera un poco más. Se trataba de fomentar la hermandad, soltar las lenguas y alegrar lo más posible la lectura del segundo guión que nos esperaba después. Pero no... Me ha salido un equipo abstemio. Salvo alguna cervecita, contada, nada de licores, nada de champán y nada de destilados. Todos muy profesionales.
Sin embargo, pese a la falta del alcohol en nuestros organismos, la tarde ha sido tan divertida como la mañana.
Qué buen rollo...
Supongo que es como el día en que los soldados llegan a la zona del coflicto armado (como se denominan ahora las guerras): toman posesión de sus uniformes nuevos, de sus armas relucientes, de sus ordenados barracones y todo es felicidad y compañerismo. Es importante. Pero aún más es mantenerlo cuando empiecen a caer las bombas... Porque caerán. Para eso estamos aquí. Para que nos caigan. Es lo que nos divierte. Nos va la marcha. Qué le vamos a hacer...
2 Comments:
Procura que no se te note ese pensamiento de "qué coño hago yo aquí dirigiendo a esta gente estupenda a la que admiro".
Ls admiras como actores, cosa que tú no eres, y ellos necesitan un director, cosa que tú si eres.
Acabarán admirándote como director. Y como persona.
Tú papel no es, como sabes, el de hacer amigos; es el de hacer una serie de éxito. Serán amigos tuyos si gracias a tu dirección consigues que la serie sobreviva en el tiempo y por tanto ellos tengan de comer (es un decir) con seguridad.
Te mirarán en los momentos de crisis, pero también en los demás; son instrumentos musicales que necesitan afinación y dirección.
Será ahí donde conseguirás sentir que las cosas las estás haciendo bien y, por lo tanto, su admiración.
La nuestra ya la tienes.
Abrazos
Y yo que esperaba ver en la foto una mesa de pino maciza con sillones giratorios! Supongo que esas quedan en los despachos de los productores ejecutivos.
Dura vida la del cómico
Fdo: El abogado del diablo
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