SATURADOS DE COLOR
"Es curioso que los colores del mundo real sólo parecen verdaderos
cuando los 'videamos' en una pantalla..."
Stanley Kubrick y Anthony Burgess en LA NARANJA MECÁNICA (1971)
cuando los 'videamos' en una pantalla..."
Stanley Kubrick y Anthony Burgess en LA NARANJA MECÁNICA (1971)
Comienza la construcción de los decorados.
Elegir los colores con los que pintar los distintos sets que forman parte de la casa y el lugar de trabajo de Luisa ha sido toda una aventura. Yo quería colores muy saturados porque odio esas series "lavadas" en las que el fondo no dice nada. Además, después vendrá el iluminador y lo inundará todo de luz, lo que hará bajar el tono aún más... Habitualmente se tiende a que los fondos no resalten porque se supone, según los cánones, que eso despista al espectador. Pero me encanta llevar la contraria y no me gustan los cánones. Además esto es una comedia... Así que mucho color: berenjena semana santa (antes morado), azul eléctrico, verde pistacho verde (esto es, no maduro) y rojo Ferrari. Las denominaciones son mías y me sirven para entenderme con Angel Martín, el director de arte. No sé de Pantones pero definen perfectamente lo que quiero.
Debo ser muy pejiguera porque he estado todo el día encima de los pintores cuando hacían su trabajo y ningún tono terminaba de convencerme. Según su versión, era porque el plató aún no tiene luz y eso hacía que los colores que yo veía no fueran los "reales". Pero no me lo tragaba. Hemos tenido que salir a la luz del día con un cubo de pintura para dar mi aprobación sobre, por ejemplo, el rojo que quería para la redacción de la revista en la que trabajará Luisa. No me parecía lo suficiente vivo. A la luz del sol de agosto quedó claro que no era el de los coches de Maranello.
Creo que alucinaron un poco. Según parece los directores no suelen pararse mucho en esas cosas y han debido de pensar que soy gay, o psicópata o gilipollas. O las tres cosas a la vez. Pero no dí mi brazo a torcer y he seguido siendo un pesado de primera hasta que hemos dado con los colores que me convencían. Quizá no sea lo habitual pero creo que esa es la labor del director. Controlarlo todo. Hasta el último detalle. Y los fondos son importantes. Si no, que se lo digan a Walt Disney.
Al final del día, ha llegado Angel con un imán para la nevera que le han dado los pintores para mí: es un casco de Formula Uno. Rojo. De Ferrari, claro.
4 Comments:
Sólo se controla totalmente lo que nos apasiona. Si no, la indiferencia nos haría indolentes a los que, por naturaleza, nos dispersamos entre los distintos reclamos de la vida.
Así que, ale, ale, a controlar hasta el papel higiénico de los baños, no sea que un tisú inadecuado provoque una falta de concentración en la protagonista que no la haga dar todo lo que tiene dentro.
Y a seguir contando.
Abrazos
Gracias por compartir con nosotros esta experiencia. Eres todo un lujazo en la blogsfera.
¡Dí que sí! ¡Y alicatado hasta el techo!
Abrazos
Cl. Wilson
Jajajajaja, gracias a todos.
Son casi las once de la noche y acabo de llegar. Me habéis hecho reir y eso sí que es un lujo.
Abrazos.
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